Friday, December 18, 2015

Vivir alquilado, ilegalidad y zozobra

Vivir alquilado, ilegalidad y zozobra
I. RODRÍGUEZ | La Habana | 18 Dic 2015 - 5:48 am.
 
La escasez de vivienda sigue siendo el problema más visible de la sociedad cubana y tiende a empeorar cada año. Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) para el quinquenio 2006-2011 la construcción de viviendas en Cuba está experimentando una reducción evidente. Si en 2006 se construyeron 111.373 viviendas, en 2010 solo se terminaron 33.901 en todo el territorio nacional. La última cifra que se puede consultar, la de 2011, es más baja aún: 32.540.

Si contamos con la gran cantidad de ellas que son edificadas por organismos estatales, entre los que el MININT y el MINFAR tienen un lugar importante, lo que queda para la población es una gota de agua que se pierde —y se evapora— dentro del desierto.

Alquilar es hoy día una opción muy recurrente. Aunque lo precios tienden a subir, el cubano se las ingenia para pagar por un techo temporal donde instalarse.

En La Habana la población que vive alquilada aumenta constantemente.

Quiénes alquilan y cuáles son las opciones

La escasez sostenida de viviendas, que ha hecho que hasta cuatro generaciones convivan bajo el mismo techo, explica el incremento de la demanda de alquileres. Muchas viviendas familiares ya no dan abasto para alojar al número creciente de personas que componen el núcleo familiar. También están los problemas de convivencia que suelen aumentar proporcional al número de habitantes de una vivienda.

Estos factores hacen que la alternativa del alquiler sea la solución a la que recurren todos aquellos que puedan pagarlo.

Otro número de personas alquiladas proviene del incesante flujo migratorio de otras provincias a la capital y de los recién graduados de la Universidad de La Habana que también vienen de otras provincias. Este último número tiende a crecer cada año. No hay cifras exactas.

Digamos que de los miles que se graduan, la mitad resuelve su problema ya sea porque se fueron del país, se casaron con alguien de La Habana o compraron su casita o cuartico. No obstante es un ciclo anual que provoca un crecimiento indefinido.

Pueden alquilarse casas completas y apartamentos, cuartos independientes e incluso cuartos dentro de casas habitadas por sus propietarios. La última opción ha surgido como conjugación de la necesidad habitacional de unos y la urgencia de otros, los propietarios de las viviendas, de conseguir una entrada de dinero. En estos casos suele aplicarse lo que popularmente se llama "alquilar un cuarto con derechos", que significa que quien renta puede usar los equipos del dueño de la casa como el refrigerador, la lavadora y el televisor.

En muchos de estos casos, el huésped termina haciendo las tareas domésticas del dueño de la casa, sobre todo en el caso de las mujeres. Denise, madre soltera que vive alquilada hace un año, lo asume como algo normal. "Yo limpio y lavo la ropa. Casi siempre soy la que cocina porque el dueño de la casa viene tarde del trabajo. Imagínate, no voy a dejar que la casa se nos caiga encima".

Cuando el huésped es hombre no se exige tanto de él, puesto que el machismo de la sociedad se impone, pero, por supuesto debe respetar normas de convivencia que incluyen ayudar en las tareas del hogar y no darle trabajo extra a los propietarios de la vivienda. Joel lleva unos meses compartiendo vivienda y asegura: "Ayudo en la limpieza y en todas las cosas que tengan que ver con arreglos, como pintar o cualquier trabajito de electricidad o plomería. Me cocino y lavo aparte de la dueña, pero me cuido mucho de dejarle todo limpio y recogido en la cocina y a veces hasta friego la loza que ella utiliza y le recojo la ropa seca de la tendedera".

El fenómeno de los precios

Los precios de los alquileres varían según la modalidad, las condiciones y la ubicación geográfica de la vivienda. Sin embargo, no existe una lógica oferta-demanda porque no crecen paralelamente. Mientras la demanda crece, la oferta se mantiene estática o disminuye, sobre todo desde que se aprobó la compraventa de viviendas cuando muchos de los que alquilaban decidieron vender.

Basta con revisar el sitio Revolico.com para darse cuenta de la proporción. Por cada anuncio de vivienda en renta hay entre 10 y 15 personas que buscan vivienda.

Esto da lugar a un alza sostenida de precios, pues quien está muy necesitado y tiene dinero ofrece pagar aunque el precio vaya en contra de toda lógica.

En lugares periféricos los precios suben si el propietario mejora las condiciones de la casa, por ejemplo, le pone teléfono o aire acondicionado. Así es posible encontrarse un apartamento en Micro X, en Alamar, con un precio de 70 CUC mensuales. Al subir los precios en la periferia, suben inmediatamente los de lugares céntricos como Centro Habana o el Vedado. En este último barrio se pueden ya encontrar apartamentos que, sin tener siquiera un estado óptimo, cuestan 200 CUC mensuales.

Otro fenómeno que es producto de la ilógica cotidiana de Cuba es el hecho de que los propietarios ponen precios según su necesidad. Alguien puede cobrar 50 CUC por un cuartico en San Miguel del Padrón solo porque ese es el dinero que le hace falta para completar el dinero para comprarse un carro en tres meses o para pagar la visa el mes que viene.

En sentido general, cada año van aumentando los precios. Según investigaciones hechas entre personas que viven alquiladas hace años los cambios desde 2005 hasta 2014 han sido como regla los siguientes:

 

Cuarto dentro de una casa

Cuarto independiente

Casa o apartamento de un cuarto en adelante

2005

Periferia: 15 CUC

Centro: 20-25 CUC

Periferia: 20 CUC

Centro: 40 CUC

Periferia: 30-40 CUC

Centro: 60-70 CUC

2014

Periferia: 30 CUC

Centro: 40-50 CUC

Periferia: 40 CUC

Centro: 60-80 CUC

Periferia: 50-70 CUC

Centro: hasta 200 CUC



Alquileres legales e ilegales

La mayoría de los alquileres disponibles son ilegales, pues los dueños que quieren vender o permutar no ven motivo para sacar una licencia para algo que sería temporal. Lo mismos ocurre con los que pretenden regresar a vivir en la casa y solo la están alquilando mientras no están viviendo allí. Pero el motivo principal es no pagar los elevados impuestos de la ONAT.

A causa de los impuestos, los alquileres legales tienen precios más altos y, por lo general, los propietarios no declaran la cifra que cobran realmente.

Aunque el alquiler legal provee al usuario la ventaja de un contrato que lo protege de ser desalojado sin previo aviso y sin tiempo para buscar otro lugar, también trae para quien alquila y para el dueño otras obligaciones que resultan incómodas. Es el caso del acápite que prohíbe que la vivienda alquilada sea usada para actividades "con fines de lucro o contrarrevolucionarias". O sea, entrar en la legalidad es también entrar dentro del control estatal de la vida privada.

La inseguridad es el problema principal de quienes viven alquilados. Cada vez que el dueño dice "Quiero hablar contigo" es una preocupación. Todo el tiempo se corre el riesgo de que termine el trato y por eso la mayoría de las personas viven tratando de agradar a sus caseros.

Joel, luego de años de vivir rentando, cuenta su experiencia: "En la relación con el casero, el poder siempre va a estar de su lado. Gente que quiere alquilarse es la que se sobra, así que si el tipo canta mal en la ducha, se pasea por la casa en trusa o cría puercos debajo de tu ventana, y no lo puedes sobrellevar, recoge y vete. Hay 10 o 15 personas en la cola de los fallos. Así que te recomiendo que seas amigable, que converses con él y lo ayudes a cambiar de sitio el escaparate y favorcitos así. Si vives en la misma casa con él, más todavía".

Por lo general, los dueños piden no hacer fiestas ni recibir demasiadas visitas, por no hablar de parientes que se queden de un día para otro. La mayoría prefiere no alquilarle a madres con niños pequeños, con la justificación de que "lo rompen todo" o "son muy ruidosos", pero en realidad es mayormente por miedo a que puedan exigirles algún derecho sobre la casa. Esta idea es bastante frecuente, pero surge por desconocimiento de la ley, pues el niño solo tiene derechos en la vivienda cuya dirección figure en el carnet de identidad de la madre. No obstante, el desconocimiento es tan generalizado que las madres con hijos menores de edad son las que más dificultades tienen para conseguir alquiler por mucho dinero que puedan tener. Cuando lo consiguen, no suelen lograr mantenerlo por mucho tiempo.

Quien se alquila entra a formar parte de un mapa de relaciones con personas que pueden no interesarle, pero tiene que sobrellevar. La cautela es imprescindible, pues aunque siempre hay justificaciones para su presencia allí —del tipo "es un primo mío que está pasando un curso"— todo depende de si los vecinos y, sobre todo, el CDR quieren creérselas.

Así, hay personas que pasaron el curso durante meses y otras que tuvieron un "turno médico" en La Habana durante años.

Pero, eso sí, no está en condiciones de exigir nada. Los vecinos pueden hacer fiestas de madrugada, gritar cuando gana Industriales, poner música a todo volumen, pero el alquilado no se puede quejar, tiene que soportarlo todo y seguir pasando desapercibido dentro de lo posible, "escapar del radar de los chivatones del barrio", según dice Joel.

No faltará el vecino indiscreto que pregunta cuánto paga de alquiler, a pesar de que ya se le ha dicho que eres un primo o que estás cuidando la casa hasta que el dueño regrese de un viaje. Tampoco faltará el presidente del CDR que quiere que le den su "tajada" a cambio de silencio. Para todas estas personas hay que tener preparada una respuesta, pues estos y otros incidentes continuarán ocurriendo mientras el Gobierno siga en su obsesión de controlar lo que hace la población con lo que es de su propiedad.

En La historia me absolverá Fidel Castro prometió "viviendas decorosas" para cada cubano, no cobrar a quienes habitaran viviendas de su propiedad, triplicar los impuestos sobre las rentas y demoler las "infernales cuarterías" para levanter en su lugar edificios modernos. Según su criterio, sobraba la piedra y los brazos para llevar a cabo este proyecto. Todas estas promesas siguen sin cumplirse más de medio siglo después. Excepto la parte de triplicar los impuestos.

Obstaculizar cualquier iniciativa privada es un deporte que siempre ha practicado el régimen revolucionario. Prohibir es el principal movimiento dentro de ese deporte. Sin embargo, dado que nunca ha podido cumplir la promesa de "vivienda decorosa" para cada cubano y la piedra y los brazos "de sobra" se usan para tareas más importantes como construir hoteles, el régimen no tiene más remedio que hacerse de la vista gorda con las ilegalidades que en materia de alquileres tanto abundan en el país.

Source: Vivir alquilado, ilegalidad y zozobra | Diario de Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1449687567_18714.html

Wednesday, December 16, 2015

Exploring the underground real estate market in Cuba

Exploring the underground real estate market in Cuba
By Mandi Woodruff

Eager to own a piece of their native homeland, Cuban Americans are
placing their bets on the island's underground foreign real estate market.

It is still illegal -- according to both U.S. and Cuban law -- for
Americans to purchase property in Cuba, but that hasn't stopped some
from trying. Their window of opportunity first opened in 2011, when Cuba
relaxed a decades-long ban on the sale of property in the country, which
prevented home and landowners from selling and purchasing property.
Until that point, Cubans were only allowed to swap or barter their homes
in deals called "permutas" (meaning "exchange"). Once the ban was
lifted, Cuban-Americans with family and friends still on the island —
and cash to burn — saw a way to reclaim a piece of their homeland. In
the few years since, an underground foreign real estate market has
flourished without much interference from either country's government.

"This is one of those things where the market forces and interests are
ahead of the law," says Pedro Freyre, chair of Akerman LLP's
International Practice and an expert on the U.S. embargo on Cuba.
"[These buyers] left behind homes and they're beginning to go back to
Cuba, look at these places and for most of them this is not about
recovering property but about the emotional connection and the family
connection."

The law that bans foreigners from buying property in Cuba is not
changing even after last year's announcement that U.S. and Cuba would
reestablish diplomatic relations. Although restrictions around other
kinds of financial transactions were loosened (e.g. Americans can now
send $2,000 to Cuban nationals per quarter, up from $500, and use U.S.
credit and debit cards in Cuba), non-Cuban residents are barred from
buying property there. There are an estimated 2 million Cubans in
America, according U.S. Census data.

The process of purchasing Cuban property illegally is simple enough,
explains Freyre. "You go to your old house, see who's living there, and
you ask if they want to sell. Then you find a Cuban relative who will
buy the house for you."

Simple, yes, but also risky. Jerry Haar, international business
professor at Florida International University, likens the transaction to
"being on a high wire with no net below."

"Your relatives could decide, 'oh, I want 60/40 ownership instead of
50/50,' or say 'I've changed my mind and [the property] belongs to me,'
and the government may very well back them up," Haar says. "You're
dealing with a no man's land when it comes to the Cuban court systems
and it's very tricky."

Anabel Fernandez, a University of Havana-educated attorney currently
pursuing a law degree at the University of Miami, says there's an
additional risk to consider — that the Cuban government could reverse
its loosening on property rights altogether. After the Cuban revolution
in the 1950s, the government nationalized billions of dollars worth of
property (homes, farmland, businesses) owned by private Cuban citizens,
as well as foreign-owned property (talks between the U.S. and Cuba to
settle disputes over American-owned properties that were seized are
still ongoing.)

"Even if you as a Cuban national buy a residence lawfully through the
right mechanisms, the government could at any time repossess the
property without any cause," Fernandez says. "There is no certainty in
any type of transaction in Cuba."

A sentimental foothold

Joseph, 59, who immigrated to Miami from Havana in 1960, is considering
buying a home in Cuba now. When his family fled Cuba, they left their
home in the care of a family friend. After some years, the friend became
too old to care for the home, so she traded it with another family and
moved away. When Joseph, who did not want his real name used because of
the legal implications of this kind of transaction, visited his
childhood home for the first time three years ago, he was surprised to
find the previous occupants hadn't changed much. They even left behind
stacks of magazines from the 1940s and 1950s and old mason jars his
grandfather kept around the house.

"I was very young, but I still have memories of the house I lived in,"
says Joseph, a financial advisor in Miami. "There's obviously a ton of
sentimental value [in purchasing the home]… It'd be really nice to have
a home my siblings can all visit and connect them to their previous
homeland."

Joseph has no immediate family in Cuba to front the sale, so he's
working with a local attorney to find an alternative third party. He's
also exploring the option of establishing residency in Cuba, since he
was born there and qualifies (marrying a Cuban national would also
qualify one for residency). He will need a Cuban sponsor, which could be
tricky since his entire family moved to the U.S. He'd also have to
commit to returning for at least a week every 24 months. But residency
would allow him to at least purchase property without a middleman.
There's also the possibility Cuba opens up its real estate market to
foreign investors over the next few years. With so many factors at play
and a government notorious for making up the rules as it goes, Joseph
says he's keeping his expectations low.

"You have to be somewhat detached and not invested in outcome because
there so many variables that are unknown," he says. "This may not ever
happen. If it doesn't happen...I'll probably be disappointed, but it
won't be the end of the world."

Further complicating matters is the fact that he wouldn't just be buying
a home. He might also potentially uproot the family currently living
there. Joseph visited again in early December and broached the subject
of a sale with the owners for the first time. They seemed interested but
he didn't press the issue. "You want to make them feel comfortable and
that you're not going to kick them out of the house or be too
aggressive," Joseph says. If he were able to purchase the home, he'd
likely keep them on as tenants and treat it like a vacation home for his
family.

In the meantime, Joseph, with help from some of his cousins, has set his
sights on a smaller goal — restoring an old family tomb in Havana. The
tomb sustained some structural damage that hasn't been repaired and he's
working with his cousins to sink some money into its restoration. The
project will probably cost about $10,000. He sees it as less of a risk,
as no other family has come forward to claim the property and the
current title owner is deceased.

Investors biding their time

Speculators like Joseph are common, says Hugo Cancio, a Miami-based
Cuban-American entrepreneur who runs several media properties in the
U.S. and Cuba, including one focused on the burgeoning real estate
market. Investors are salivating over oceanfront properties that haven't
been renovated in years in popular cities like Havana. The idea is that
if they can get in early, plunk down a few hundred thousand dollars on a
property and bide their time until Cuba officially opens its market to
foreigners, they can triple their investment down the road.

"I've seen people pay a substantial amount of money for apartments right
across from the water in Havana," Cancio says. "It's a gold rush to try
to own something... But today you're investing blind. It's a risky
business." In a market subject to such speculation, prices are all over
the map. According to data compiled by Isladata.com, a research firm
Cancio also operates, homes and apartments for sale in May 2015 sold for
anywhere from $8,000 (U.S.) at the low end to $180,000 at the high end.
A search on the popular Cuban real estate listing website Cubisima
turned up listings for three-bedroom homes in Havana that ranged from
$1,500 to $770,000.

For Raul Valdes-Fauli, a partner at Fox Rothschild LLP in Miami, the
risk is too great to consider. He was 16 when his parents fled Cuba in
1960, leaving their home behind. "I was talking to my brother this
morning about reclaiming some of our property, but we would not think of
doing it against the law," he says. "We have enough invested here [in
America] and our lives are here. We're not going to violate the law just
to go back."

Source: Exploring the underground real estate market in Cuba - Yahoo
News -
http://news.yahoo.com/buying-real-estate-in-cuba-211639988.html;_ylt=AwrC0CYteHFWJmAAyoHQtDMD;_ylu=X3oDMTBydDI5cXVuBGNvbG8DYmYxBHBvcwM2BHZ0aWQDBHNlYwNzcg--

Tuesday, December 15, 2015

Más de 3000 familias esperan por un solar donde construir su casa

Más de 3000 familias esperan por un solar donde construir su casa
Muchos se quejan de que el único programa de viviendas que no se detiene
pertenece al ejército
lunes, diciembre 14, 2015 | Guillermo Del Sol

VILLA CLARA, Cuba.- Raúl Machado, al igual que más de 3 000 personas en
Santa Clara, está molesto porque no tiene terreno donde construir su
vivienda de forma legal. Aunque él solicitó una parcela hace meses al
Instituto de Planificación Física (IPF), la institución asegura no
poseer terrenos que cumplan las reglas de urbanización y reconocen que
solo se ha resuelto una pequeña parte de las solicitudes en lo que va de
año.

"Estoy viviendo agregado desde que me casé, hace 4 años. Somos tres
familias viviendo bajo el mismo techo. Tengo dos hijos y mi salario de
300 pesos (unos quince dólares) no alcanza para comprar el solar a un
particular", expresó Machado, obrero agrícola.

Él, al igual que muchos jóvenes necesitados de una vivienda, se
esperanzó con el Decreto-Ley 322 emitido por el Consejo de Estado en lo
relativo a la vivienda.

Agregó la fuente que el mencionado decreto autoriza al IPF a parcelar
terrenos baldíos y entregarlos a familias que deseen construir su
vivienda por esfuerzo propio, y las facilidades que dan para el pago del
terreno a plazos ayuda en gran manera. "Hoy la vida está muy cara; la
única opción viable que tengo de construir mi casita legal se centra en
conseguir el solar que solicité a comienzos de año por esta vía",
explica Raúl.

Caridad Hernández vive alquilada con sus tres hijos en dos cuartos
ubicados en el barrio Condado. Ella por su parte asegura que su
matrimonio de trece años lo vivió agregada en casa de los suegros, y a
medida que fueron creciendo sus hijos se fueron caldeando las relaciones
del entorno familiar: "tratamos resolver un solar no sé ni cuantas
veces; primero en lo que era (el Departamento de) Vivienda, después en
la UMI (Unidad Municipal Inversionista) y ahora se llama Planificación
Física; en fin, el mismo perro con diferente collar, porque todos
prometen pero nadie resuelve".

"Lo que se está realizando hasta ahora es recuperar los solares baldíos
dentro de la ciudad y se están agotando. No tenemos terrenos disponibles
que cumplan los requerimientos mínimos con las reglas de urbanización",
declaró a la prensa radial Greta Fleites García, jefa de la oficina de
trámites del Departamento de Planificación Física.

La funcionaria además reconoció que sólo han logrado entregar 202
solares en lo que va de año, mientras el número de solicitudes supera
las 3 000, más adelante señaló que para el plan de urbanización del año
2016, se proponen entregar parcelas con un área que oscile entre 80 y
150 metros cuadrados para la construcción de casas.

"Se realizan estudios de factibilidad para fabricar viviendas dúplex. O
sea, cocina, recibidor y demás servicios debajo; los dormitorios en un
nivel superior", dijo Fleites. Agregó la jefa de trámites que, para
declarar apto un terreno, se necesita que posea un camino de acceso, un
lugar donde evacuar los residuales (alcantarillado) y que se puedan
crear o existan cerca del lugar los servicios indispensables como
comercios, hospitales y escuelas.

"Aquí para tener una casa hay que fabricarla ilegal, como hacen muchos,
porque se cansan. ¿Hasta cuándo van a esperar por la promesa de una
vivienda digna para cada cubano que hizo Fidel en la sierra maestra en
1958?", comentó Maikel Reyes, residente del barrio Virginia. Según el
joven, la salvación de sus dos hijos vino de su hermana que hace diez
años se casó con un extranjero, y ahora le costeó la construcción de la
vivienda. "Si no es por ella, que compró todo por la izquierda,
pasaríamos el resto de la vida en un cuarto agregado", señaló.

Según Maikel, el único programa de viviendas que no se detiene pertenece
a los trabajadores civiles del ejército. "Usted se da un saltico hasta
el reparto José Martí y va a encontrar cientos de casas cerradas. Les
fueron regaladas a militares que en su mayoría ya tienen una casa y a
veces hasta dos".

Las autoridades del territorio reconocen al menos que 17 asentamientos
de viviendas ilegales se ubican en la periferia de la ciudad, provocado
en gran manera por los deficientes programas para construir casas a la
población en los últimos 30 años.

Source: Más de 3000 familias esperan por un solar donde construir su
casa | Cubanet -
https://www.cubanet.org/mas-noticias/mas-de-3000-familias-esperan-por-un-solar-donde-construir-su-casa/