Niegan materiales a familia de opositor
[11-04-2013]
Dania Virgen García
Cuba por Dentro
(www.miscelaneasdecuba.net).- Milka Pérez Vázquez es hermana del Pastor
Merlín Pérez Vázquez, miembro del movimiento Pastores Por el Cambio, del
municpio El Cristo, provinica Santiago de Cuba. Su hermana sufrió el
azote del huracan Sandy, y las organizaciones gubernamentales le han
negado la ayuda de los materiales de construcción para la reparación de
la vivienda, que fue destruida parcialmente.
Milka Pérez, reside en Calle Guarina del Cristo, número 24, tiene tres
niños menores de 14, 6, y 4 años de edad, los factores del Poder
Popular, y el Consejo, han manifestado a varias fuentes que no le darán
las facilidades de la compra de los materiales por ser familia de
contrarrevolucionario.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=39014
Cuba need lacks adequate housing for it's people. Over 880,000 (official data 07/2017) houses need extensive repairs or have to be built. Houses could only be "exchanged" until recently. Now they can be sold. Often houses are impounded for "infractions". People that leave the country illegally lose their property rights. This site highlights the plight of Cubans. La vivienda: problema Cubana
Thursday, April 11, 2013
Wednesday, April 10, 2013
Anciana es desalojada por el gobierno cubano
Anciana es desalojada por el gobierno cubano
[10-04-2013]
Eriberto Liranza Romero
Red Cubana de Comunicadores Comunitarios
(www.miscelaneasdecuba.net).- La Habana, Cuba. Silvia Rodríguez Carmona,
fue desalojada el pasado 28 de marzo. Las autoridades de la Oficina de
la Vivienda llegaron al lugar con un camión repleto de policías y otros
en patrullas. Los vecinos de Silvia en la barriada de Poey en Arroyo
Naranjo, fueron testigos de la violencia contra la anciana de 68 años.
Silvia ya había limpiado el piso de la panadería donde trabaja cuando
llegó a buscarla una funcionaria de esta dependencia del estado. "Ella
me dijo que fuera a mi casa que los jefes querían hablar conmigo para
resolver mi problema, lo que encontré fue la puerta rota, mi casa llena
de policías, dos hombres botando mis pertenecías y la noticia de que se
habían llevado a mi hijo y a mi nieto esposados para la estación de la
policía del Capri", relató la anciana.
Los incidentes acontecieron en la calle Aramburu, # 55, entre Grand y
Camilo 5, en el reparto Poey. Silvia cuenta que vive en esa dirección
hace 47 años y que allí crió a sus hijos y nietos, hace algunos años
cedió la mitad de su terreno a su cuñada para que fabricara una casa y
viviera junto a su hermano. La nueva familia fabricó su casa a partir de
una de sus paredes y ambas viviendas quedaron unidas.
Al tiempo su cuñada abandonó el país y Silvia procedió a abrir una
puerta en la pared para acceder a la casa. Con ella viven su hijo, sus
dos nietos y un bisnieto que padece de hemofilia en tercer grado, su
casa está declarada como inhabitable por el deterioro que presenta. "Yo
me metí en la casa de mi cuñada porque ése es mi terreno y en la mía ya
no podía seguir viviendo, la enfermedad del niño es muy peligrosa para
tenerlo en esas condiciones", expresó Silvia.
Ya habían arrestado a los más jóvenes para dejar sola a la anciana, esto
no impidió que los gritos de Silvia se escucharan a varias cuadras, a
pesar de los achaques de los años, trató de impedir el desalojo. Con
inocente alarde cuenta como se convirtió en una fiera cuando invaden su
guarida, gritaba "abusadores", pedía ayuda a los vecinos, sus alaridos
fueron tan "peligrosos" para los funcionarios del gobierno que provocó
la ira de la policía quienes procedieron a someterla con golpes y
empujones para sacarla del lugar.
"Las mujeres policías me golpearon en un ojo del que me sacaron sangre,
me metieron en la patrulla a la fuerza y me llevaron para la estación
del Capri. Lo que yo quería era que me dejaran en mi casa, mira que les
rogué llorando que no me rompieran los muebles y que el colchoncito del
niño se iba a mojar en la casa inhabitable, pero no les importó nada",
continúa Silvia. Mi esposo murió hace 2 meses de cáncer en la garganta,
teníamos que alimentarlo por el estómago, estaban esperando que se
muriera para sacarnos de la casa".
La señora Rodríguez se ha dirigido a las instancias superiores del
gobierno pidiendo justicia por el maltrato y los golpes que recibió de
la policía, también exige que le devuelvan la casa de la que fue
desalojada, pero no le han hecho caso a sus exigencias. Declara Silvia
que ella continuará denunciando este abuso que ha cometido el gobierno
contra su familia.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=39000
[10-04-2013]
Eriberto Liranza Romero
Red Cubana de Comunicadores Comunitarios
(www.miscelaneasdecuba.net).- La Habana, Cuba. Silvia Rodríguez Carmona,
fue desalojada el pasado 28 de marzo. Las autoridades de la Oficina de
la Vivienda llegaron al lugar con un camión repleto de policías y otros
en patrullas. Los vecinos de Silvia en la barriada de Poey en Arroyo
Naranjo, fueron testigos de la violencia contra la anciana de 68 años.
Silvia ya había limpiado el piso de la panadería donde trabaja cuando
llegó a buscarla una funcionaria de esta dependencia del estado. "Ella
me dijo que fuera a mi casa que los jefes querían hablar conmigo para
resolver mi problema, lo que encontré fue la puerta rota, mi casa llena
de policías, dos hombres botando mis pertenecías y la noticia de que se
habían llevado a mi hijo y a mi nieto esposados para la estación de la
policía del Capri", relató la anciana.
Los incidentes acontecieron en la calle Aramburu, # 55, entre Grand y
Camilo 5, en el reparto Poey. Silvia cuenta que vive en esa dirección
hace 47 años y que allí crió a sus hijos y nietos, hace algunos años
cedió la mitad de su terreno a su cuñada para que fabricara una casa y
viviera junto a su hermano. La nueva familia fabricó su casa a partir de
una de sus paredes y ambas viviendas quedaron unidas.
Al tiempo su cuñada abandonó el país y Silvia procedió a abrir una
puerta en la pared para acceder a la casa. Con ella viven su hijo, sus
dos nietos y un bisnieto que padece de hemofilia en tercer grado, su
casa está declarada como inhabitable por el deterioro que presenta. "Yo
me metí en la casa de mi cuñada porque ése es mi terreno y en la mía ya
no podía seguir viviendo, la enfermedad del niño es muy peligrosa para
tenerlo en esas condiciones", expresó Silvia.
Ya habían arrestado a los más jóvenes para dejar sola a la anciana, esto
no impidió que los gritos de Silvia se escucharan a varias cuadras, a
pesar de los achaques de los años, trató de impedir el desalojo. Con
inocente alarde cuenta como se convirtió en una fiera cuando invaden su
guarida, gritaba "abusadores", pedía ayuda a los vecinos, sus alaridos
fueron tan "peligrosos" para los funcionarios del gobierno que provocó
la ira de la policía quienes procedieron a someterla con golpes y
empujones para sacarla del lugar.
"Las mujeres policías me golpearon en un ojo del que me sacaron sangre,
me metieron en la patrulla a la fuerza y me llevaron para la estación
del Capri. Lo que yo quería era que me dejaran en mi casa, mira que les
rogué llorando que no me rompieran los muebles y que el colchoncito del
niño se iba a mojar en la casa inhabitable, pero no les importó nada",
continúa Silvia. Mi esposo murió hace 2 meses de cáncer en la garganta,
teníamos que alimentarlo por el estómago, estaban esperando que se
muriera para sacarnos de la casa".
La señora Rodríguez se ha dirigido a las instancias superiores del
gobierno pidiendo justicia por el maltrato y los golpes que recibió de
la policía, también exige que le devuelvan la casa de la que fue
desalojada, pero no le han hecho caso a sus exigencias. Declara Silvia
que ella continuará denunciando este abuso que ha cometido el gobierno
contra su familia.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=39000
Tuesday, April 9, 2013
Otro estafador anda suelto
Otro estafador anda suelto
Martes, Abril 9, 2013 | Por Alejandro Tur Valladares
LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -El matrimonio Ramírez no lo
esperaba. Llegó repentinamente, como esos temporales fuera de estación.
Vestía guayabera, un pantalón de mezclilla, estaba rasurado y hablaba
con fluidez. La sonrisa colgada a los labios y una mano extendida fueron
su tarjeta de presentación:
-Idalberto Álvarez – dijo-.Soy inspector de la Vivienda.
Ramírez y su mujer se apartaron de la entrada y le mandaron a pasar. Ya
dentro de la casa, el visitante sacó un documento de un portafolio
negro, alegando que se trataba de la Licencia de Construcción por cuya
aprobación los ancianos esperaban desde hacía meses. Cabe imaginar la
alegría de los Ramírez.
Mientras los viejos revisaban el documento, el visitante recorrió con la
mirada el inmueble:
-Sí que está mal-, exclamó, y tras unos instantes de silencio, añadió:
-Muy bien, tienen que firmar al pie de la planilla y entregarme 500
pesos. Son para cubrir los trámites que faltan.
Los ancianos tuvieron un instante de duda, pero luego concluyeron que no
debían desconfiar de alguien que era portador de tan buenas nuevas y que
además traía documentos con el cuño de una entidad estatal. El viejo
Ramírez le entregó la cantidad solicitada, y tras un apretón de manos,
surgió la despedida. El visitante les dijo que un mes después debían
pasar por la oficina de Vivienda para recoger una asignación de materiales.
Justo al cumplirse el mes, Ramírez se personó en la oficina de la
Vivienda. Por primera vez no iba solo, la confianza y la ilusión le
acompañaban. Tomó su turno en la recepción y, tras dos horas de espera,
pudo entrevistarse con un funcionario. Bastó un minuto de conversación
para que la verdad emergiera. Los habían estafado.
Nadie en la oficina conocía al falso inspector, ni los trámites seguidos
se correspondían con el procedimiento habitual para la asignación de
licencias de construcción o la entrega de materiales. Pronto Ramírez
sabría que no era la excepción. Otros habían sido timados igual que él.
Historias como la de Ramírez se están haciendo cada vez más recurrentes.
El timo o la estafa es un comportamiento delictivo que desgraciadamente
crece. Para mayor dramatismo, todo parece indicar que los depredadores
escogen a los ancianos como víctimas predilectas.
Las carencias de materiales, el burocratismo absurdo que perdura, la
ausencia de valores de quienes ejercen cargos en la atención al público,
la necesidad del ciudadano de acudir a canales alternativos para
solucionar problemas que instituciones o funcionarios gubernamentales no
tramitan, son ingredientes idóneos para que el mal prospere.
Pero de momento, una realidad se impone: el estafador de los Ramírez
anda suelto. Corresponde a las autoridades actuar con vigor contra estos
taimados para evitar que aprovechen la vulnerabilidad de los ancianos.
Estudiar las causas que potencian el mal e implementar, al margen de
retóricas ideológicas, políticas que apunten a la regeneración del ser
humano, también debiera ser prioritario.
http://www.cubanet.org/articulos/otro-estafador-anda-suelto/
Martes, Abril 9, 2013 | Por Alejandro Tur Valladares
LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -El matrimonio Ramírez no lo
esperaba. Llegó repentinamente, como esos temporales fuera de estación.
Vestía guayabera, un pantalón de mezclilla, estaba rasurado y hablaba
con fluidez. La sonrisa colgada a los labios y una mano extendida fueron
su tarjeta de presentación:
-Idalberto Álvarez – dijo-.Soy inspector de la Vivienda.
Ramírez y su mujer se apartaron de la entrada y le mandaron a pasar. Ya
dentro de la casa, el visitante sacó un documento de un portafolio
negro, alegando que se trataba de la Licencia de Construcción por cuya
aprobación los ancianos esperaban desde hacía meses. Cabe imaginar la
alegría de los Ramírez.
Mientras los viejos revisaban el documento, el visitante recorrió con la
mirada el inmueble:
-Sí que está mal-, exclamó, y tras unos instantes de silencio, añadió:
-Muy bien, tienen que firmar al pie de la planilla y entregarme 500
pesos. Son para cubrir los trámites que faltan.
Los ancianos tuvieron un instante de duda, pero luego concluyeron que no
debían desconfiar de alguien que era portador de tan buenas nuevas y que
además traía documentos con el cuño de una entidad estatal. El viejo
Ramírez le entregó la cantidad solicitada, y tras un apretón de manos,
surgió la despedida. El visitante les dijo que un mes después debían
pasar por la oficina de Vivienda para recoger una asignación de materiales.
Justo al cumplirse el mes, Ramírez se personó en la oficina de la
Vivienda. Por primera vez no iba solo, la confianza y la ilusión le
acompañaban. Tomó su turno en la recepción y, tras dos horas de espera,
pudo entrevistarse con un funcionario. Bastó un minuto de conversación
para que la verdad emergiera. Los habían estafado.
Nadie en la oficina conocía al falso inspector, ni los trámites seguidos
se correspondían con el procedimiento habitual para la asignación de
licencias de construcción o la entrega de materiales. Pronto Ramírez
sabría que no era la excepción. Otros habían sido timados igual que él.
Historias como la de Ramírez se están haciendo cada vez más recurrentes.
El timo o la estafa es un comportamiento delictivo que desgraciadamente
crece. Para mayor dramatismo, todo parece indicar que los depredadores
escogen a los ancianos como víctimas predilectas.
Las carencias de materiales, el burocratismo absurdo que perdura, la
ausencia de valores de quienes ejercen cargos en la atención al público,
la necesidad del ciudadano de acudir a canales alternativos para
solucionar problemas que instituciones o funcionarios gubernamentales no
tramitan, son ingredientes idóneos para que el mal prospere.
Pero de momento, una realidad se impone: el estafador de los Ramírez
anda suelto. Corresponde a las autoridades actuar con vigor contra estos
taimados para evitar que aprovechen la vulnerabilidad de los ancianos.
Estudiar las causas que potencian el mal e implementar, al margen de
retóricas ideológicas, políticas que apunten a la regeneración del ser
humano, también debiera ser prioritario.
http://www.cubanet.org/articulos/otro-estafador-anda-suelto/
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