Saturday, May 14, 2011

LAS RUINAS DEL SINDICATO TELEFÓNICO, EL CLUB DE LA PLAYA GUANABO

CUBA: LAS RUINAS DEL SINDICATO TELEFÓNICO, EL CLUB DE LA PLAYA GUANABO
12-05-2011.
Jaime Leygonier
Hablemos Press

(www.miscelaneasdecuba.net).- La Habana. En los años 40, Cuba poseía un
pujante movimiento sindical que logró de patronos y gobiernos contratos
muy favorables y leyes de protección para el obrero. Pero cuando Fidel
Castro "conquistó el poder para el pueblo trabajador" centralizó y
destruyó el sindicalismo.

Los años 90 marcaron la destrucción total de la legislación que aún
protegía a los trabajadores: Para alentar las inversiones de
capitalistas extranjeros en un "paraíso" de trabajadores sin derechos
cuya mano de obra les alquila el Estado, quien cobra por ellos buenos
dólares y les paga con migajas de papel pintado.

Uno de los sindicatos más poderosos fue el de la Compañía Cubana de
Teléfonos, perteneciente al monopolio I. T. T. Co. (Internacional
Telefonic and Telegraf Company) en tiempos de la República y bajo la
dictadura de Batista (1952-1958) quien comenzó a centralizar y dominar
el sindicalismo y a quien sustituyó Castro para completar absolutamente
la destrucción sindical.

En los años 40 obtuvo ventajosos contratos de trabajo para los
telefónicos, con altos salarios, la abolición de la prohibición de
casarse las operadoras; e, inteligentemente, la directiva de la Compañía
no fue remisa a crear para sus empleados las mejores condiciones de trabajo.

En los años 50 los telefónicos eran obreros satisfechos con gran
sentimiento de pertenencia a su grupo, y "el hogar" de esa "familia
telefónica" era el Club de la playa de Guanabo -en el pueblo de veraneo
a pocos 32 kilómetros al este de La Habana.

El club era una construcción de dos plantas en forma de letra "C" sobre
la playa de arena natural, a unos 100 metros del mar, estructura recia
con más ventanales y persianas que paredes, restaurant, taquillas o
vestidores para hombres, para mujeres, bar, enfermería, parque infantil,
gimnasio y cuartos pequeños con literas para cuatro personas donde
alquilaba toda una familia por $3 pesos cubanos la noche, y era rentable.

En verano, los sábados y domingos el sindicato proporcionaba un servicio
de ómnibus desde su sede en la calle Águila, aunque muchos trabajadores
poseían automóviles.

En el club se conocieron en 1949 mis padres: Jaime Emilio Leygonier,
operario A de la planta de Águila, del sistema "paso a paso", y Dulce
María Fernández, operadora, luego supervisora; se casaron en 1951, y
allí, en el mar, antes de tener uso de razón aprendí a nadar colgado de
sus brazos y yendo de una al otro.

Mis padres, con buenos salarios, jamás viajaron al acostumbrado fin de
semana en Miami, ni por la Isla, porque Guanabo y su Club Telefónico a
par de horas del hogar eran su paraíso en todas las vacaciones, al
extremo de que mi padre cuando falleció el 2 de noviembre del 2010 me
dejó como su última voluntad que cremara su cuerpo y esparciera allí sus
cenizas.

Al tomar Fidel Castro el poder "provisionalmente" en 1959, fomentó en
nombre del llamado a "la unidad" la división del pueblo -y, por
supuesto, del movimiento sindical- atizando envidias y odios "de clase"
y aupando al poder a arribistas comunistas. (Que habían aportado desde
los años 40 combativos líderes sindicales pero bajo la zarpa de Castro
perdieron todo mérito cuando recibieron cargos).

La directiva telefónica no era comunista, su sindicato fue acusado de
"sectario" y los telefónicos de "privilegiados", "aristocracia obrera"
de espaldas a la unidad del movimiento sindical.

Cuando Castro lanzó a principios de los 60 su consigna demagógica de
"entregar las playas al pueblo y acabar con los privilegios de la
burguesía" confiscando los clubes privados concentrados casi todos en
las playas artificiales de Marianao en La Habana, el secretario del
sindicato telefónico, trató de adelantarse y de librar a su sindicato de
acusaciones.

Y convenció a los telefónicos para que, antes de que se lo confiscaran,
"donaran voluntariamente" al Gobierno su club de Guanabo.

Algunos sindicatos conservaron sus clubes y Castro no se los confiscó,
otros, como "bancarios" y "contadores", los perdieron y hoy son hoteles
para extranjeros.

Por otra parte el estado jamás supo dar un buen uso social al edificio
del Club telefónico que abandonó al deterioro hasta convertirlo desde
hace décadas en una ruina.

Queda en pie (y tal vez reparable) la firme estructura -casi a prueba de
mar y de Castros-, las persianas, vidrieras, puertas, marcos, baldosas y
ladrillos fueron robados poco a poco, muchos espacios de vidrieras y
ventanas los tapiaron con bloques y se los roban ahora.

Aclaro que en todo país hay calles comerciales, barrios y edificios
sociales que se arruinan, pero por surgimiento de nuevas edificaciones y
urbanizaciones hacia las que se desplaza el publico y ese no es el caso
de Cuba arruinada por abolir leyes económicas indispensables para
conservar la civilización en el nivel que tenía al triunfo de Castro.

Es general el grave deterioro de todos los edificios de clubes sociales
confiscados en los 60 y los pocos balnearios nuevos fueron hechos en los
90 como burbujas de cristal para un turismo extranjero apartado del
pueblo sin derecho a tales instalaciones por peculiar apartheid cubano.

Una explotación irracional de la arena para emplearla en construcciones,
en Guanabo la demolición por orden de Fidel Castro de la línea de casas
más cercana a la costa contaminando con sus escombros la arena y en
todas el abandono de su cuidado, deterioró también las playas naturales,
que han perdido de 30 a 50 metros con avance del mar (de ello culpan
ahora al cambio climático global).

Estas notas, las fotos de antaño y las actuales que a fines de noviembre
del 2010 disparé desde el mismo ángulo que las viejas -el día que eché
al mar las cenizas de mi padre- sirvan de homenaje a aquellos
trabajadores, hoy ancianos o fallecidos, que supieron asociarse para
construir, sufrieron el despojo de lo que construyeron y vieron al
Estado -que muchos apoyaban- destruir estúpidamente su Club, su país.

Y destruir sagazmente el pujante sindicato telefónico y el movimiento
obrero cubano.

Estas ruinas son prueba y símbolo de la esencia destructora de
civilización de este Régimen.

Nota: Esta información con otras fotos fue publicada con más amplitud
por el Centro de Información Hablemos Press a fines de noviembre del
2010 en "La destrucción de las playas naturales de La Habana".

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=32267

Thursday, May 12, 2011

LAS RUINAS DEL SINDICATO TELEFÓNICO, EL CLUB DE LA PLAYA GUANABO

CUBA: LAS RUINAS DEL SINDICATO TELEFÓNICO, EL CLUB DE LA PLAYA GUANABO
12-05-2011.
Jaime Leygonier
Hablemos Press

(www.miscelaneasdecuba.net).- La Habana. En los años 40, Cuba poseía un
pujante movimiento sindical que logró de patronos y gobiernos contratos
muy favorables y leyes de protección para el obrero. Pero cuando Fidel
Castro "conquistó el poder para el pueblo trabajador" centralizó y
destruyó el sindicalismo.

Los años 90 marcaron la destrucción total de la legislación que aún
protegía a los trabajadores: Para alentar las inversiones de
capitalistas extranjeros en un "paraíso" de trabajadores sin derechos
cuya mano de obra les alquila el Estado, quien cobra por ellos buenos
dólares y les paga con migajas de papel pintado.

Uno de los sindicatos más poderosos fue el de la Compañía Cubana de
Teléfonos, perteneciente al monopolio I. T. T. Co. (Internacional
Telefonic and Telegraf Company) en tiempos de la República y bajo la
dictadura de Batista (1952-1958) quien comenzó a centralizar y dominar
el sindicalismo y a quien sustituyó Castro para completar absolutamente
la destrucción sindical.

En los años 40 obtuvo ventajosos contratos de trabajo para los
telefónicos, con altos salarios, la abolición de la prohibición de
casarse las operadoras; e, inteligentemente, la directiva de la Compañía
no fue remisa a crear para sus empleados las mejores condiciones de trabajo.

En los años 50 los telefónicos eran obreros satisfechos con gran
sentimiento de pertenencia a su grupo, y "el hogar" de esa "familia
telefónica" era el Club de la playa de Guanabo -en el pueblo de veraneo
a pocos 32 kilómetros al este de La Habana.

El club era una construcción de dos plantas en forma de letra "C" sobre
la playa de arena natural, a unos 100 metros del mar, estructura recia
con más ventanales y persianas que paredes, restaurant, taquillas o
vestidores para hombres, para mujeres, bar, enfermería, parque infantil,
gimnasio y cuartos pequeños con literas para cuatro personas donde
alquilaba toda una familia por $3 pesos cubanos la noche, y era rentable.

En verano, los sábados y domingos el sindicato proporcionaba un servicio
de ómnibus desde su sede en la calle Águila, aunque muchos trabajadores
poseían automóviles.

En el club se conocieron en 1949 mis padres: Jaime Emilio Leygonier,
operario A de la planta de Águila, del sistema "paso a paso", y Dulce
María Fernández, operadora, luego supervisora; se casaron en 1951, y
allí, en el mar, antes de tener uso de razón aprendí a nadar colgado de
sus brazos y yendo de una al otro.

Mis padres, con buenos salarios, jamás viajaron al acostumbrado fin de
semana en Miami, ni por la Isla, porque Guanabo y su Club Telefónico a
par de horas del hogar eran su paraíso en todas las vacaciones, al
extremo de que mi padre cuando falleció el 2 de noviembre del 2010 me
dejó como su última voluntad que cremara su cuerpo y esparciera allí sus
cenizas.

Al tomar Fidel Castro el poder "provisionalmente" en 1959, fomentó en
nombre del llamado a "la unidad" la división del pueblo -y, por
supuesto, del movimiento sindical- atizando envidias y odios "de clase"
y aupando al poder a arribistas comunistas. (Que habían aportado desde
los años 40 combativos líderes sindicales pero bajo la zarpa de Castro
perdieron todo mérito cuando recibieron cargos).

La directiva telefónica no era comunista, su sindicato fue acusado de
"sectario" y los telefónicos de "privilegiados", "aristocracia obrera"
de espaldas a la unidad del movimiento sindical.

Cuando Castro lanzó a principios de los 60 su consigna demagógica de
"entregar las playas al pueblo y acabar con los privilegios de la
burguesía" confiscando los clubes privados concentrados casi todos en
las playas artificiales de Marianao en La Habana, el secretario del
sindicato telefónico, trató de adelantarse y de librar a su sindicato de
acusaciones.

Y convenció a los telefónicos para que, antes de que se lo confiscaran,
"donaran voluntariamente" al Gobierno su club de Guanabo.

Algunos sindicatos conservaron sus clubes y Castro no se los confiscó,
otros, como "bancarios" y "contadores", los perdieron y hoy son hoteles
para extranjeros.

Por otra parte el estado jamás supo dar un buen uso social al edificio
del Club telefónico que abandonó al deterioro hasta convertirlo desde
hace décadas en una ruina.

Queda en pie (y tal vez reparable) la firme estructura -casi a prueba de
mar y de Castros-, las persianas, vidrieras, puertas, marcos, baldosas y
ladrillos fueron robados poco a poco, muchos espacios de vidrieras y
ventanas los tapiaron con bloques y se los roban ahora.

Aclaro que en todo país hay calles comerciales, barrios y edificios
sociales que se arruinan, pero por surgimiento de nuevas edificaciones y
urbanizaciones hacia las que se desplaza el publico y ese no es el caso
de Cuba arruinada por abolir leyes económicas indispensables para
conservar la civilización en el nivel que tenía al triunfo de Castro.

Es general el grave deterioro de todos los edificios de clubes sociales
confiscados en los 60 y los pocos balnearios nuevos fueron hechos en los
90 como burbujas de cristal para un turismo extranjero apartado del
pueblo sin derecho a tales instalaciones por peculiar apartheid cubano.

Una explotación irracional de la arena para emplearla en construcciones,
en Guanabo la demolición por orden de Fidel Castro de la línea de casas
más cercana a la costa contaminando con sus escombros la arena y en
todas el abandono de su cuidado, deterioró también las playas naturales,
que han perdido de 30 a 50 metros con avance del mar (de ello culpan
ahora al cambio climático global).

Estas notas, las fotos de antaño y las actuales que a fines de noviembre
del 2010 disparé desde el mismo ángulo que las viejas -el día que eché
al mar las cenizas de mi padre- sirvan de homenaje a aquellos
trabajadores, hoy ancianos o fallecidos, que supieron asociarse para
construir, sufrieron el despojo de lo que construyeron y vieron al
Estado -que muchos apoyaban- destruir estúpidamente su Club, su país.

Y destruir sagazmente el pujante sindicato telefónico y el movimiento
obrero cubano.

Estas ruinas son prueba y símbolo de la esencia destructora de
civilización de este Régimen.

Nota: Esta información con otras fotos fue publicada con más amplitud
por el Centro de Información Hablemos Press a fines de noviembre del
2010 en "La destrucción de las playas naturales de La Habana".

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=32267

Wednesday, May 11, 2011

El régimen rompe su acuerdo con España y la Iglesia y confisca la casa de un deportado

Represión

El régimen rompe su acuerdo con España y la Iglesia y confisca la casa
de un deportado
DDC
Madrid 11-05-2011 - 8:42 pm.

También impide el regreso a la Isla de dos ancianos que acompañaron a ex
presos políticos en su viaje a España.

Pasaporte de Catalina Cano Vergara. (DDC)

El régimen ha roto su acuerdo con el gobierno español y la Iglesia
Católica al confiscar la casa del ex preso Juan Francisco Marimón,
además de impedir el regreso a la Isla de dos ancianos.

Marimón vivía en la calle Maceo, número 17, reparto El Jardín, San Luis,
Pinar del Rio. Fue excarcelado en octubre de 2010, como parte de la
negociación entre La Habana, Madrid y la Iglesia Católica.

Sus familiares en San Luis han debido abandonar la vivienda por decisión
del Gobierno, que ya la ha "asignado" a otras personas, denunció el
Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH).

El organismo, con sede en Madrid, también señaló que el régimen impide
el regreso a la Isla de dos ancianos que acompañaron a ex presos en su
viaje a España.

Se trata de Catalina Cano Vergara, de 83 años de edad, y Leonel Grave de
Peralta Díaz, de 63, quienes hicieron gestiones ante la Embajada de Cuba
en España para retornar a su país.

El Gobierno les ha negado a ambos el permiso de entrada, denunció el OCDH.

DIARIO DE CUBA tuvo acceso a una copia del pasaporte de Catalina Cano
Vergara, en el que las autoridades consulares estamparon el sello de
"Anulado" sobre el permiso de entrada y salida.

"El Observatorio Cubano de Derechos Humanos manifiesta su preocupación
por la reiterada violación del gobierno cubano al compromiso contraído
con los familiares de los ex prisioneros políticos cubanos acogidos en
España, en lo concerniente a su derecho a regresar a su patria", señaló
un comunicado.

Unas nueve personas acogidas por el gobierno español han mostrado su
deseo de regresar a la Isla. Todas son familiares de ex presos.

En julio de 2010, el entonces canciller español, Miguel Ángel Moratinos,
dijo que el acuerdo con La Habana estipulaba que los familiares de los
presos podrían regresar a Cuba libremente y no perderían sus viviendas o
propiedades, mientras que los ex reclusos deberían obtener una
autorización para volver.

El OCDH recordó que "la posibilidad de retorno y el respeto a sus
propiedades, más que un compromiso entre las partes, son derechos
reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos".

http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/4682-el-regimen-rompe-su-acuerdo-con-espana-y-la-iglesia-y-confisca-la-casa-de-un-d

Tuesday, May 10, 2011

EN PÉSIMA SITUACIÓN LA VIVIENDA DEL OPOSITOR PACIFICO BORIS AGUSTÍN OSORIO RAMOS

EN PÉSIMA SITUACIÓN LA VIVIENDA DEL OPOSITOR PACIFICO BORIS AGUSTÍN
OSORIO RAMOS
10-05-2011.
José Antonio Sánchez Santoyo
Periodista independiente

(www.miscelaneasdecuba.net).- En estos días la naturaleza atenta en
contra de los habitantes, en el continente asiáticos, es el caso de
Japón donde a estas alturas después del 11 de marzo donde han perdido la
vida cientos y miles de personas, a causa no.1 de un terremoto, no.2 de
un tsunami, en la que no obstante el mundo de la nueva tecnología de
información hasta el perro del barrio San Felipe, sabe de estos
fenómenos atmosféricos que hoy en este globo terráqueo existen.


Sin embargo tal ha sido el caso del opositor pacifico Boris Agustín
Osorio Ramos, miembro del partido opositor 30 de noviembre Frank País, y
justamente este día 21 de marzo entre las 10.00 u 11.00pm de esta noche,
junto a su esposa Yudelquis Licea Blanco, sus hijas menores de edad,
Sissi Rachel Osorio y Sabrina Diana Osorio, sin esperarlo sintieron un
gran estruendo en su propia vivienda, de la cual exclamaron "LLEGÒ UN
TERREMOTO, AHORA VIENE EL TSUNAMI".

Según Osorio Ramos, que viene acarreando esta situación desde el año
2001, por cuestiones ajenas a su voluntad tuvo forzosamente, dado al
deterioro de convivencia, se colapso el anterior recinto, no me quedó
otra alternativa posible que ocupar esta casa vieja, antigua carpintería
hecha en el año 1924 del siglo pasado la cual fue propiedad de mis
abuelos. A estas alturas después de repartir materiales de reparación
casi al barrio entero, menos a nosotros el gobierno imperante nunca ha
sido usado para ni tan siquiera preguntar que les hace falta.

"Mi posición siempre será la misma, no cambiare mi modo de ser, de
pensar y de actuar, soy defensor universal de los derechos humanos y no
voy a CLAUDICAR, si para recibir algún beneficio material o económico,
tengo que pensar diferente a como pienso hoy, pues que vengan más
terremotos y más tsunamis, pues siempre pasa lo mismo, y la historia se
repite, no tengo derecho por pensar diferente".

"El viejo baño se ha derrumbado, las columnas están todas cuarteadas ya
que la antigua madera tiene hasta moho y se encuentra en muy mal estado,
tal vez tenga que abandonar este lugar que me ha servido de refugio por
tantos años, pero si no tengo a donde ir, donde, en que lugar acobijo a
los míos, no tengo sostén económico, y mi vida está hecha un guiñapo
humano, sepan el régimen totalitario de La Habana, que lo voy a hacer
responsable de la vida mía y la de mi familia, ya que es muy posible que
algunos de estos días no amanezcamos".

Los denuncio con todas mis fuerzas posibles, para que mediante este
conducto el mundo también este al tanto, de este lamentable, vandálico,
cruel, y despiadado hecho, a DIOS, a los lectores de esta noticia,
tengan piedad sobre nosotros.

En estos momentos de esta triste declaración por parte de Ramos, su
familia se encuentra muy atemorizada, con sus dos pequeñas con ataques
de asma bronquial. Persona que esté interesada en saber las condiciones
actuales en la que se encuentra esta familia cubana, y de ayudarles
humanitariamente, favor de llamar al teléfono fijo, 864- 63- 01. o
dirección particular, Ensenada # 160 entre Quinta del Rey y San Felipe.
Municipio Habana Vieja. Oponiéndose en contacto por las direcciones
electrónicas del Centro Informativo OPINA-PRESS en Oposición:
gearbellaciopinapress@yahoo.com

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=32242