9/12/11 TELEMUNDO 51 Y AGENCIAS
LA HABANA - Después de más de cinco décadas finalmente los cubanos son
dueños de sus viviendas y pueden disponer de ellas. ¿Pero hasta qué
punto la ley no sólo se acata, sino que se cumple?
De acuerdo a un artículo publicado por Laritza Diversent, cubana,
licenciada en Derecho y autora del blog Jurisconsulto de Cuba, los
trámites que hacen los cubanos no les permiten conseguir su objetivo que
no es otro que vender o comprar una casa.
Diversent expone el caso de Roberto López quien madrugó temprano en el
Registro de la Propiedad de Arroyo Naranjo. Tiene planes de dividir su
casa. Una parte la donará a su única nieta, la otra la venderá. A sus 70
años, necesita recursos para sobrevivir. Alcanzó el número diez en la
cola, pero cuando lo atendieron le informaron que no podía inscribir su
casa.
Con la entrada en vigor de las normas decretadas por el Consejo de
Estado que modifican la legislación en materia de vivienda, los
propietarios cubanos corren en masa a las Notarías y Registros de la
Propiedad, para poner sus títulos a tono con las nuevas exigencias legales.
Las ya tradicionales colas para ser atendido en estas instituciones
comienzan en la madrugada y siempre quedan personas sin atender al final
de la jornada. Es que todo no está resuelto. Se acortó el tiempo para
realizar los trámites, pero el Estado no cuenta con una adecuada
infraestructura, ni con el personal suficiente para enfrentar la demanda
de servicios jurídicos que requiere la nueva normativa.
No importa, los cubanos ya están acostumbrados. Con una paciencia
increíble, aguardan su turno para ser atendidos. Sin embargo, no son
pocos los disconformes. No es fácil, después de esperar cuatro horas en
la cola, recibir la noticia de que no puede realizarse el trámite por
omisiones y errores que no son culpa de los ciudadanos, sino de la
autoridad que emitió la documentación.
Suena sencillo, pero el trámite implica madrugar y perder un día de
trabajo haciendo una cola para ver al arquitecto, otra para el notario y
una tercera para el Registrador de la Propiedad. Sin contar el tiempo
que insume cada trámite.
Pero el comprador de la casa de Roberto no está dispuesto a esperar.
Planea pagar para agilizar los trámites. La premura vale en cualquier
parte del mundo, pero para el gobierno cubano significa corrupción, una
de sus enconadas luchas en el plano interno.
Es así como comienza la aplicación de la normativa aprobada
recientemente en la isla. Permite la compraventa de viviendas y eliminó
una de las fuentes de ilegalidades. También aumentó el volumen de
trabajo de funcionarios estatales, pero dejó intactos sus salarios. No
cabe duda de que la corrupción y prevaricación de estos agentes, queda
como tarea pendiente.