Sunday, November 20, 2011

Reforma de la vivienda en Cuba enfrenta obstáculos

Publicado el sábado, 11.19.11
Se legaliza la venta tras 50 años de prohibición

Reforma de la vivienda en Cuba enfrenta obstáculos
Juan O. Tamayo
jtamayo@elnuevoherald.com

Olga Ramírez, una viuda habanera, desea vender su casa de tres
dormitorios ahora que su hijo y su hija se han marchado y –por primera
vez en medio siglo– el gobierno ha legalizado la venta de casas.

Sin embargo, ella está preocupada sobre el cuarto que se le agregó
ilegalmente hace ocho años, y adónde se puede mudar en un país con una
escasez de vivienda tan aguda que las parejas jóvenes a veces aplazan el
tener hijos.

"Sí, puedo vender, ¿pero entonces adónde me voy? ¿A alguna barbacoa?
Nunca", afirmó Ramírez. "¿Y si me agarran por el cuarto? Usted sabe que
el único cemento que tenemos es el que ha sido robado del gobierno, ¿no?".

Claramente, la legalización de las ventas de bienes raíces es una de las
reformas más importantes que ha adoptado Raúl Castro en su intento de
hacer crecer la economía cubana a través de reducciones en el gasto del
Estado y permitir más empresa privada.

En efecto desde el 10 de noviembre, la reforma revivió un mercado legal
de viviendas eliminado por Fidel Castro a comienzos de la década de
1960, convirtió las casas en efectivo potencial y, al menos
técnicamente, reconoció el derecho individual a la propiedad privada.

Sin embargo, hay mucho que no está claro sobre los detalles de los
cambios en un sistema que anteriormente sólo permitía permutas de
viviendas de un mismo valor aproximado y se vio afectado por la
corrupción, construcciones ilegales y muchos otros problemas.

Los cubanos generalmente le han dado su bienvenida a la reforma de la
vivienda, al decir que ya era hora de que el gobierno dirigido por el
Partido Comunista reconociera su derecho a disponer de su propiedad como
quisieran y, por supuesto, beneficiarse de ello.

La mayoría de los cubanos posee sus propias casas después de pagarle al
gobierno pequeñas cantidades mensuales durante años, algunas de ellas
desde que el gobierno nacionalizó todas las propiedades rentadas y
vacacionales en los primeros días de la revolución de Castro.

El sitio de internet Cubísima ofrecía en venta la semana pasada unas 500
propiedades sólo en la zona de La Habana, con precios que van desde
$14,000 a $280,000. Esto incluye varios penthouses y ocho propiedades
con piscinas.

Otras 30 estaban en oferta en cada una de varias provincias, incluyendo
una de cinco dormitorios en la playa en la oriental provincia de
Santiago de Cuba, con un precio de $200,000.

Bajo las nuevas leyes, los compradores deben ser residentes cubanos o
residentes extranjeros, restricciones sin duda diseñadas para impedir a
los exiliados de dominar el nuevo mercado. Sin embargo los cubanos que
emigran –hasta ahora el gobierno se quedaba con sus casas– pueden ahora
venderlas o dárselas a sus familiares antes de irse.

Cada comprador y vendedor deben pagarle al gobierno un 4 por ciento del
precio declarado de la venta o el valor de la propiedad --cual de los
dos sea mayor--, evaluado por un arquitecto del gobierno.

En línea con la promesa de Raúl Castro de que sus reformas no permitirán
la acumulación de riquezas, las nuevas leyes y regulaciones también
permitirán a los cubanos poseer sólo una residencia principal y una casa
vacacional.

La reforma puede ayudar a resolver la crítica escasez de vivienda en la
isla, estimada por el gobierno en 600,000 unidades en un país de 11.2
millones de habitantes. Más de la mitad de las unidades existentes están
reportadas como en condición "mala" o peor, y las casas antiguas
regularmente se derrumban.

Tres y cuatro generaciones viven a menudo juntas, las parejas
divorciadas se ven obligadas a continuar en las mismas habitaciones y
pequeños desvanes --llamados "barbacoas"-- se agregan a muchas habitaciones.

Al mismo tiempo, algunos retirados, divorciados, viudas y viudos se
mantienen contra viento y marea en casas grandes pero vacías en su mayor
parte, de vez en cuando rentando ilegalmente dormitorios a turistas
extranjeros.

La nueva reforma "es buena porque la gente puede reacomodarse, vender si
quieren buscar algo más pequeño o comprar si necesitan algo más grande",
afirmó una mujer de La Habana que vende un penthouse por $140,000.

Sin embargo, muchos cubanos se preguntan cómo funcionará exactamente la
reforma, dada la amplia corrupción de años pasados para evadir las
restricciones gubernamentales en las permutas de viviendas.

"Sólo están legalizando lo que sucedía ilegalmente durante décadas",
afirmó Camilo Loret de Mola, quien fue abogado retirado en La Habana y
ahora vive en Atlanta, y admite haber manejado muchos pagos bajo la mesa
en permutas.

En un país en que el salario promedio mensual es oficialmente de $17, y
donde los bancos no hasta ahora ofrecen hipotecas, se espera que muchos
de los compradores reciban ayuda de sus parientes y amigos en el exterior.

Sólo un puñado de cubanos puede pagar incluso $10,000 por una propiedad:
quizás los cantantes y otros artistas que ganan dinero en el exterior y
quizás quienes participan en el enorme mercado negro de la isla.

Sin embargo, las nuevas regulaciones requieren que los pagos de bienes
raíces se hagan a través del Banco Central, y que el comprador
certifique que el dinero viene de fuentes legítimas.

Los cubanos también cuestionan si los títulos de propiedad, que
contienen la descripción detallada de lotes y viviendas, se han
mantenido al día como se supone en las oficinas del Instituto Nacional
de la Vivienda.

Muchas viviendas han sido subdividas con los años en apartamentos y
hasta cuartos individuales usados por varias familias, con límites y
derechos de propiedad poco claros.

Los edificios de apartamentos construidos bajo la revolución de Castro
dieron títulos de propiedad a los dueños, pero carecen de acuerdos
legales para el mantenimiento de elementos comunes tales como los
elevadores, las bombas de agua o el césped.

"Aquí no hay asociación de propietarios, no hay nada", dijo el disidente
Ángel Moya, quien vive en un apartamento propiedad de su suegra en
Alamar, una urbanización de la década de 1980 en la Habana del Este.

Pero, si ella quisiera vender el apartamento, tendría que contar con la
aprobación de él porque según las leyes cubanas, alguien que haya vivido
en un lugar cinco años o más no puede ser sacado a la fuerza.

La nueva ley tampoco menciona las nuevas construcciones, o las muchas
áreas en que una permuta de casas requiere chequeo de seguridad debido a
actividades militares u otras.

Hay "zonas congeladas", "zonas restringidas", "zonas especiales" y hasta
"vías expeditas", entre ellas las calles de La Habana que los carros
blindados de Fidel Castro usan entre la ciudad y su casa en un suburbio
en el oeste.

Loret de Mola destacó que las nuevas leyes y regulaciones tampoco hacen
mención a un perdón para los muchos tratos ilegales de viviendas hechos
durante las décadas pasadas con la ayuda de sobornos a los funcionarios
gubernamentales.

En un sector del famoso centro turístico playero de Varadero tantas
casas fueron compradas en los años 1990 por los exiliados del sur de la
Florida, a través de parientes en la isla, que se le llama jocosamente
"Hialeah Heights".

Españoles, rusos y otros europeos también han comprado lugares
vacacionales en Cuba a lo largo de los años, "todo en el mercado negro",
agregó Loret De Mola.

Algunos cubanos dudan de la voluntad política detrás de la reforma,
recordando que Fidel Castro rápidamente paró un programa para construir
condominios para extranjeros en los años 90 cuando comenzaron a aparecer
edificios elegantes en su ruta entre su hogar y la oficina.

Pero incluso algunos cubanos que se han mostrado muy escépticos ante
otras de las reformas de Raúl Castro, como el sociólogo Haroldo Dilla,
afirman que las reformas de la vivienda parecen prometedoras.

"Vale la pena aplaudir, porque … es un paso positivo y sustancial",
escribió Dilla, quien enseña en universidades en Puerto Rico y la
República Dominicana, en una reciente columna publicada en el sitio de
internet Cubaencuentro.

El título de la columna juega con el letrero "Esta es tu casa, Fidel"
que muchos cubanos pusieron en sus hogares poco después que Castro tomó
el poder en 1959. El título: "Esta es mi casa, Fidel".

http://www.elnuevoherald.com/2011/11/16/v-fullstory/1068556/reforma-de-la-vivienda-en-cuba.html

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