Cuba need lacks adequate housing for it's people. Over 880,000 (official data 07/2017) houses need extensive repairs or have to be built. Houses could only be "exchanged" until recently. Now they can be sold. Often houses are impounded for "infractions". People that leave the country illegally lose their property rights. This site highlights the plight of Cubans. La vivienda: problema Cubana
Friday, November 6, 2015
Confían aún en no ser ignorados por Vivienda
Confían aún en no ser ignorados por Vivienda
El derrumbe de un edificio deja sin hogar a varias familias. Esta es su
historia
viernes, noviembre 6, 2015 | Reinaldo Emilio Cosano Alén
LA HABANA, Cuba – "Fue un milagro, me salvé por instinto. Había llovido
mucho por esos días y pensaba: 'empezó la tortura del peligro de
derrumbe. En cualquier momento el edificio nos cae encima'", cuenta
Julio Moreno Tamayo, de 53 años y residente en Malecón y San Lázaro, una
de las zonas más destruidas de Centro Habana.
"Dormía. Me despierta la arenilla que cae sobre mí y corro a refugiarme
en el baño, que resistió el impacto del desplome. En la carrera recibí
golpes y heridas. Mi mamá no estaba", continúa describiendo. Fue la
madrugada del 11 de octubre, cuando la vivienda donde residían él y su
madre se derrumbó, después de tantos años de abandono y vivir con miedo
a lo peor.
Prosigue: "Desde 2012 estoy detrás de una funcionaria del Instituto de
la Vivienda de Centro Habana para que apuntalen el techo con vigas de
madera, pero ella respondía que no había". Sin embargo, "después del
derrumbe, entonces sí apareció suficiente madera".
Una familia que vivía en la planta alta fue reubicada en un lugar
seguro. Pero no apuntalaron el techo de Julio, quien posee un dictamen
técnico expedido por la Oficina de Rehabilitación y Desarrollo del
municipio Centro Habana con fecha del 22 de mayo de 2012, firmado por
Ada L. García y otros dos funcionarios, donde consta que el inmueble
está efectivamente inhabitable y marcado para ser derrumbado.
Julio es conductor de un taxi, pero desde el derrumbe no trabaja debido
a los golpes en la cabeza, un pie y la espalda. Siente mucho dolor.
Ahora duermen él y la madre en el mínimo espacio de cocina que quedó en pie.
Por su parte, Rodolfo Gerez Yero y Anabel Alberto Díaz también perdieron
su hogar al desplomarse el inmueble de Malecón y San Lázaro. Él es
vendedor ambulante de dulces y ella ama de casa. Sin techo, el
matrimonio y sus dos hijos pequeños andan errantes. Hermanos de religión
los acogen, pero no tienen un hogar estable.
Rodolfo reclama al Instituto de la Vivienda les garantice dónde vivir.
La institución le ha respondido que no tiene casas ni albergues
colectivos disponibles.
Le indicaron hacer la solicitud a la dirección del Plan Malecón, un
proyecto de reconstrucción de inmuebles en esa franja de la ciudad. Pero
aunque vivían en la misma área patrimonial, le dijeron que el edificio
siniestrado no estaba incluido en el Plan.
Vivienda le dijo que entonces busque por su cuenta alguna casa cerrada,
sin dueño, para entregársela. Pero cada vez que en sus recorridos por la
capital encontraba algún inmueble supuestamente sin dueño, al presentar
propuesta, le decían "esa no puede ser porque es de algún particular o
del gobierno".
Otro matrimonio con un niño viven en el sótano del edificio, que todavía
resistió. Ellos también escaparon con vida del desastre, pero quién sabe
hasta dónde dure su suerte, con tantos restos y escombros alrededor.
Los damnificados aseguran que funcionarios del gobierno, de Vivienda,
médicos y paramédicos, se personaron de inmediato al ocurrir el
accidente, pero no han regresado interesarse por ellos. Aún confían en
no ser ignorados por completo.
cosanoalen@yahoo.com
Source: Confían aún en no ser ignorados por Vivienda | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/confian-aun-en-no-ser-ignorados-por-vivienda/
El derrumbe de un edificio deja sin hogar a varias familias. Esta es su
historia
viernes, noviembre 6, 2015 | Reinaldo Emilio Cosano Alén
LA HABANA, Cuba – "Fue un milagro, me salvé por instinto. Había llovido
mucho por esos días y pensaba: 'empezó la tortura del peligro de
derrumbe. En cualquier momento el edificio nos cae encima'", cuenta
Julio Moreno Tamayo, de 53 años y residente en Malecón y San Lázaro, una
de las zonas más destruidas de Centro Habana.
"Dormía. Me despierta la arenilla que cae sobre mí y corro a refugiarme
en el baño, que resistió el impacto del desplome. En la carrera recibí
golpes y heridas. Mi mamá no estaba", continúa describiendo. Fue la
madrugada del 11 de octubre, cuando la vivienda donde residían él y su
madre se derrumbó, después de tantos años de abandono y vivir con miedo
a lo peor.
Prosigue: "Desde 2012 estoy detrás de una funcionaria del Instituto de
la Vivienda de Centro Habana para que apuntalen el techo con vigas de
madera, pero ella respondía que no había". Sin embargo, "después del
derrumbe, entonces sí apareció suficiente madera".
Una familia que vivía en la planta alta fue reubicada en un lugar
seguro. Pero no apuntalaron el techo de Julio, quien posee un dictamen
técnico expedido por la Oficina de Rehabilitación y Desarrollo del
municipio Centro Habana con fecha del 22 de mayo de 2012, firmado por
Ada L. García y otros dos funcionarios, donde consta que el inmueble
está efectivamente inhabitable y marcado para ser derrumbado.
Julio es conductor de un taxi, pero desde el derrumbe no trabaja debido
a los golpes en la cabeza, un pie y la espalda. Siente mucho dolor.
Ahora duermen él y la madre en el mínimo espacio de cocina que quedó en pie.
Por su parte, Rodolfo Gerez Yero y Anabel Alberto Díaz también perdieron
su hogar al desplomarse el inmueble de Malecón y San Lázaro. Él es
vendedor ambulante de dulces y ella ama de casa. Sin techo, el
matrimonio y sus dos hijos pequeños andan errantes. Hermanos de religión
los acogen, pero no tienen un hogar estable.
Rodolfo reclama al Instituto de la Vivienda les garantice dónde vivir.
La institución le ha respondido que no tiene casas ni albergues
colectivos disponibles.
Le indicaron hacer la solicitud a la dirección del Plan Malecón, un
proyecto de reconstrucción de inmuebles en esa franja de la ciudad. Pero
aunque vivían en la misma área patrimonial, le dijeron que el edificio
siniestrado no estaba incluido en el Plan.
Vivienda le dijo que entonces busque por su cuenta alguna casa cerrada,
sin dueño, para entregársela. Pero cada vez que en sus recorridos por la
capital encontraba algún inmueble supuestamente sin dueño, al presentar
propuesta, le decían "esa no puede ser porque es de algún particular o
del gobierno".
Otro matrimonio con un niño viven en el sótano del edificio, que todavía
resistió. Ellos también escaparon con vida del desastre, pero quién sabe
hasta dónde dure su suerte, con tantos restos y escombros alrededor.
Los damnificados aseguran que funcionarios del gobierno, de Vivienda,
médicos y paramédicos, se personaron de inmediato al ocurrir el
accidente, pero no han regresado interesarse por ellos. Aún confían en
no ser ignorados por completo.
cosanoalen@yahoo.com
Source: Confían aún en no ser ignorados por Vivienda | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/confian-aun-en-no-ser-ignorados-por-vivienda/
Thursday, November 5, 2015
La propiedad y su función social
ORESTES RODRÍGUEZ: La propiedad y su función social
Cuba conserva los recuerdos que dieron origen a la Constitución de 1940
Los comunistas mostraron su actitud estatista
Los cubanos contarán con una fecunda herramienta en la Constitución de 1940
ORESTES RODRÍGUEZ
Un debate tuvo lugar recientemente en estas páginas entre dos
prominentes cubanos: el escritor y periodista Carlos Alberto Montaner y
el sacerdote jesuita Eduardo M. Barrios, en torno a la doctrina social
de la Iglesia Católica. Al margen de las tesis de ambos compatriotas y
que es un tema de suma importancia en el mundo político, social y
económico de cualquier Estado, se trata de dos cubanos que desean que su
común patria goce del reinado de un Estado de Derecho y que, obviamente,
retomemos el curso de la nación que fue abruptamente interrumpido por
una decrépita dictadura. En este contexto, entro para abundar sobre ese
concepto de "función social", con permiso de tan caros connacionales míos.
En su arsenal jurídico republicano, Cuba conserva los recuerdos que
dieron origen a la Constitución de 1940, cuyo tema sobre el concepto de
función social, utilidad pública o interés nacional, causó el debate de
aquellos constituyentistas, para elaborar una Carta Magna, atendiendo a
las modernas corrientes del constitucionalismo universal, por lo que en
su artículo 87 se definió que el Estado cubano reconoce la existencia y
la legitimidad de la propiedad privada en su más amplio concepto de
función social y sin más limitaciones que aquellos que por motivos de
necesidad pública o interés social establezca la Ley.
No faltaron las enmiendas a ese precepto, y en tal sentido los
comunistas (que gozaron de la libertad de ser constituyentistas)
mostraron su actitud estatista, porque entendían que se reconociera la
propiedad privada, pero su uso y explotación estuviera subordinados al
interés de la economía nacional y de bienestar colectivo, lo que solo
lograron cuando las condiciones en Cuba cambiaron con el arribo de la
revolución devenida en comunista y, por supuesto, ese extraviado "uso y
explotación", desguazaron la economía cubana, lo que perdura hasta
nuestros días.
El constituyentista José Manuel Cortina, en su obra La función social de
la propiedad (La Habana, 1946), esclarece el sentido y alcance de la
norma superlegal contenida en el precitado artículo 87, y postula que
tal función social "no puede trascender en el derecho al Gobierno de
asumir la dirección total de la propiedad y condicionarla, regularla y
limitarla por decreto, en la forma que tenga por conveniente".
Y para evitar el ejercicio arbitrario de naturaleza administrativa, la
propia Constitución se encargó de dejar en manos de los tribunales de
justicia, la decisión de determinar la causa de utilidad pública o
interés social, en caso de impugnación y siempre con la correspondiente
indemnización a quien resulte expropiado por esa causa.
Como colofón al debate de los compatriotas aludidos, y yendo más allá de
la zona de su discusión, resulta meritorio pensar que en el futuro de
Cuba, una vez que la noche oscura del nefasto castrismo haya
desaparecido, los cubanos para entonces contarán con una fecunda
herramienta en los postulados de la Constitución de 1940, una de las más
democráticas y avanzadas del universo, para darle paso a la sustituta
con el apoyo de aquellos precedentes, de las controversias y de los
apasionados debates, que encenderán el candelero para que su luz pueda
alumbrar el nuevo quehacer en las esferas que abarquen el disfrute de un
Estado de Derecho.
Abogado cubano. Reside en Miami.
Source: ORESTES RODRÍGUEZ: La propiedad y su función social | El Nuevo
Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article42969654.html
Cuba conserva los recuerdos que dieron origen a la Constitución de 1940
Los comunistas mostraron su actitud estatista
Los cubanos contarán con una fecunda herramienta en la Constitución de 1940
ORESTES RODRÍGUEZ
Un debate tuvo lugar recientemente en estas páginas entre dos
prominentes cubanos: el escritor y periodista Carlos Alberto Montaner y
el sacerdote jesuita Eduardo M. Barrios, en torno a la doctrina social
de la Iglesia Católica. Al margen de las tesis de ambos compatriotas y
que es un tema de suma importancia en el mundo político, social y
económico de cualquier Estado, se trata de dos cubanos que desean que su
común patria goce del reinado de un Estado de Derecho y que, obviamente,
retomemos el curso de la nación que fue abruptamente interrumpido por
una decrépita dictadura. En este contexto, entro para abundar sobre ese
concepto de "función social", con permiso de tan caros connacionales míos.
En su arsenal jurídico republicano, Cuba conserva los recuerdos que
dieron origen a la Constitución de 1940, cuyo tema sobre el concepto de
función social, utilidad pública o interés nacional, causó el debate de
aquellos constituyentistas, para elaborar una Carta Magna, atendiendo a
las modernas corrientes del constitucionalismo universal, por lo que en
su artículo 87 se definió que el Estado cubano reconoce la existencia y
la legitimidad de la propiedad privada en su más amplio concepto de
función social y sin más limitaciones que aquellos que por motivos de
necesidad pública o interés social establezca la Ley.
No faltaron las enmiendas a ese precepto, y en tal sentido los
comunistas (que gozaron de la libertad de ser constituyentistas)
mostraron su actitud estatista, porque entendían que se reconociera la
propiedad privada, pero su uso y explotación estuviera subordinados al
interés de la economía nacional y de bienestar colectivo, lo que solo
lograron cuando las condiciones en Cuba cambiaron con el arribo de la
revolución devenida en comunista y, por supuesto, ese extraviado "uso y
explotación", desguazaron la economía cubana, lo que perdura hasta
nuestros días.
El constituyentista José Manuel Cortina, en su obra La función social de
la propiedad (La Habana, 1946), esclarece el sentido y alcance de la
norma superlegal contenida en el precitado artículo 87, y postula que
tal función social "no puede trascender en el derecho al Gobierno de
asumir la dirección total de la propiedad y condicionarla, regularla y
limitarla por decreto, en la forma que tenga por conveniente".
Y para evitar el ejercicio arbitrario de naturaleza administrativa, la
propia Constitución se encargó de dejar en manos de los tribunales de
justicia, la decisión de determinar la causa de utilidad pública o
interés social, en caso de impugnación y siempre con la correspondiente
indemnización a quien resulte expropiado por esa causa.
Como colofón al debate de los compatriotas aludidos, y yendo más allá de
la zona de su discusión, resulta meritorio pensar que en el futuro de
Cuba, una vez que la noche oscura del nefasto castrismo haya
desaparecido, los cubanos para entonces contarán con una fecunda
herramienta en los postulados de la Constitución de 1940, una de las más
democráticas y avanzadas del universo, para darle paso a la sustituta
con el apoyo de aquellos precedentes, de las controversias y de los
apasionados debates, que encenderán el candelero para que su luz pueda
alumbrar el nuevo quehacer en las esferas que abarquen el disfrute de un
Estado de Derecho.
Abogado cubano. Reside en Miami.
Source: ORESTES RODRÍGUEZ: La propiedad y su función social | El Nuevo
Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article42969654.html
Desamparada, sin piernas, y sobreviviendo entre ruinas
Desamparada, sin piernas, y sobreviviendo entre ruinas (vídeo)
La historia de Moraima Bello no es la única de su tipo de Cuba
jueves, noviembre 5, 2015 | Serafín Moran Santiago
LA HABANA, Cuba – A sus 56 años, Moraima Bello Hernández parece haber
tocado fondo. Sus piernas fueron amputadas de los muslos hacia abajo
muchos años atrás, cuando contrajo una extraña enfermedad que terminó en
una gangrena, durante una "misión internacionalista" en Angola. Ahora
intenta caminar como puede porque su silla de ruedas le fue robada, seis
meses atrás.
Moraima no tiene quien la atienda. Sus hijos no la ven ya. Hipertensa y
sola, deambula por las calles pidiendo comida porque lo único que hace
el Estado por ella es darle una chequera de ciento cincuenta pesos al
mes. Nada más. Ni siquiera la silla que le robaron, que fue donada por
la Liga Evangélica de Cuba.
Su casa se cayó y ella escapó de milagro, según cuenta. Moraima Bello
quiso decirnos su historia, que, desgraciadamente, no es la única de su
tipo de Cuba aunque la propaganda oficialista se dedique a hacer creer
lo contrario.
Video:
https://youtu.be/DZWSmmsGMN0
Source: Desamparada, sin piernas, y sobreviviendo entre ruinas (vídeo) |
Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/desamparada-sin-piernas-y-sobreviviendo-entre-ruinas/
La historia de Moraima Bello no es la única de su tipo de Cuba
jueves, noviembre 5, 2015 | Serafín Moran Santiago
LA HABANA, Cuba – A sus 56 años, Moraima Bello Hernández parece haber
tocado fondo. Sus piernas fueron amputadas de los muslos hacia abajo
muchos años atrás, cuando contrajo una extraña enfermedad que terminó en
una gangrena, durante una "misión internacionalista" en Angola. Ahora
intenta caminar como puede porque su silla de ruedas le fue robada, seis
meses atrás.
Moraima no tiene quien la atienda. Sus hijos no la ven ya. Hipertensa y
sola, deambula por las calles pidiendo comida porque lo único que hace
el Estado por ella es darle una chequera de ciento cincuenta pesos al
mes. Nada más. Ni siquiera la silla que le robaron, que fue donada por
la Liga Evangélica de Cuba.
Su casa se cayó y ella escapó de milagro, según cuenta. Moraima Bello
quiso decirnos su historia, que, desgraciadamente, no es la única de su
tipo de Cuba aunque la propaganda oficialista se dedique a hacer creer
lo contrario.
Video:
https://youtu.be/DZWSmmsGMN0
Source: Desamparada, sin piernas, y sobreviviendo entre ruinas (vídeo) |
Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/desamparada-sin-piernas-y-sobreviviendo-entre-ruinas/
Qué se atreverá a reclamar la diáspora cubana?
¿Qué se atreverá a reclamar la diáspora cubana?
MARÍA MATIENZO PUERTO | La Habana | 5 Nov 2015 - 2:34 pm.
La primera reacción del economista Elías Amor ante esta entrevista fue
de rechazo: 'Esto daría para una tesis de doctorado'.
Ahora que el muro de bagazo levantado por la revolución cubana parece
estarse desmoronando, es buen momento para poner en un mismo plato,
deudas, reclamaciones, mentiras y diáspora.
La primera reacción del economista Elías Amor ante la entrevista fue de
rechazo. "Esto daría para una tesis de doctorado", respondió por correo
electrónico.
Hablar de una diáspora cubana que por fuerza ha tenido que rehacerse en
el exterior; de las deudas que el régimen ha contraído a través de las
expropiaciones y las confiscaciones; y desmentir la campaña que sustenta
una Cuba futura donde los antiguos propietarios vienen a desalojar, a
humillar al cubano que ha estado por más de 50 años ocupando una
vivienda, es demasiada responsabilidad.
No obstante, la visión de Elías Amor, quien se ha mantenido sobre el
análisis de la economía cubana por más de 20 años, puede ser un punto de
partida para el debate.
Hubo cubanos que se fueron siendo aún propietarios, otros que se fueron
porque fueron expropiados. ¿Existe algún récord que agrupe a la relación
de los cubanos en el exilio y sus propiedades en Cuba?
No existe ese récord. Por desgracia ese es un asunto complicado que ha
sido abordado por algunas entidades como el Instituto de Estudios
Cubanos de Miami, o por autores individuales como Tania Mastrapa. Se
dispone de algunas cifras aproximadas de la diáspora, que ronda los 2,5
millones, pero aquí se computan los descendientes de los que se fueron
del país entre 1959 y 1970. Los cubanos del exterior tienen un gran
mérito histórico: salieron de Cuba sin nada y han sido capaces de
construir riqueza, empresas, empleo y bienestar en numerosas zonas del
planeta. El ejemplo, Miami. Son generaciones que merecen un
reconocimiento en la Historia. Y lo tendrán.
Hay cuatro momentos clave en la salida al exterior de los cubanos y su
relación con la propiedad privada.
El primero coincide con la llegada de los "revolucionarios", 1959-1961,
se trata de un exilio de alto nivel económico, profesionales de alto
nivel, dueños de empresas, con estrechos vínculos políticos y sociales
con el régimen anterior. Todos se marcharon al exilio sin sus
propiedades, que fueron confiscadas sin contraprestación. El valor de lo
confiscado, incluyendo las empresas de EEUU, es muy elevado, y podría
estar rondando, según algunas estimaciones, el 80% de la riqueza
nacional existente en la economía cubana en aquellas fechas.
A partir de 1965, Camarioca, que de una forma u otra se extendió hasta
1970. A partir de entonces, la salida se modera pero integra cada vez
más a clases medias. Las propiedades fueron expropiadas pero el valor ya
era claramente inferior respecto de la primera ola. El daño más grande
que hizo el régimen a esta gente fue la prohibición de sacar de Cuba sus
datos profesionales y académicos, lo que hizo que médicos prestigiosos,
abogados, economistas, no pudieran encontrar empleos equivalentes en
otros países ni convalidar sus profesiones. En cierto modo, este robo de
capital humano no se puede computar, pero también hizo mucho daño a sus
víctimas. Una parte significativa de los exiliados de este segundo
grupo, pequeños comerciantes, limpiabotas, pequeños profesionales,
tenderos, vieron confiscadas sus propiedades tras las expropiaciones de
la llamada "Ofensiva revolucionaria" de 1967, que supuso que toda la
propiedad en Cuba pasara a estar bajo el control absoluto del Estado
castrista.
Otro proceso importante fue el Mariel, a comienzos de los 80, tras los
sucesos de la embajada de Perú en La Habana. Esta es la primera
generación nacida en el régimen que huye al exilio, pero el impacto
confiscatorio es mucho menor ya que muchos ya carecían de propiedades al
haber vivido en el régimen desde su creación. La salida fue desordenada,
sin rigor alguno y con grandes problemas de todo tipo.
Posteriormente, tras el Maleconazo, se produjo Guantánamo en 1995. El
impacto sobre la propiedad confiscada en este caso ya fue prácticamente
nulo. Los cubanos que se exiliaron en esta época carecían de derechos de
propiedad.
Como se puede observar, de algún modo, cada 15 años, más o menos, el
régimen castrista explota por sus contradicciones internas y expulsa al
exterior amplios volúmenes de población. Es una estrategia de
supervivencia castrista que tiene como objetivo reducir la presión
interna que podría conducir a un levantamiento social, al tiempo que
aumenta la base de potenciales personas que envían remesas a sus
familiares en Cuba.
La mayor parte de los que han salido del país se establecieron en EEUU
por los vínculos familiares y sociales, pero se observa un aumento
relativamente importante en Europa.
¿Estos dos grupos estarían en las mismas condiciones legales frente a
sus propiedades en Cuba?
Como ya he destacado, los propietarios exiliados prácticamente concluyen
a comienzos de los años 70. Los que salen al exterior posteriormente
carecen de derechos, ya que el régimen los había suprimido anteriormente.
Los cambios recientes en la legislación han creado una cierta confusión
que se deriva, en mi opinión del hecho de que la titularidad de una
propiedad confiscada ilegalmente por el régimen en 1961 continúa siendo
del propietario inicial o sus descendientes, aunque la misma esté en
usufructo en la Isla por otros. Los cambios en la ley en los últimos
años son alegales, por cuanto no garantizan el derecho real, el tracto
sucesorio, de quien fue confiscado. Este es un asunto que exigirá en el
futuro compensaciones tan pronto como se produzcan las oportunas
reclamaciones.
¿Hubo o ha habido algún intento legal de reclamación de bienes? ¿Cuáles?
¿Qué resultados obtuvo?
Que yo conozca, las reclamaciones han sido una constante desde que
comenzaron, incluso en los primeros momentos en Cuba, pero el régimen
nunca las ha atendido. Los abogados en aquellos momentos de fervor
revolucionario aconsejaban a sus clientes "olvidarse" de las propiedades
para evitar penas mayores. Se pueden enumerar casos de detenciones y
fusilamientos sin juicio a personas que protestaron por el robo de sus
propiedades.
Se produjo un episodio "gracioso" con los expropietarios españoles que
fueron compensados por el régimen cubano a mediados de los 80, con unos
contenedores de langosta y abalorios de santería que llegaron
deteriorados. Tampoco se realizó una valoración descontada de las
propiedades (habían pasado 17 años). Fue una burla de Fidel Castro a
Felipe González en la época en que ambos mantenían buenas relaciones
personales.
En Estados Unidos, se han creado empresas y sociedades por los
expropiados para reclamar sus derechos ante los tribunales y existen
empresas especializadas de consultoría y legales, en España, por
ejemplo, que se dedican a preparar demandas para las reclamaciones de
propiedades que, en su momento, se tendrán que atender.
Teniendo en cuenta que Cuba es un país deprimido económicamente por una
dictadura de más de 50 años, ¿pudiera existir alguna estrategia legal
para saldar deudas o para la reclamación de las propiedades en Cuba?
Por supuesto. Otros países que expropiaron a sus legítimos dueños los
derechos de propiedad tuvieron que hacer lo mismo, como todos los del
este de Europa, o Nicaragua durante el sandinismo.
Existen muchas soluciones técnicas para compensar los daños, desde los
llamados bonos compensatorios equivalentes al reintegro monetario, en
especie, o en deuda consolidada y negociable, pasando por las
devoluciones directas de empresas cuyos titulares continúan existiendo
(el caso del hotel Hilton, por ejemplo, o Bacardí). Incluso se pueden
realizar permutas de valor de suelo equivalentes.
Todas estas fórmulas, y muchas más, son factibles en el caso cubano,
porque el Estado posee toda la propiedad existente en el país, y lo que
debe hacer es desprenderse de la misma y ponerla en manos de los
particulares. Para ello existen numerosas fórmulas, desde las subastas
controladas por organismos internacionales hasta el recurso a la
financiación que pueden conceder entidades como el Fondo Monetario
Internacional, una vez que Cuba se reintegre en este tipo de
instituciones, de las que se marchó al instaurar el régimen comunista.
La campaña mediática del castrismo describe una Cuba postcastrista donde
los propietarios de viviendas vendrán a desalojar de modo masivo a los
que han estado en posesión de sus bienes. ¿Cuánta verdad puede haber en
esta afirmación y cuánto mito?
Como bien dices, es una campaña mediática bastante idiota y ridícula.
Nadie en el exilio, en su sano juicio, va a desalojar a los que han
estado en posesión de sus bienes en Cuba, porque el estado del
patrimonio urbano es tan lamentable y deteriorado que, allí donde
antiguamente existían palacios y residencias de lujo, o viviendas
confortables, ahora solo queda cochambre y abandono por culpa del
régimen. Incluso, muchos exiliados cuando regresan a la Isla después de
40 años, se encuentran con que sus viviendas han desaparecido a causa de
derrumbes.
Los herederos de los propietarios pueden tener mucho más interés en
otras opciones de derechos de propiedad que en las residencias del
Vedado o La Habana Vieja donde se hacinan las familias que, por otra
parte, tendrán que tener el derecho a una vivienda digna que el régimen
les niega.
La restitución de los derechos de propiedad en Cuba a la situación
existente antes del colapso comunista, digamos en 1959, es necesaria
para que la economía nacional vuelva a arrancar. La construcción del
capital productivo que se realizó con esfuerzo por millones de cubanos
antes de 1959 tiene que ser reintegrado a sus legítimos propietarios.
De ese modo, la experiencia colectivista castrista debe quedar enterrada
para siempre y retornar a una normalidad lo más parecida posible a la
que existe en otros países del mundo.
Primero, se tiene que empezar, básicamente por la tierra, que tiene que
ser vendida a privados, o restituida a los dueños. No puede ser que el
Estado mantenga la propiedad de más del 60% de la tierra y casi toda
improductiva o en manos de absurdas UBPC que no sirven para producir. Se
tiene que autorizar la compraventa de tierras, el mercado inmobiliario y
las operaciones entre propietarios para aumentar la escala de las
explotaciones para obtener mejores rendimientos. Los miembros de las
cooperativas, si lo desean, deberían poder dejarlas libremente y unir
sus tierras a las nuevas empresas que se creen. Una nueva regulación del
movimiento cooperativo en el campo cubano es necesaria para adaptarla a
las normas internacionales.
En el sector industrial y los servicios, todas las empresas tienen que
ser privatizadas. Los actuales conglomerados y grupos empresariales en
manos del Ejército y la Seguridad del Estado tienen que ser privatizados
y pasar a manos de los trabajadores que, posteriormente, pueden retener
esos derechos o venderlos libremente en el mercado. Las empresas tienen
que ser privatizadas en su totalidad para que generen riqueza y empleo
como en el resto del mundo, y se deben abrir espacios a sectores
marginales en el régimen castrista, como la banca, los seguros y las
finanzas en general, los mayoristas privados, la producción industrial
en serie y la construcción de viviendas y edificaciones, así como las
infraestructuras privadas.
El Estado finalmente tiene que reducir su actual participación en los
activos de la nación a un 25% o menos, y el resto, ser transferido a
manos privadas, favoreciendo el desarrollo de las relaciones
comerciales, el crecimiento sostenible, el empleo y la riqueza de los
privados.
El Estado debe dedicarse a sus funciones clásicas: estabilización de la
economía, asignación de recursos (sanidad, educación, etc) y
distribución de la renta, por medio de un sistema impositivo moderno y
no extractivo de rentas como el que existe actualmente.
Todos estos cambios deben, necesariamente, pasar por un cambio
constitucional que elimine del texto la propiedad estatal de los medios
de producción para siempre. La nueva Constitución debe garantizar el
derecho privado y relegar las expropiaciones al papel que históricamente
los otorgó la Constitución de 1940, o si se quiere a otros diseños más
actuales.
Como ves, las ideas están claras respecto a lo que se tiene que hacer.
Lo que pasa es que se tiene que hacer con voluntad política, y el actual
régimen no la tiene.
Source: ¿Qué se atreverá a reclamar la diáspora cubana? | Diario de Cuba
- http://www.diariodecuba.com/cuba/1446726862_17922.html
MARÍA MATIENZO PUERTO | La Habana | 5 Nov 2015 - 2:34 pm.
La primera reacción del economista Elías Amor ante esta entrevista fue
de rechazo: 'Esto daría para una tesis de doctorado'.
Ahora que el muro de bagazo levantado por la revolución cubana parece
estarse desmoronando, es buen momento para poner en un mismo plato,
deudas, reclamaciones, mentiras y diáspora.
La primera reacción del economista Elías Amor ante la entrevista fue de
rechazo. "Esto daría para una tesis de doctorado", respondió por correo
electrónico.
Hablar de una diáspora cubana que por fuerza ha tenido que rehacerse en
el exterior; de las deudas que el régimen ha contraído a través de las
expropiaciones y las confiscaciones; y desmentir la campaña que sustenta
una Cuba futura donde los antiguos propietarios vienen a desalojar, a
humillar al cubano que ha estado por más de 50 años ocupando una
vivienda, es demasiada responsabilidad.
No obstante, la visión de Elías Amor, quien se ha mantenido sobre el
análisis de la economía cubana por más de 20 años, puede ser un punto de
partida para el debate.
Hubo cubanos que se fueron siendo aún propietarios, otros que se fueron
porque fueron expropiados. ¿Existe algún récord que agrupe a la relación
de los cubanos en el exilio y sus propiedades en Cuba?
No existe ese récord. Por desgracia ese es un asunto complicado que ha
sido abordado por algunas entidades como el Instituto de Estudios
Cubanos de Miami, o por autores individuales como Tania Mastrapa. Se
dispone de algunas cifras aproximadas de la diáspora, que ronda los 2,5
millones, pero aquí se computan los descendientes de los que se fueron
del país entre 1959 y 1970. Los cubanos del exterior tienen un gran
mérito histórico: salieron de Cuba sin nada y han sido capaces de
construir riqueza, empresas, empleo y bienestar en numerosas zonas del
planeta. El ejemplo, Miami. Son generaciones que merecen un
reconocimiento en la Historia. Y lo tendrán.
Hay cuatro momentos clave en la salida al exterior de los cubanos y su
relación con la propiedad privada.
El primero coincide con la llegada de los "revolucionarios", 1959-1961,
se trata de un exilio de alto nivel económico, profesionales de alto
nivel, dueños de empresas, con estrechos vínculos políticos y sociales
con el régimen anterior. Todos se marcharon al exilio sin sus
propiedades, que fueron confiscadas sin contraprestación. El valor de lo
confiscado, incluyendo las empresas de EEUU, es muy elevado, y podría
estar rondando, según algunas estimaciones, el 80% de la riqueza
nacional existente en la economía cubana en aquellas fechas.
A partir de 1965, Camarioca, que de una forma u otra se extendió hasta
1970. A partir de entonces, la salida se modera pero integra cada vez
más a clases medias. Las propiedades fueron expropiadas pero el valor ya
era claramente inferior respecto de la primera ola. El daño más grande
que hizo el régimen a esta gente fue la prohibición de sacar de Cuba sus
datos profesionales y académicos, lo que hizo que médicos prestigiosos,
abogados, economistas, no pudieran encontrar empleos equivalentes en
otros países ni convalidar sus profesiones. En cierto modo, este robo de
capital humano no se puede computar, pero también hizo mucho daño a sus
víctimas. Una parte significativa de los exiliados de este segundo
grupo, pequeños comerciantes, limpiabotas, pequeños profesionales,
tenderos, vieron confiscadas sus propiedades tras las expropiaciones de
la llamada "Ofensiva revolucionaria" de 1967, que supuso que toda la
propiedad en Cuba pasara a estar bajo el control absoluto del Estado
castrista.
Otro proceso importante fue el Mariel, a comienzos de los 80, tras los
sucesos de la embajada de Perú en La Habana. Esta es la primera
generación nacida en el régimen que huye al exilio, pero el impacto
confiscatorio es mucho menor ya que muchos ya carecían de propiedades al
haber vivido en el régimen desde su creación. La salida fue desordenada,
sin rigor alguno y con grandes problemas de todo tipo.
Posteriormente, tras el Maleconazo, se produjo Guantánamo en 1995. El
impacto sobre la propiedad confiscada en este caso ya fue prácticamente
nulo. Los cubanos que se exiliaron en esta época carecían de derechos de
propiedad.
Como se puede observar, de algún modo, cada 15 años, más o menos, el
régimen castrista explota por sus contradicciones internas y expulsa al
exterior amplios volúmenes de población. Es una estrategia de
supervivencia castrista que tiene como objetivo reducir la presión
interna que podría conducir a un levantamiento social, al tiempo que
aumenta la base de potenciales personas que envían remesas a sus
familiares en Cuba.
La mayor parte de los que han salido del país se establecieron en EEUU
por los vínculos familiares y sociales, pero se observa un aumento
relativamente importante en Europa.
¿Estos dos grupos estarían en las mismas condiciones legales frente a
sus propiedades en Cuba?
Como ya he destacado, los propietarios exiliados prácticamente concluyen
a comienzos de los años 70. Los que salen al exterior posteriormente
carecen de derechos, ya que el régimen los había suprimido anteriormente.
Los cambios recientes en la legislación han creado una cierta confusión
que se deriva, en mi opinión del hecho de que la titularidad de una
propiedad confiscada ilegalmente por el régimen en 1961 continúa siendo
del propietario inicial o sus descendientes, aunque la misma esté en
usufructo en la Isla por otros. Los cambios en la ley en los últimos
años son alegales, por cuanto no garantizan el derecho real, el tracto
sucesorio, de quien fue confiscado. Este es un asunto que exigirá en el
futuro compensaciones tan pronto como se produzcan las oportunas
reclamaciones.
¿Hubo o ha habido algún intento legal de reclamación de bienes? ¿Cuáles?
¿Qué resultados obtuvo?
Que yo conozca, las reclamaciones han sido una constante desde que
comenzaron, incluso en los primeros momentos en Cuba, pero el régimen
nunca las ha atendido. Los abogados en aquellos momentos de fervor
revolucionario aconsejaban a sus clientes "olvidarse" de las propiedades
para evitar penas mayores. Se pueden enumerar casos de detenciones y
fusilamientos sin juicio a personas que protestaron por el robo de sus
propiedades.
Se produjo un episodio "gracioso" con los expropietarios españoles que
fueron compensados por el régimen cubano a mediados de los 80, con unos
contenedores de langosta y abalorios de santería que llegaron
deteriorados. Tampoco se realizó una valoración descontada de las
propiedades (habían pasado 17 años). Fue una burla de Fidel Castro a
Felipe González en la época en que ambos mantenían buenas relaciones
personales.
En Estados Unidos, se han creado empresas y sociedades por los
expropiados para reclamar sus derechos ante los tribunales y existen
empresas especializadas de consultoría y legales, en España, por
ejemplo, que se dedican a preparar demandas para las reclamaciones de
propiedades que, en su momento, se tendrán que atender.
Teniendo en cuenta que Cuba es un país deprimido económicamente por una
dictadura de más de 50 años, ¿pudiera existir alguna estrategia legal
para saldar deudas o para la reclamación de las propiedades en Cuba?
Por supuesto. Otros países que expropiaron a sus legítimos dueños los
derechos de propiedad tuvieron que hacer lo mismo, como todos los del
este de Europa, o Nicaragua durante el sandinismo.
Existen muchas soluciones técnicas para compensar los daños, desde los
llamados bonos compensatorios equivalentes al reintegro monetario, en
especie, o en deuda consolidada y negociable, pasando por las
devoluciones directas de empresas cuyos titulares continúan existiendo
(el caso del hotel Hilton, por ejemplo, o Bacardí). Incluso se pueden
realizar permutas de valor de suelo equivalentes.
Todas estas fórmulas, y muchas más, son factibles en el caso cubano,
porque el Estado posee toda la propiedad existente en el país, y lo que
debe hacer es desprenderse de la misma y ponerla en manos de los
particulares. Para ello existen numerosas fórmulas, desde las subastas
controladas por organismos internacionales hasta el recurso a la
financiación que pueden conceder entidades como el Fondo Monetario
Internacional, una vez que Cuba se reintegre en este tipo de
instituciones, de las que se marchó al instaurar el régimen comunista.
La campaña mediática del castrismo describe una Cuba postcastrista donde
los propietarios de viviendas vendrán a desalojar de modo masivo a los
que han estado en posesión de sus bienes. ¿Cuánta verdad puede haber en
esta afirmación y cuánto mito?
Como bien dices, es una campaña mediática bastante idiota y ridícula.
Nadie en el exilio, en su sano juicio, va a desalojar a los que han
estado en posesión de sus bienes en Cuba, porque el estado del
patrimonio urbano es tan lamentable y deteriorado que, allí donde
antiguamente existían palacios y residencias de lujo, o viviendas
confortables, ahora solo queda cochambre y abandono por culpa del
régimen. Incluso, muchos exiliados cuando regresan a la Isla después de
40 años, se encuentran con que sus viviendas han desaparecido a causa de
derrumbes.
Los herederos de los propietarios pueden tener mucho más interés en
otras opciones de derechos de propiedad que en las residencias del
Vedado o La Habana Vieja donde se hacinan las familias que, por otra
parte, tendrán que tener el derecho a una vivienda digna que el régimen
les niega.
La restitución de los derechos de propiedad en Cuba a la situación
existente antes del colapso comunista, digamos en 1959, es necesaria
para que la economía nacional vuelva a arrancar. La construcción del
capital productivo que se realizó con esfuerzo por millones de cubanos
antes de 1959 tiene que ser reintegrado a sus legítimos propietarios.
De ese modo, la experiencia colectivista castrista debe quedar enterrada
para siempre y retornar a una normalidad lo más parecida posible a la
que existe en otros países del mundo.
Primero, se tiene que empezar, básicamente por la tierra, que tiene que
ser vendida a privados, o restituida a los dueños. No puede ser que el
Estado mantenga la propiedad de más del 60% de la tierra y casi toda
improductiva o en manos de absurdas UBPC que no sirven para producir. Se
tiene que autorizar la compraventa de tierras, el mercado inmobiliario y
las operaciones entre propietarios para aumentar la escala de las
explotaciones para obtener mejores rendimientos. Los miembros de las
cooperativas, si lo desean, deberían poder dejarlas libremente y unir
sus tierras a las nuevas empresas que se creen. Una nueva regulación del
movimiento cooperativo en el campo cubano es necesaria para adaptarla a
las normas internacionales.
En el sector industrial y los servicios, todas las empresas tienen que
ser privatizadas. Los actuales conglomerados y grupos empresariales en
manos del Ejército y la Seguridad del Estado tienen que ser privatizados
y pasar a manos de los trabajadores que, posteriormente, pueden retener
esos derechos o venderlos libremente en el mercado. Las empresas tienen
que ser privatizadas en su totalidad para que generen riqueza y empleo
como en el resto del mundo, y se deben abrir espacios a sectores
marginales en el régimen castrista, como la banca, los seguros y las
finanzas en general, los mayoristas privados, la producción industrial
en serie y la construcción de viviendas y edificaciones, así como las
infraestructuras privadas.
El Estado finalmente tiene que reducir su actual participación en los
activos de la nación a un 25% o menos, y el resto, ser transferido a
manos privadas, favoreciendo el desarrollo de las relaciones
comerciales, el crecimiento sostenible, el empleo y la riqueza de los
privados.
El Estado debe dedicarse a sus funciones clásicas: estabilización de la
economía, asignación de recursos (sanidad, educación, etc) y
distribución de la renta, por medio de un sistema impositivo moderno y
no extractivo de rentas como el que existe actualmente.
Todos estos cambios deben, necesariamente, pasar por un cambio
constitucional que elimine del texto la propiedad estatal de los medios
de producción para siempre. La nueva Constitución debe garantizar el
derecho privado y relegar las expropiaciones al papel que históricamente
los otorgó la Constitución de 1940, o si se quiere a otros diseños más
actuales.
Como ves, las ideas están claras respecto a lo que se tiene que hacer.
Lo que pasa es que se tiene que hacer con voluntad política, y el actual
régimen no la tiene.
Source: ¿Qué se atreverá a reclamar la diáspora cubana? | Diario de Cuba
- http://www.diariodecuba.com/cuba/1446726862_17922.html
Monday, November 2, 2015
La Habana - paseos sobre ruinas
La Habana: paseos sobre ruinas
El autor observa dos actitudes distintas entre quienes se enfrentan a
los escombros.
Orlando González Esteva
noviembre 01, 2015
A la tristeza de ver a los habaneros andar entre ruinas y, a veces,
sobre ellas, sucede la de saber que muchos ignoran su significación, el
sentido y valor de esas edificaciones que alguna vez fueron testigos de
hechos notables, orgullo de su época y hasta mirador a un futuro que sus
habitantes y vecinos soñaron espléndido.
Nada le dicen esos escombros a buena parte de esa ciudadanía andariega
porque nada de ellos se le dejó saber: lo que de alma tuvieron se ha
desvanecido por culpa de la incuria o la naturaleza intrínsecamente
depredadora del gobierno que desvirtúa el pasado del país, aunque hay
piedras con alma si quien las recoge sabe quiénes se apoyaron en ellas,
y hasta polvo vivo si se le empuña e interroga.
Los habaneros van y vienen entre esa devastación como los ejércitos
vencidos, al replegarse, entre los cadáveres de los hombres que murieron
durante la avanzada
La puerta deshecha, el muro agrietado, las persianas de madera podrida,
las paredes despellejadas, los portales mugrientos, los palacetes
convertidos en casas de vecindad, las habitaciones pobladas de
barbacoas, los patios interiores empantanados, los cascotes que cubren
las aceras, las fachadas pintarrajeadas de colores extravagantes, los
balcones apuntalados, las calzadas rotas, ¿qué fueron antes de la
debacle? Los reclamos de un presente feroz dan al traste con toda
tentación de averiguarlo. Los habaneros van y vienen entre esa
devastación como los ejércitos vencidos, al replegarse, entre los
cadáveres de los hombres que murieron durante la avanzada, sólo que
ignorantes, a diferencia de esos ejércitos, de la muerte que pisan y les
rodea, entumecidos por la penuria y la desesperanza.
El otoño se pasea por el sur de la Florida, y el espectáculo de las
hojas secas que cubren los patios anteriores de algunas casas me ha
recordado un poema japonés, y este poema, la suerte de esos habaneros
que recorren su ciudad inadvertidos del oscuro esplendor* que huellan:
No hay otra senda.
Me resigno a pisar
las hojas secas.
Wasajo
El caminante, hipersensible a la fragilidad de las hojas caídas,
renuente a acelerar su desintegración, a causarles mayor daño que el que
ya han sufrido a manos del tiempo -acaso aún retengan un vestigio de
vida--, ha buscado una alternativa a la ruta que hasta entonces seguía,
la ha buscado para no destrozarlas, pero esa alternativa no existe, todo
está cubierto de hojas, y si quiere llegar a su destino tendrá que
caminar sobre ellas, oírlas crujir y deshacerse bajo sus pies.
El verbo resignar es clave: revela el afán con el que este hombre ha
intentado salvaguardarlas y la pesadumbre con la que, luego de darse por
vencido, se apresta a caminar sobre ellas. Los cubanos deberíamos
averiguar qué circunstancias promueven esa finura de espíritu y, apenas
las que arrasan nuestro país desaparezcan, crearlas.
El espectáculo de los habaneros recorriendo más de un barrio maltrecho
de su ciudad, comprensiblemente incapaces de reconocer la trascendencia
del destrozo -porque en una sociedad vapuleada por la Historia sólo se
prioriza la supervivencia-, y el espectáculo de las hojas que cubren los
patios de Estados Unidos me han recordado un poema japonés; los tres,
unos versos de Sylvia Plath, y estos versos, la inutilidad de mi texto:
después de la plaga que ha asolado nuestra heredad,
¿qué ceremonia de palabras puede enmendar el
estrago?
* El oscuro esplendor es el título de un libro de Eliseo Diego.
Source: La Habana: paseos sobre ruinas -
http://www.martinoticias.com/content/habana-escombros-ruinas-/108114.html
El autor observa dos actitudes distintas entre quienes se enfrentan a
los escombros.
Orlando González Esteva
noviembre 01, 2015
A la tristeza de ver a los habaneros andar entre ruinas y, a veces,
sobre ellas, sucede la de saber que muchos ignoran su significación, el
sentido y valor de esas edificaciones que alguna vez fueron testigos de
hechos notables, orgullo de su época y hasta mirador a un futuro que sus
habitantes y vecinos soñaron espléndido.
Nada le dicen esos escombros a buena parte de esa ciudadanía andariega
porque nada de ellos se le dejó saber: lo que de alma tuvieron se ha
desvanecido por culpa de la incuria o la naturaleza intrínsecamente
depredadora del gobierno que desvirtúa el pasado del país, aunque hay
piedras con alma si quien las recoge sabe quiénes se apoyaron en ellas,
y hasta polvo vivo si se le empuña e interroga.
Los habaneros van y vienen entre esa devastación como los ejércitos
vencidos, al replegarse, entre los cadáveres de los hombres que murieron
durante la avanzada
La puerta deshecha, el muro agrietado, las persianas de madera podrida,
las paredes despellejadas, los portales mugrientos, los palacetes
convertidos en casas de vecindad, las habitaciones pobladas de
barbacoas, los patios interiores empantanados, los cascotes que cubren
las aceras, las fachadas pintarrajeadas de colores extravagantes, los
balcones apuntalados, las calzadas rotas, ¿qué fueron antes de la
debacle? Los reclamos de un presente feroz dan al traste con toda
tentación de averiguarlo. Los habaneros van y vienen entre esa
devastación como los ejércitos vencidos, al replegarse, entre los
cadáveres de los hombres que murieron durante la avanzada, sólo que
ignorantes, a diferencia de esos ejércitos, de la muerte que pisan y les
rodea, entumecidos por la penuria y la desesperanza.
El otoño se pasea por el sur de la Florida, y el espectáculo de las
hojas secas que cubren los patios anteriores de algunas casas me ha
recordado un poema japonés, y este poema, la suerte de esos habaneros
que recorren su ciudad inadvertidos del oscuro esplendor* que huellan:
No hay otra senda.
Me resigno a pisar
las hojas secas.
Wasajo
El caminante, hipersensible a la fragilidad de las hojas caídas,
renuente a acelerar su desintegración, a causarles mayor daño que el que
ya han sufrido a manos del tiempo -acaso aún retengan un vestigio de
vida--, ha buscado una alternativa a la ruta que hasta entonces seguía,
la ha buscado para no destrozarlas, pero esa alternativa no existe, todo
está cubierto de hojas, y si quiere llegar a su destino tendrá que
caminar sobre ellas, oírlas crujir y deshacerse bajo sus pies.
El verbo resignar es clave: revela el afán con el que este hombre ha
intentado salvaguardarlas y la pesadumbre con la que, luego de darse por
vencido, se apresta a caminar sobre ellas. Los cubanos deberíamos
averiguar qué circunstancias promueven esa finura de espíritu y, apenas
las que arrasan nuestro país desaparezcan, crearlas.
El espectáculo de los habaneros recorriendo más de un barrio maltrecho
de su ciudad, comprensiblemente incapaces de reconocer la trascendencia
del destrozo -porque en una sociedad vapuleada por la Historia sólo se
prioriza la supervivencia-, y el espectáculo de las hojas que cubren los
patios de Estados Unidos me han recordado un poema japonés; los tres,
unos versos de Sylvia Plath, y estos versos, la inutilidad de mi texto:
después de la plaga que ha asolado nuestra heredad,
¿qué ceremonia de palabras puede enmendar el
estrago?
* El oscuro esplendor es el título de un libro de Eliseo Diego.
Source: La Habana: paseos sobre ruinas -
http://www.martinoticias.com/content/habana-escombros-ruinas-/108114.html
Compraventa de viandas - vía crucis para el cubano de a pie
Compraventa de viandas: vía crucis para el cubano de a pie
No pocas personas se llevan las manos a la cabeza cuando tienen que
comprar productos agrícolas
lunes, noviembre 2, 2015 | Osniel Carmona Breijo
LA HABANA, Cuba.- No pocas personas se llevan las manos a la cabeza
cuando tienen que comprar productos agrícolas. A priori, los precios de
venta que alcanzan muchos de estos alimentos, constituyen una barrera
económica de acuerdo al poder adquisitivo del cubano promedio. ¿Estafa?
¿Indolencia generalizada? ¿Complicidad de las autoridades? Son
interrogantes por las que el pueblo espera respuestas.
"La botella de puré (de tomate) vale 15 pesos, la libra de tomate está a
16 pesos y la de frijoles a 15. De las especies ni hablar. Una solita
libra de esos productos cuesta aproximadamente lo mismo que gano de
salario diario, son cosas que uno no se explica y que tampoco a nadie le
interesa explicarnos", expresa con rostro de preocupación Hortensia,
joven trabajadora de Cultura.
Por décadas, el estado asumió la comercialización de la gama de
alimentos provenientes de la tierra. Los llamados MAE (Mercado
Agropecuario Estatal) vendían sin competencia con precios más
accesibles, pero el volumen de ofertas cayó considerablemente. En 2010
las reformas raulistas hicieron frente a los problemas de abasto
potenciando la actividad privada. Sin embargo, no se crearon bases para
el comercio organizado, ni mecanismos de protección al consumidor.
El criterio popular responsabiliza a los "carretilleros" (vendedores
ambulantes de productos agrícolas) por los exorbitantes precios.
Mientras vende sus mercancías en una barriada de Arrollo Naranjo, Marcos
de la Osa revela algunas de las interioridades que provocan
inestabilidad en el negocio.
Según explica, a los amplios gastos en mercancías y fisco, adiciona una
cuantía que "semanalmente se paga para poder 'curralar' (trabajar) sin
contratiempos".
"Aquí siempre falta algún papel, y aunque son ellos –el gobierno–
quienes tienen que otorgarlo, todas las semanas entrego entre 500 y 700
pesos de soborno a los inspectores, para que nadie se meta conmigo. De
lo contrario me arriesgo a que se ensañen y cumplan todos los planes de
multas conmigo solo. El dinero hay que sacarlo debajo de la tierra si es
preciso. Encima tengo que ganarme lo mío, ¿o voy a trabajar por gusto?",
comunicó.
Amplía que las inconformidades apuntan a los "carretilleros" porque son
el rostro visible del oficio, "pero detrás hay otro tipo de negociantes
que condicionan el último precio que adopta cada producto".
Donde come uno comen dos, y donde comen dos…
Antes de llegar a manos del cliente, del surco a la tarima los alimentos
agrícolas transitan por una pirámide comercial donde interactúan
productores, funcionarios del sector, intermediarios, inspectores,
policías de carretera y finalmente, los dueños de carretillas o de
puntos de venta en los Mercados Agropecuarios de oferta y demanda.
A cargo de las Cooperativas de Crédito y Servicio Fortalecidas (CCSF)
corren los controles primarios que regulan las ventas de productores a
intermediarios. Para efectuar cualquier gestión de venta, los campesinos
necesariamente tienen que afiliarse a las CCSF, y tributar a estas un
por ciento (se estima el 30%) del ingreso declarado atendiendo a los
precios estatales.
No obstante, muchos campesinos deciden permanecer al margen de lo que se
establece. Para ahorrarse unos pesos maniobran por debajo del telón.
En la provincia Mayabeque, un campesino al que todos conocen por Mingo,
indicó que cuando planea realizar una venta importante, para no
arriesgarse a sufrir multas o decomisos, "cuadro con algún jefe en la
cooperativa y por unos cuantos billetes me hace una carta para vender lo
que yo quiera. Y si iba a vender la cebolla a 60 pesos la ristra, la
'clavo' (vende sobre valorada) a 80, para recuperar el soborno".
aAsimismo, alega que los costos agregados en la cosecha por la
adquisición de pesticidas, fertilizantes y mano de obra, obligan a
elevar los precios de la producción.
"Un litro de cualquier veneno para las plagas, cuando aparece, puede
valer más de mil pesos", dijo.
El juego del gato y el ratón.
"Ahora les dicen los caza correcaminos (tractor con adaptaciones para
incrementar la velocidad, generalmente se utilizan para transportar
viandas desde los campos hacia la ciudad), no pueden ver una caja de
viandas arriba del tráiler", relata en tono jocoso Adonis Palma,
intermediario, en alusión a las patrullas de Tránsito.
Confirma que, "como si fueran narcos, cuando los saludamos les damos la
mano y en el interior ponemos 80-100 pesos para cada uno y ya está, no
pasa nada. Tiene que ser que a algún 'sesudo' de 'arriba' se le ocurra
montar un operativo, como hace seis meses, cuando nos decomisaron cerca
de 40 mil pesos".
Los intermediarios son una figura extraoficial dentro del negocio. El
estado permite que actúen a la sombra porque desempeñan una importante
función que él no puede suplir: poner en los mercados toda la vianda
demandada. No se permite que trasladen malanga y frijoles, por
pertenecer a la canasta básica, como tampoco ajo.
Sin licencia tipificada para la actividad que desarrollan, ni autorizos
para adquirir mercancías al por mayor, son blanco habitual de las
patrullas policiales y los inspectores.
"Entonces imagínate, cuando por fin llego al mercado, ¿a cómo tengo que
vender lo que traigo para recuperar las pérdidas?", se pregunta.
Source: Compraventa de viandas: vía crucis para el cubano de a pie |
Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/compraventa-de-viandas-via-crucis-para-el-cubano-de-a-pie/
No pocas personas se llevan las manos a la cabeza cuando tienen que
comprar productos agrícolas
lunes, noviembre 2, 2015 | Osniel Carmona Breijo
LA HABANA, Cuba.- No pocas personas se llevan las manos a la cabeza
cuando tienen que comprar productos agrícolas. A priori, los precios de
venta que alcanzan muchos de estos alimentos, constituyen una barrera
económica de acuerdo al poder adquisitivo del cubano promedio. ¿Estafa?
¿Indolencia generalizada? ¿Complicidad de las autoridades? Son
interrogantes por las que el pueblo espera respuestas.
"La botella de puré (de tomate) vale 15 pesos, la libra de tomate está a
16 pesos y la de frijoles a 15. De las especies ni hablar. Una solita
libra de esos productos cuesta aproximadamente lo mismo que gano de
salario diario, son cosas que uno no se explica y que tampoco a nadie le
interesa explicarnos", expresa con rostro de preocupación Hortensia,
joven trabajadora de Cultura.
Por décadas, el estado asumió la comercialización de la gama de
alimentos provenientes de la tierra. Los llamados MAE (Mercado
Agropecuario Estatal) vendían sin competencia con precios más
accesibles, pero el volumen de ofertas cayó considerablemente. En 2010
las reformas raulistas hicieron frente a los problemas de abasto
potenciando la actividad privada. Sin embargo, no se crearon bases para
el comercio organizado, ni mecanismos de protección al consumidor.
El criterio popular responsabiliza a los "carretilleros" (vendedores
ambulantes de productos agrícolas) por los exorbitantes precios.
Mientras vende sus mercancías en una barriada de Arrollo Naranjo, Marcos
de la Osa revela algunas de las interioridades que provocan
inestabilidad en el negocio.
Según explica, a los amplios gastos en mercancías y fisco, adiciona una
cuantía que "semanalmente se paga para poder 'curralar' (trabajar) sin
contratiempos".
"Aquí siempre falta algún papel, y aunque son ellos –el gobierno–
quienes tienen que otorgarlo, todas las semanas entrego entre 500 y 700
pesos de soborno a los inspectores, para que nadie se meta conmigo. De
lo contrario me arriesgo a que se ensañen y cumplan todos los planes de
multas conmigo solo. El dinero hay que sacarlo debajo de la tierra si es
preciso. Encima tengo que ganarme lo mío, ¿o voy a trabajar por gusto?",
comunicó.
Amplía que las inconformidades apuntan a los "carretilleros" porque son
el rostro visible del oficio, "pero detrás hay otro tipo de negociantes
que condicionan el último precio que adopta cada producto".
Donde come uno comen dos, y donde comen dos…
Antes de llegar a manos del cliente, del surco a la tarima los alimentos
agrícolas transitan por una pirámide comercial donde interactúan
productores, funcionarios del sector, intermediarios, inspectores,
policías de carretera y finalmente, los dueños de carretillas o de
puntos de venta en los Mercados Agropecuarios de oferta y demanda.
A cargo de las Cooperativas de Crédito y Servicio Fortalecidas (CCSF)
corren los controles primarios que regulan las ventas de productores a
intermediarios. Para efectuar cualquier gestión de venta, los campesinos
necesariamente tienen que afiliarse a las CCSF, y tributar a estas un
por ciento (se estima el 30%) del ingreso declarado atendiendo a los
precios estatales.
No obstante, muchos campesinos deciden permanecer al margen de lo que se
establece. Para ahorrarse unos pesos maniobran por debajo del telón.
En la provincia Mayabeque, un campesino al que todos conocen por Mingo,
indicó que cuando planea realizar una venta importante, para no
arriesgarse a sufrir multas o decomisos, "cuadro con algún jefe en la
cooperativa y por unos cuantos billetes me hace una carta para vender lo
que yo quiera. Y si iba a vender la cebolla a 60 pesos la ristra, la
'clavo' (vende sobre valorada) a 80, para recuperar el soborno".
aAsimismo, alega que los costos agregados en la cosecha por la
adquisición de pesticidas, fertilizantes y mano de obra, obligan a
elevar los precios de la producción.
"Un litro de cualquier veneno para las plagas, cuando aparece, puede
valer más de mil pesos", dijo.
El juego del gato y el ratón.
"Ahora les dicen los caza correcaminos (tractor con adaptaciones para
incrementar la velocidad, generalmente se utilizan para transportar
viandas desde los campos hacia la ciudad), no pueden ver una caja de
viandas arriba del tráiler", relata en tono jocoso Adonis Palma,
intermediario, en alusión a las patrullas de Tránsito.
Confirma que, "como si fueran narcos, cuando los saludamos les damos la
mano y en el interior ponemos 80-100 pesos para cada uno y ya está, no
pasa nada. Tiene que ser que a algún 'sesudo' de 'arriba' se le ocurra
montar un operativo, como hace seis meses, cuando nos decomisaron cerca
de 40 mil pesos".
Los intermediarios son una figura extraoficial dentro del negocio. El
estado permite que actúen a la sombra porque desempeñan una importante
función que él no puede suplir: poner en los mercados toda la vianda
demandada. No se permite que trasladen malanga y frijoles, por
pertenecer a la canasta básica, como tampoco ajo.
Sin licencia tipificada para la actividad que desarrollan, ni autorizos
para adquirir mercancías al por mayor, son blanco habitual de las
patrullas policiales y los inspectores.
"Entonces imagínate, cuando por fin llego al mercado, ¿a cómo tengo que
vender lo que traigo para recuperar las pérdidas?", se pregunta.
Source: Compraventa de viandas: vía crucis para el cubano de a pie |
Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/compraventa-de-viandas-via-crucis-para-el-cubano-de-a-pie/
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