El gobierno prepara leyes para autorizar la compra y venta de
automóviles y casas
Se preparan también normativas para otorgar créditos bancarios a los
trabajadores del sector privado y "a la población en general"
EFE, La Habana | 17/04/2011
El presidente Raúl Castro anunció el sábado que su Gobierno prepara
leyes para autorizar la compra y venta de automóviles y casas entre
particulares, dentro del proceso de reformas y actualización del modelo
económico y social que impulsa en la Isla.
"Se encuentran en fase avanzada las normativas jurídicas asociadas a la
compra-venta de viviendas y de automóviles", indicó Castro en su
discurso de apertura del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC)
en el Palacio de Convenciones de La Habana.
El mandatario y segundo secretario del PCC dijo que también se preparan
normativas para otorgar créditos bancarios a los trabajadores del sector
privado y "a la población en general".
Además, se prevé ampliar los límites dispuestos para la entrega de
tierras ociosas en usufructo a los productores agropecuarios que tengan
"resultados destacados".
Castro se refirió a esos temas al presentar el informe central del VI
Congreso, en el que profundizó en aspectos de su plan de reformas
económicas para superar la crisis del país, contenido en el documento
"Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido
y la Revolución".
Reiteró que la "actualización económica" requerirá modificaciones en la
normativa cubana e incluso ajustes en la Constitución que se propondrán
"en su debido momento".
El plan de ajustes económicos ha llegado al VI Congreso del PCC tras un
"proceso de debate ciudadano", con la celebración en los últimos meses
de 163.000 asambleas en todo el país en las que han participado un total
de 8,9 millones de ciudadanos, según el gobierno.
Según Raúl Castro, en ese debate popular el aspecto que ha levantado más
polémica ha sido la propuesta de eliminación de la cartilla de
racionamiento, una medida que el régimen se ha propuesto implementar de
forma ordenada.
Vigente desde 1962, la cartilla entrega a precios simbólicos una serie
de productos básicos a los 11,2 millones de habitantes del país, entre
ellos, granos, azúcar, huevos, arroz, aceite y pan.
"Dos generaciones de cubanos han pasado su vida bajo este sistema de
racionamiento que, a pesar de su nocivo carácter igualitarista, brindó
durante décadas a todos los ciudadanos el acceso a alimentos básicos a
precios irrisorios altamente subsidiados", señaló Castro.
El gobernante insistió en que la cartilla se ha convertido con los años
en "una carga insoportable" para la economía, al tiempo que no estimula
el trabajo y genera "ilegalidades diversas".
En ese sentido, subrayó que su supresión no constituye "un fin en sí
mismo ni puede verse como una decisión aislada", sino que será una de
las "principales medidas que será imprescindible aplicar para erradicar
profundas distorsiones" en la economía y la sociedad.
No obstante, destacó que "a nadie en su sano juicio en la dirección" del
país se le ocurriría "decretar de golpe" la eliminación de la cartilla
sin crear antes las condiciones para ello.
Precisó que la cuestión de la cartilla de racionamiento se relaciona con
otros problemas como la productividad del trabajo, la situación de los
precios, los salarios, la unificación monetaria y el fenómeno de la
"pirámide invertida".
No obstante, "la revolución no dejará a ningún cubano desamparado y el
sistema de atención social se está reorganizando para asegurar el
sostenimiento diferenciado y racional de aquellos que realmente lo
requieran", apuntó.
Castro repasó la marcha de otras medidas como la reducción de plantillas
en el sector estatal, cuyo ritmo estará determinado por la capacidad del
país para crear condiciones para su despliegue.
Sobre la ampliación del sector privado, aseveró que "está llamado a
convertirse en un factor facilitador para la construcción del socialismo
en Cuba" ya que permitirá al Estado "concentrarse" en elevar la
eficiencia y "desprenderse" de actividades no estratégicas.