Vivienda en pésimas condiciones
[03-03-2017 21:08:39]
Steve Maikel Pardo Valdes
(www.miscelaneasdecuba.net).- Así viven muchas familias cubanas, en
medio de la miseria y la decadencia que trae el comunismo y el proyecto
del "hombre nuevo".
Esta es la vivienda, por llamarle de alguna manera, de Geima Meriño
Hernandez, de 28 años y vecina de calle 204 No. 37010 e/ 403 y 405,
reparto El Rancho, Santiago de las Vegas. Boyeros. La Habana.
Madre soltera de 4 hijos, niños de 8, 6, 4 años y un bebe de 6 meses de
nacido, debe cuidar además a su madre de 82 años, jubilada.
No recibe ayuda de los servicios sociales, ha pedido en innumerables
ocasiones el conocido subsidio para comprar materiales y arreglar su
vivienda. Hasta hoy solo ha recibido negativas y, como decimos los
cubanos peloteo, solicitudes perdidas en los vericuetos de la burocracia.
Mientras, esa familia continúa con el techo que amenaza caer sobre sus
cabezas y en medio de la miseria, esta mujer cubana arrastrando la
vergũenza y la impotencia de no poder dar a sus hijos una vida digna ni
una vivienda decorosa con las comodidades que toda madre desea para sus
hijos.
Source: Vivienda en pésimas condiciones - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/58b9cd473a682e06d05e4a5c#.WLsQ6fkrL6Q
Cuba need lacks adequate housing for it's people. Over 880,000 (official data 07/2017) houses need extensive repairs or have to be built. Houses could only be "exchanged" until recently. Now they can be sold. Often houses are impounded for "infractions". People that leave the country illegally lose their property rights. This site highlights the plight of Cubans. La vivienda: problema Cubana
Saturday, March 4, 2017
Friday, March 3, 2017
‘Quimbos’ cubanos, la arquitectura de la miseria
'Quimbos' cubanos, la arquitectura de la miseria
Un cinturón de pobreza y abandono rodea a las ciudades del país
Viernes, marzo 3, 2017 | Roberto Rodríguez Cardona
LA HABANA, Cuba.- La palabra 'quimbo' es un término adoptado en Cuba que
hace referencia a rústicas viviendas de varias aldeas y tribus de
África, y que en el argot cubano es usada generalmente de forma
despectiva para definir un lugar desagradable o ruinoso.
Numerosos documentales y programas televisivos, abordan las vicisitudes,
técnicas de supervivencia y características de vida de los africanos,
sugiriendo al televidente la sensación de abandono, pobreza y atraso
económico y social de esas regiones.
Sin embargo, muchos de esos programas bien pudieran haberse filmado en
la periferia de ciudades cubanas, en zonas que exhiben un parecido
asombroso en cuanto al paisaje semidesértico, vegetación espinosa,
desolación, insalubridad reinante, viviendas deplorables y modo de vida
de sus habitantes. Bastaría ocultar solamente el nombre de la locación.
En las zonas rurales y montañosas de la mayor isla caribeña la situación
tiende a agudizarse, al extremo de sugerir paisajes aborígenes, donde
indígenas campesinos cultivan utilizando coas, picos, arado con tracción
animal y riego manual. Los pescadores y cazadores fueron extintos por
regulaciones forestales.
El crecimiento demográfico, derrumbes o demoliciones, anhelo de
privacidad familiar e insuficiente espacio en la casa materna, son
factores determinantes en la aparición de estos 'quimbos' cubanos, en
los predios urbanos, como una solución desesperada ante la falta de
viviendas.
Las difíciles condiciones económicas de los afectados les obligan
edificar sus "nuevas casas" con los más disímiles e insospechados
materiales constructivos, la mayoría reciclados o recogidos en basurales
y vertederos. Sitios que, además, sirven de áreas de juego de niños
descalzos y como campos deportivos de adolescentes y jóvenes de las
"tribus" cercanas, al parecer inmunes a las plagas y enfermedades
propias de la suciedad y las condiciones antihigiénicas.
Pedazos corroídos de tanques, láminas de hojalata, nailon, cajas de
cartón o madera, pedazos de fibrocemento y fibra de vidrio, tolas,
neumáticos, costanera, restos de madera, pedazos de carrocería
automovilística, placas radiográficas, entre otros, conforman las
rústicas viviendas de estas pobres gentes.
Clavos, sogas y alambres eléctricos se encargan de sujetar la
heterogénea cubierta y la estructura enclenque, confeccionada con cuanto
palo, rama, tubo, cabilla u horcón aparezca. El resultado son
enigmáticas obras pertenecientes a la más pura "arquitectura de la miseria".
Casi todas comparten características comunes: reducidas dimensiones,
falta de ventilación, piso de tierra, paredes y techos agujereados y
múltiples ocupantes. Muchas cuentan con una sola pieza que, de forma
simultánea, sirve de sala, cuarto, cocina y comedor y muchas carecen
inclusive de letrina o baño sanitario. Las necesidades fisiológicas las
realizan en los matorrales cercanos y se bañan en la noche, amparándose
en la oscuridad o tras una sábana tendida para ello.
Muchas de estas viviendas —por no denominarles "muriendas"— persisten
por décadas antes de contar con los servicios básicos de agua o
electricidad; y ni soñar con alcantarillado. Sus ocupantes tampoco
tienen derecho a libreta de racionamiento.
Ilegales al fin, sus ocupantes viven a expensas de enfermedades y
conviven entre la basura aledaña, las plagas y la maleza, y como tal son
tratados. Incluidos entre los más necesitados de apoyo, no pueden apelar
a programas sociales, subsidios o préstamos bancarios, ni licencias de
construcción o reparación parcial, que les permitan solucionar sus
problemas de vivienda.
Irónicamente, aunque son catalogados de ilegales, pertenecen y abonan al
Comité de Defensa de la Revolución (CDR).
Parafraseando el Artículo 9 de la Constitución de la República de Cuba,
el Estado, como poder del pueblo, en servicio del propio pueblo, debe
garantizar la dignidad plena del hombre, el disfrute de sus derechos y
el desarrollo integral de su personalidad y trabajar por que no haya
familia sin una vivienda confortable.
Pero actualmente el Estado parece trabajar en dirección contraria.
Incontables regulaciones estatales y supuestos proyectos de urbanización
periférica se encargan de sabotear sus sueños de propietarios. De nada
sirven los sobornos a funcionarios o los fraudes.
Sin orden estatal, son y seguirán siendo indeseables, cuya extirpación
debe ser inminente. Amenazas y acciones de desalojo, destrucción de
casas, multas y detenciones a los residentes son comunes en estas
ciudadelas.
La densidad poblacional en Bayamo supera los 253,4 habitantes por
kilómetro cuadrado, razón por la que el crecimiento periférico es
espontáneo… e indetenible. Sencillamente, no hay espacio.
Source: 'Quimbos' cubanos, la arquitectura de la miseria CubanetCubanet
-
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/quimbos-cubanos-la-arquitectura-de-la-miseria/
Un cinturón de pobreza y abandono rodea a las ciudades del país
Viernes, marzo 3, 2017 | Roberto Rodríguez Cardona
LA HABANA, Cuba.- La palabra 'quimbo' es un término adoptado en Cuba que
hace referencia a rústicas viviendas de varias aldeas y tribus de
África, y que en el argot cubano es usada generalmente de forma
despectiva para definir un lugar desagradable o ruinoso.
Numerosos documentales y programas televisivos, abordan las vicisitudes,
técnicas de supervivencia y características de vida de los africanos,
sugiriendo al televidente la sensación de abandono, pobreza y atraso
económico y social de esas regiones.
Sin embargo, muchos de esos programas bien pudieran haberse filmado en
la periferia de ciudades cubanas, en zonas que exhiben un parecido
asombroso en cuanto al paisaje semidesértico, vegetación espinosa,
desolación, insalubridad reinante, viviendas deplorables y modo de vida
de sus habitantes. Bastaría ocultar solamente el nombre de la locación.
En las zonas rurales y montañosas de la mayor isla caribeña la situación
tiende a agudizarse, al extremo de sugerir paisajes aborígenes, donde
indígenas campesinos cultivan utilizando coas, picos, arado con tracción
animal y riego manual. Los pescadores y cazadores fueron extintos por
regulaciones forestales.
El crecimiento demográfico, derrumbes o demoliciones, anhelo de
privacidad familiar e insuficiente espacio en la casa materna, son
factores determinantes en la aparición de estos 'quimbos' cubanos, en
los predios urbanos, como una solución desesperada ante la falta de
viviendas.
Las difíciles condiciones económicas de los afectados les obligan
edificar sus "nuevas casas" con los más disímiles e insospechados
materiales constructivos, la mayoría reciclados o recogidos en basurales
y vertederos. Sitios que, además, sirven de áreas de juego de niños
descalzos y como campos deportivos de adolescentes y jóvenes de las
"tribus" cercanas, al parecer inmunes a las plagas y enfermedades
propias de la suciedad y las condiciones antihigiénicas.
Pedazos corroídos de tanques, láminas de hojalata, nailon, cajas de
cartón o madera, pedazos de fibrocemento y fibra de vidrio, tolas,
neumáticos, costanera, restos de madera, pedazos de carrocería
automovilística, placas radiográficas, entre otros, conforman las
rústicas viviendas de estas pobres gentes.
Clavos, sogas y alambres eléctricos se encargan de sujetar la
heterogénea cubierta y la estructura enclenque, confeccionada con cuanto
palo, rama, tubo, cabilla u horcón aparezca. El resultado son
enigmáticas obras pertenecientes a la más pura "arquitectura de la miseria".
Casi todas comparten características comunes: reducidas dimensiones,
falta de ventilación, piso de tierra, paredes y techos agujereados y
múltiples ocupantes. Muchas cuentan con una sola pieza que, de forma
simultánea, sirve de sala, cuarto, cocina y comedor y muchas carecen
inclusive de letrina o baño sanitario. Las necesidades fisiológicas las
realizan en los matorrales cercanos y se bañan en la noche, amparándose
en la oscuridad o tras una sábana tendida para ello.
Muchas de estas viviendas —por no denominarles "muriendas"— persisten
por décadas antes de contar con los servicios básicos de agua o
electricidad; y ni soñar con alcantarillado. Sus ocupantes tampoco
tienen derecho a libreta de racionamiento.
Ilegales al fin, sus ocupantes viven a expensas de enfermedades y
conviven entre la basura aledaña, las plagas y la maleza, y como tal son
tratados. Incluidos entre los más necesitados de apoyo, no pueden apelar
a programas sociales, subsidios o préstamos bancarios, ni licencias de
construcción o reparación parcial, que les permitan solucionar sus
problemas de vivienda.
Irónicamente, aunque son catalogados de ilegales, pertenecen y abonan al
Comité de Defensa de la Revolución (CDR).
Parafraseando el Artículo 9 de la Constitución de la República de Cuba,
el Estado, como poder del pueblo, en servicio del propio pueblo, debe
garantizar la dignidad plena del hombre, el disfrute de sus derechos y
el desarrollo integral de su personalidad y trabajar por que no haya
familia sin una vivienda confortable.
Pero actualmente el Estado parece trabajar en dirección contraria.
Incontables regulaciones estatales y supuestos proyectos de urbanización
periférica se encargan de sabotear sus sueños de propietarios. De nada
sirven los sobornos a funcionarios o los fraudes.
Sin orden estatal, son y seguirán siendo indeseables, cuya extirpación
debe ser inminente. Amenazas y acciones de desalojo, destrucción de
casas, multas y detenciones a los residentes son comunes en estas
ciudadelas.
La densidad poblacional en Bayamo supera los 253,4 habitantes por
kilómetro cuadrado, razón por la que el crecimiento periférico es
espontáneo… e indetenible. Sencillamente, no hay espacio.
Source: 'Quimbos' cubanos, la arquitectura de la miseria CubanetCubanet
-
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/quimbos-cubanos-la-arquitectura-de-la-miseria/
Lo que queda de mi barrio
Lo que queda de mi barrio
¿Podrá recuperarse aquella Habana que existía cuando la República?
Jueves, marzo 2, 2017 | Jorge Luis González Suárez
LA HABANA, Cuba.- Muchos sienten nostalgia por el lugar donde nacieron.
Volver a esos sitios de la niñez y la adolescencia, cuando estamos lejos
de ellos, es un reflejo casi innato.
Ese sentimiento de añoranza me atrapó hace unas semanas e hizo que
retornara a aquel barrio habanero en el cual viví mis primeros años: El
Pilar.
Nací hace 69 años en la clínica San Juan Bosco (el actual policlínico
Abel Santamaría), ubicado en la Calzada de Monte. Del otro lado de dicha
calzada se extendía el barrio de El Pilar.
Hasta los 12 años viví en un muy modesto apartamento de un edificio
situado en el edificio del número 61 de la calle Zequeira.
Es en ese barrio donde se hallaba la parroquia donde ejerció su
ministerio eclesiástico monseñor Ismael Testé, el sacerdote que me bautizó.
Hace unas semanas, la primera visita que hice en El Pilar fue al
inmueble donde nací. Con sorpresa encontré que las dos altas puertas de
madera dura de su entrada principal desaparecieron. Los portones fueron
sustituidos por rejas anacrónicas y mal hechas.
El techo del zaguán que da paso al pasillo y la escalera al primer piso
tiene en varios lugares las cabillas al aire, pues ha perdido casi por
completo el repello.
Otras partes de la construcción se encuentran en similares condiciones,
y la escalera de caracol que conduce a la azotea da la impresión de que
se derrumbará pronto.
Los establecimientos que había en la cuadra donde habité se esfumaron.
Existía una bodega en cada esquina. Al frente de un puesto de chinos,
había una carnicería. También había una lavandería y una barbería. De la
escuela pública tampoco hay ni rastro. Solo quedan las casas
particulares, y eso porque sus moradores se las arreglan como pueden
para mantenerlas.
Encaminé mis pasos hacia la histórica Esquina de Tejas, a solamente dos
cuadras de mi antiguo domicilio. Allí ya nada queda. El bar-cafetería y
panadería, situado en una de las esquinas, donde mis padres adquirían
los gigantescos sándwiches de aquella época para tres personas por un
peso con veinte centavos, y que eran de los mejores de La Habana, está
en peligro de derrumbe.
El cine Valentino —al cual los muchachos llamábamos "el palomar de
Bartolo" por su estructura—, la valla de gallos y la florería fueron
demolidas. Este espacio lo ocupan hoy dos edificios de 20 plantas, que
ya presentan problemas de deterioro debido a la falta de mantenimiento.
El ángulo opuesto, que ocupaba el bar Cantabria, hoy es un espacio vacío.
En la cuadra que se encuentra entre la esquina de Tejas y San Joaquín
había, según recuerdo, otra excelente panadería, el estudio fotográfico
Roxy, una joyería, un tostadero de café donde se compraba este producto
molido al instante, una ferretería, una bodega y un bar, entre otros
comercios. Todo esto se fue a bolina.
La antigua Casa Mimbre, donde mi padre adquirió el juego de cuarto que
aún conservo, fue reconstruida en su totalidad, tras desplomarse parte
del inmueble. Hace más de 60 años contemplé en sus vidrieras un tren
eléctrico de juguete que me hizo soñar con él por mucho tiempo.
Ahora, en la Casa Mimbre venden de todo, cualquier cosa, excepto
muebles de mimbre.
Al frente había una tienda que vendía efectos electrodomésticos, en la
cual vi por vez primera en mi vida un televisor a color. A su alrededor
había dos peleterías, otra mueblería, un bar, una bodega y otros
comercios. Todo esto en solo unos 100 metros.
Otros establecimientos que existieron en la calle Monte hasta el Mercado
Único, fueron las tiendas La Defensa (de telas y confecciones), la Casa
Bulmas y la famosa Casa de las Liquidaciones, más conocida por la Casa
de los Tres Kilos. Hoy ninguno de estos locales presta la función inicial.
En el piso de un portal, dentro de este tramo al que me refiero, existió
un comercio cuyo nombre fue Cuba Libre. En este espacio, hoy en ruinas,
personas provenientes del interior del país improvisaron viviendas al
estilo llega y pon. ¡Qué ironía del destino!
La tristeza y estupor que me produjo ver tamaño desastre me hace pensar
en lo difícil y costosa que será la reconstrucción de aquella gran
Habana en una Cuba democrática. Ojalá Dios me dé vida para verlo.
joreluigonza72015@gmail.com
Source: Lo que queda de mi barrio CubanetCubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/lo-que-queda-de-mi-barrio/
¿Podrá recuperarse aquella Habana que existía cuando la República?
Jueves, marzo 2, 2017 | Jorge Luis González Suárez
LA HABANA, Cuba.- Muchos sienten nostalgia por el lugar donde nacieron.
Volver a esos sitios de la niñez y la adolescencia, cuando estamos lejos
de ellos, es un reflejo casi innato.
Ese sentimiento de añoranza me atrapó hace unas semanas e hizo que
retornara a aquel barrio habanero en el cual viví mis primeros años: El
Pilar.
Nací hace 69 años en la clínica San Juan Bosco (el actual policlínico
Abel Santamaría), ubicado en la Calzada de Monte. Del otro lado de dicha
calzada se extendía el barrio de El Pilar.
Hasta los 12 años viví en un muy modesto apartamento de un edificio
situado en el edificio del número 61 de la calle Zequeira.
Es en ese barrio donde se hallaba la parroquia donde ejerció su
ministerio eclesiástico monseñor Ismael Testé, el sacerdote que me bautizó.
Hace unas semanas, la primera visita que hice en El Pilar fue al
inmueble donde nací. Con sorpresa encontré que las dos altas puertas de
madera dura de su entrada principal desaparecieron. Los portones fueron
sustituidos por rejas anacrónicas y mal hechas.
El techo del zaguán que da paso al pasillo y la escalera al primer piso
tiene en varios lugares las cabillas al aire, pues ha perdido casi por
completo el repello.
Otras partes de la construcción se encuentran en similares condiciones,
y la escalera de caracol que conduce a la azotea da la impresión de que
se derrumbará pronto.
Los establecimientos que había en la cuadra donde habité se esfumaron.
Existía una bodega en cada esquina. Al frente de un puesto de chinos,
había una carnicería. También había una lavandería y una barbería. De la
escuela pública tampoco hay ni rastro. Solo quedan las casas
particulares, y eso porque sus moradores se las arreglan como pueden
para mantenerlas.
Encaminé mis pasos hacia la histórica Esquina de Tejas, a solamente dos
cuadras de mi antiguo domicilio. Allí ya nada queda. El bar-cafetería y
panadería, situado en una de las esquinas, donde mis padres adquirían
los gigantescos sándwiches de aquella época para tres personas por un
peso con veinte centavos, y que eran de los mejores de La Habana, está
en peligro de derrumbe.
El cine Valentino —al cual los muchachos llamábamos "el palomar de
Bartolo" por su estructura—, la valla de gallos y la florería fueron
demolidas. Este espacio lo ocupan hoy dos edificios de 20 plantas, que
ya presentan problemas de deterioro debido a la falta de mantenimiento.
El ángulo opuesto, que ocupaba el bar Cantabria, hoy es un espacio vacío.
En la cuadra que se encuentra entre la esquina de Tejas y San Joaquín
había, según recuerdo, otra excelente panadería, el estudio fotográfico
Roxy, una joyería, un tostadero de café donde se compraba este producto
molido al instante, una ferretería, una bodega y un bar, entre otros
comercios. Todo esto se fue a bolina.
La antigua Casa Mimbre, donde mi padre adquirió el juego de cuarto que
aún conservo, fue reconstruida en su totalidad, tras desplomarse parte
del inmueble. Hace más de 60 años contemplé en sus vidrieras un tren
eléctrico de juguete que me hizo soñar con él por mucho tiempo.
Ahora, en la Casa Mimbre venden de todo, cualquier cosa, excepto
muebles de mimbre.
Al frente había una tienda que vendía efectos electrodomésticos, en la
cual vi por vez primera en mi vida un televisor a color. A su alrededor
había dos peleterías, otra mueblería, un bar, una bodega y otros
comercios. Todo esto en solo unos 100 metros.
Otros establecimientos que existieron en la calle Monte hasta el Mercado
Único, fueron las tiendas La Defensa (de telas y confecciones), la Casa
Bulmas y la famosa Casa de las Liquidaciones, más conocida por la Casa
de los Tres Kilos. Hoy ninguno de estos locales presta la función inicial.
En el piso de un portal, dentro de este tramo al que me refiero, existió
un comercio cuyo nombre fue Cuba Libre. En este espacio, hoy en ruinas,
personas provenientes del interior del país improvisaron viviendas al
estilo llega y pon. ¡Qué ironía del destino!
La tristeza y estupor que me produjo ver tamaño desastre me hace pensar
en lo difícil y costosa que será la reconstrucción de aquella gran
Habana en una Cuba democrática. Ojalá Dios me dé vida para verlo.
joreluigonza72015@gmail.com
Source: Lo que queda de mi barrio CubanetCubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/lo-que-queda-de-mi-barrio/
El Gobierno dice haber recuperado el 86% de las viviendas afectadas por Matthew en Guantánamo
El Gobierno dice haber recuperado el 86% de las viviendas afectadas por
Matthew en Guantánamo
DDC | Guantánamo | 3 de Marzo de 2017 - 08:56 CET.
El Gobierno dice haber recuperado más del 86% de las 42.338 viviendas y
de las 2.168 instituciones estatales afectadas en Guantánamo tras el
paso del huracán Matthew, según dio a conocer el oficial Granma.
Los datos fueron dados a conocer a raíz de una inspección y visita de
Rafael Cuestas Bocanegra, coordinador internacional de programas del
Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Cuba.
Cuestas Bocanegra fue acompañado en su visita por Beatriz Crespín
Oviedo, funcionaria del Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión
Extranjera, y la doctora Dixie Edith Trinquete Díaz, oficial de
comunicaciones de la oficina de UNFPA en Cuba.
Cuestas Bocanegra visitó centros de salud de los municipios de Baracoa,
Maisí e Imías para monitorear el impacto del apoyo entregado por dicho
Fondo a Cuba tras el paso del huracán.
De acuerdo con el funcionario de Naciones Unidas, hubo "una correcta y
rápida distribución de los recursos donados por UNFPA a la provincia,
consistentes en kits de higiene y de salud sexual y reproductiva".
A finales de enero, la presidenta de la Asamblea Provincial del Poder
Popular, Nancy Acosta Hernández, había dicho que la recuperación era del
70% de las viviendas.
Según estas nuevas cifras, en menos de un mes se habría recuperado un 16%.
El huracán Matthew, de categoría cuatro, azotó el pasado 4 de octubre la
zona más oriental de Cuba, donde causó considerables estragos en los
municipios de Baracoa, Imías, Maisí, San Antonio del Sur y Yateras, de
la provincia de Guantánamo.
En los municipios afectados, el meteoro derrumbó total o parcialmente
viviendas, además de provocar graves pérdidas en la agricultura y en los
servicios eléctricos y de comunicaciones.
La Defensa Civil cuantificó los estragos causados en la Isla por el peor
huracán del Caribe en los últimos nueve años en más de 63 millones de
dólares.
Source: El Gobierno dice haber recuperado el 86% de las viviendas
afectadas por Matthew en Guantánamo | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1488527810_29370.html
Matthew en Guantánamo
DDC | Guantánamo | 3 de Marzo de 2017 - 08:56 CET.
El Gobierno dice haber recuperado más del 86% de las 42.338 viviendas y
de las 2.168 instituciones estatales afectadas en Guantánamo tras el
paso del huracán Matthew, según dio a conocer el oficial Granma.
Los datos fueron dados a conocer a raíz de una inspección y visita de
Rafael Cuestas Bocanegra, coordinador internacional de programas del
Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Cuba.
Cuestas Bocanegra fue acompañado en su visita por Beatriz Crespín
Oviedo, funcionaria del Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión
Extranjera, y la doctora Dixie Edith Trinquete Díaz, oficial de
comunicaciones de la oficina de UNFPA en Cuba.
Cuestas Bocanegra visitó centros de salud de los municipios de Baracoa,
Maisí e Imías para monitorear el impacto del apoyo entregado por dicho
Fondo a Cuba tras el paso del huracán.
De acuerdo con el funcionario de Naciones Unidas, hubo "una correcta y
rápida distribución de los recursos donados por UNFPA a la provincia,
consistentes en kits de higiene y de salud sexual y reproductiva".
A finales de enero, la presidenta de la Asamblea Provincial del Poder
Popular, Nancy Acosta Hernández, había dicho que la recuperación era del
70% de las viviendas.
Según estas nuevas cifras, en menos de un mes se habría recuperado un 16%.
El huracán Matthew, de categoría cuatro, azotó el pasado 4 de octubre la
zona más oriental de Cuba, donde causó considerables estragos en los
municipios de Baracoa, Imías, Maisí, San Antonio del Sur y Yateras, de
la provincia de Guantánamo.
En los municipios afectados, el meteoro derrumbó total o parcialmente
viviendas, además de provocar graves pérdidas en la agricultura y en los
servicios eléctricos y de comunicaciones.
La Defensa Civil cuantificó los estragos causados en la Isla por el peor
huracán del Caribe en los últimos nueve años en más de 63 millones de
dólares.
Source: El Gobierno dice haber recuperado el 86% de las viviendas
afectadas por Matthew en Guantánamo | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1488527810_29370.html
Thursday, March 2, 2017
Monday, February 27, 2017
Dismantling One of Fidel’s Houses and Saying Goodbye to His Bodyguards
Dismantling One of Fidel's Houses and Saying Goodbye to His Bodyguards /
Juan Juan Almeida
Juan Juan Almeida, 24 February 2017 — They are dismembering the security
apparatus at the bunker that for years served as a spiritual refuge for
Fidel Castro: an apartment located on the third floor of 1007 11th
Street in Havana's Vedado district.
Little by little they are removing pictures, gifts and belongings along
with some trash. The metal security chain, floodlights and even the
guard post that prevented citizens from moving freely along the length
of the block where the building is located have already been removed.
More than fifty bodyguards have been retired, leaving only a small
temporary garrison of five men and one police officer, Colonel Nivaldo
Pérez Guerra.
Strategically located in District 13, a downtown neighborhood near the
Plaza of the Revolution, the building in question was one of the former
Cuban leader's three official residences. Though he had not visited the
place for several decades, it remained his legal residence from 1976
until the day he died.
These actions are, it seems, an attempt to remove any evidence that
media outlets and Cubans themselves, who have an excessive propensity
for constructing legends and creating myths, might use to craft a heroic
saga out of the daily habits and lifestyle of the late commander-in-chief.
"Ashes to ashes and dust to dust. They are getting rid of anything with
even a whiff of age. In the case of #11 (as the building is known), the
country's leaders have sent us a message: 'The options are total
demolition or a complete remodeling of the place; if we leave it the way
it is, it could awaken the interest of an avid array of gossip mongers;
and, you guys, you are to be relocated,'" says one one disgruntled man,
who for years belonged to the tight inner circle of security personnel
guarding the late revolutionary leader.
"But they are not going to sack us," he adds. "What they are doing is
speeding up our retirement, which is not quite the same thing. At the
same time that they are removing Fidel's things from #11, they are
sending us to Personal Security, over there in Jaimanitas, where they
present retirement as compensation for a lifetime of loyal service. They
are giving us a Chinese car that looks a new Geely model CK but which is
actually a discontinued clunker, a used tourist rental car with a lot of
miles on it."
A disbanded and discontented elite military force can be a terribly bad
omen for a society on fire.
One need only go to the parking area of the Hotel Melia Cohiba or Hotel
Melia Havana and ask any of the former Cuban president's various
bodyguards where one might find a good botero (taxi driver).
They will tell you that a group of them, who are all now unemployed, are
planning to regroup and apply for licenses to operate a privately owned
cooperative offering security services to celebrities and fashionable
artists visiting the country.
A good business, I would think. No one can deny that, when it comes to
personal security, these men have plenty of experience.
Source: Dismantling One of Fidel's Houses and Saying Goodbye to His
Bodyguards / Juan Juan Almeida – Translating Cuba -
http://translatingcuba.com/dismantling-one-of-fidels-houses-and-saying-goodbye-to-his-bodyguards-juan-juan-almeida/
Juan Juan Almeida
Juan Juan Almeida, 24 February 2017 — They are dismembering the security
apparatus at the bunker that for years served as a spiritual refuge for
Fidel Castro: an apartment located on the third floor of 1007 11th
Street in Havana's Vedado district.
Little by little they are removing pictures, gifts and belongings along
with some trash. The metal security chain, floodlights and even the
guard post that prevented citizens from moving freely along the length
of the block where the building is located have already been removed.
More than fifty bodyguards have been retired, leaving only a small
temporary garrison of five men and one police officer, Colonel Nivaldo
Pérez Guerra.
Strategically located in District 13, a downtown neighborhood near the
Plaza of the Revolution, the building in question was one of the former
Cuban leader's three official residences. Though he had not visited the
place for several decades, it remained his legal residence from 1976
until the day he died.
These actions are, it seems, an attempt to remove any evidence that
media outlets and Cubans themselves, who have an excessive propensity
for constructing legends and creating myths, might use to craft a heroic
saga out of the daily habits and lifestyle of the late commander-in-chief.
"Ashes to ashes and dust to dust. They are getting rid of anything with
even a whiff of age. In the case of #11 (as the building is known), the
country's leaders have sent us a message: 'The options are total
demolition or a complete remodeling of the place; if we leave it the way
it is, it could awaken the interest of an avid array of gossip mongers;
and, you guys, you are to be relocated,'" says one one disgruntled man,
who for years belonged to the tight inner circle of security personnel
guarding the late revolutionary leader.
"But they are not going to sack us," he adds. "What they are doing is
speeding up our retirement, which is not quite the same thing. At the
same time that they are removing Fidel's things from #11, they are
sending us to Personal Security, over there in Jaimanitas, where they
present retirement as compensation for a lifetime of loyal service. They
are giving us a Chinese car that looks a new Geely model CK but which is
actually a discontinued clunker, a used tourist rental car with a lot of
miles on it."
A disbanded and discontented elite military force can be a terribly bad
omen for a society on fire.
One need only go to the parking area of the Hotel Melia Cohiba or Hotel
Melia Havana and ask any of the former Cuban president's various
bodyguards where one might find a good botero (taxi driver).
They will tell you that a group of them, who are all now unemployed, are
planning to regroup and apply for licenses to operate a privately owned
cooperative offering security services to celebrities and fashionable
artists visiting the country.
A good business, I would think. No one can deny that, when it comes to
personal security, these men have plenty of experience.
Source: Dismantling One of Fidel's Houses and Saying Goodbye to His
Bodyguards / Juan Juan Almeida – Translating Cuba -
http://translatingcuba.com/dismantling-one-of-fidels-houses-and-saying-goodbye-to-his-bodyguards-juan-juan-almeida/
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