REPORTAJE
Fuente: Juan Carlos Salazar (dpa) | 17/07/2011
La Habana, 17 jul (dpa) - Georgina, una vecina del barrio habanero de 
San Miguel del Padrón, inició hace dos años gestiones para legalizar la 
propiedad de una casa. Tras un largo vía crucis, que la propia prensa 
cubana describió como la "cronología de un suplicio", su trámite quedó 
en nada: "el expediente sigue archivado, sin firmar, y yo sin legalizar 
la vivienda".
Desde que en julio de 2009 contrató una abogada de un bufete colectivo, 
Georgina escribió varias cartas, visitó oficinas y conoció a viejos y 
nuevos funcionarios, pero nunca pudo romper la muralla burocrática, sea 
porque "el director se accidentó", porque los papeles estaban "mal 
hechos" o porque necesitaba "un nuevo examen psicosocial".
Pero su odisea, difundida por el diario "Juventud Rebelde", órgano de la 
Juventud Comunista, no es una excepción en el mar burocrático que 
enfrentan los cubanos desde hace medio siglo a la hora de buscar un 
lugar donde vivir o poner en orden los papeles de su casa.
"Aquí es muy común que los abuelos vivan con sus hijos y con sus nietos, 
tres generaciones metidas en la misma casa, o que una pareja divorciada 
conviva, muy a su pesar, bajo el mismo techo, porque ni el hombre ni la 
mujer encuentran donde mudarse", dice Carmen, una profesional recién 
graduada que vive con sus padres.
De allí la gran expectiva que ha despertado la reforma anunciada por el 
gobierno de Raúl Castro, en el marco de la "actualización" del modelo 
socialista vigente en la isla, que permitirá por primera vez desde el 
triunfo de la revolución en 1959 la compraventa de viviendas entre 
particulares residentes o emigrados.
El propio gobierno admitió que las autoridades de todas las instancias 
de la administración deberán revisar 188 disposiciones legales vigentes 
relacionadas al tema, "la mayoría de las cuales establecen prohibiciones 
de carácter administrativo", para poner en marcha la reforma a fines de 
este año.
Las prohibiciones no han impedido, sin embargo, que los cubanos puedan 
resolver sus problemas de vivienda por "la vía izquierda" o "por la 
libre", es decir mediante compraventas ilegales. El propio diario 
"Granma", órgano oficial del Partido Comunista, admitió que la maraña 
burocrática y la infinidad de leyes y reglamentos propiciaron 
"ilegalidades y corrupcion".
Actualmente la única manera legal de cambiar vivienda en Cuba es el 
intercambio, la "permuta", un sistema que requiere no sólo de 
intrincadas gestiones burocráticas, sino de que los interesados puedan 
adecuar la oferta o la demana a sus intereses.
"Permuto casa por dos departamentos", "permuto departamento grande por 
dos pequeños", son los letreros que exhiben los vecinos en una calle 
céntrica de La Habana, donde se reúnen los sábados para ofrecer lo que 
tienen o lo que buscan, un lugar al que los cubanos se refieren con 
cierta ironía como "la bolsa de la vivienda".
Juan Carlos Tabío abordó el drama con gran sentido del humor en un 
clásico del cine cubano de los 80, "Se permuta", una comedia en la que 
Rosita Fornés interpreta a una costurera que arma una cadena de permutas 
para poder cambiar de casa y así alejar a su hija de un pretendiente, 
pero la cadena se rompe cuando uno de los eslabones se arrepiente: "Se 
jodió la cosa", lamenta la protagonista.
No existen cifras realistas sobre el déficit de vivienda en la isla, 
pero algunas estadísticas apuntan a más de medio millón de unidades, sin 
contar las miles de casas y departamentos virtualmente inhabitables por 
el mal estado en que se encuentran. "Usted viviría en esta casa?", 
pregunta el taxista a un turista al pasar frente a un edificio en ruinas 
del centro de La Habana.
La reforma anunciada por el gobierno de Castro, aprobada en el congreso 
del Partido Comunista de abril pasado, no sólo beneficiará a los cubanos 
residentes, sino también a los emigrados, quienes hasta ahora perdían 
sus viviendas al abandonar el país.
La nueva Ley General de la Vivienda flexibilizará trámites y eliminará 
prohibiciones para facilitar la transmisión de la propiedad mediante la 
compraventa, permuta, donación o herencia del inmueble, aunque una 
persona no podrá ser propietaria de más de una vivienda.
Un economista que pidió mantener su nombre en el anonimato declaró a dpa 
que la reforma, una de las más importantes del paquete implementado por 
el gobierno de Castro, además de aliviar un grave problema social, 
movilizará recursos económicos y supondrá "una gran fuente de ingresos 
para el Estado" por el pago de impuestos.
La reforma, en su opinión, incrementará el flujo de remesas del 
exterior, estimado actualmente en unos 1.000 millones de dólares 
anuales: "Y esto se notará muy pronto porque la apertura del mercado, 
así sea limitada, conducirá a la revalorización de las propiedades y la 
gente querrá comprar rápido antes de que suban los precios".
Marta, una vecina del Vedado quiere su vender su departamento para 
comprar una casa con jardín y patio donde poder construir lugares 
independientes para sus dos hijos. "Me han ofrecido 25.000 dólares por 
mi departameto, pero por una casa me piden 90.000", declaró a dpa.
 
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