Odisea cubana tras salir de un albergue
La estancia en un albergue en Cuba puede durar de diez a veinte años y
al final la vivienda "asignada" puede que no esté terminada, sin puertas
y tuberías defectuosas, pero prefieren esas condiciones a vivir en un
albergue.
Agencias
noviembre 17, 2014
Después de más de veinte años esperando en un albergue que el Gobierno
cubano le asignara una vivienda, Teresa Hermán, de 74 años, se llevó
"una gran decepción" cuando se trasladó a su nuevo hogar: "Estaba sin
acabar, el piso (suelo) sin tirar, la cocina y el baño sin azulejos".
Teresa, su hija, nieta y bisnieta son una de las 1.100 familias que han
obtenido una vivienda desde que se puso en marcha en 2013 un programa
para la construcción de 13 asentamientos en La Habana para personas sin
recursos que necesitan un hogar en la capital y que son más de 132.600
según datos oficiales.
Muchas de estas personas han vivido durante diez o incluso veinte años
en albergues o "comunidades de tránsito", a la espera de que el Estado
les entregue una vivienda.
A principios de este año, la familia de Teresa se trasladó a la
urbanización del distrito habanero de Marianao, el único de esos 13
asentamientos totalmente terminado y enteramente asignado a familias de
escasos recursos, aunque vio con tristeza cómo el ansiado hogar que
llevaba dos décadas esperando no cumplía con sus modestas expectativas.
Tanto Teresa como sus vecinos se quejaron a Efe de las "malas
condiciones" de las casas, entregadas sin pintar, sin puertas, con baños
y cocinas sin alicatar, suelo de mortero (cemento), sin línea telefónica
y con las tuberías defectuosas, problemas que algunos han solventado
poco a poco asumiendo los gastos de las mejoras.
En Cuba el fondo habitacional asciende a más de tres millones de
inmuebles, de los que casi un 40 % está en mal estado, mientras el
déficit general se calcula en unas 600.000 casas.
Las casas se han levantado bajo el concepto de viviendas económicas, por
las que el Estado garantiza las "condiciones mínimas de funcionalidad y
habitabilidad", explicó al diario oficial "Granma" uno de los
responsables de este plan del Ministerio de Construcción.
"Desde que llegué aquí, he tenido que hacer una serie de arreglos e
inversiones, cuando en realidad no tengo ni donde caerme muerta",
lamentó Teresa.
Esa queja es generalizada en la urbanización de Marianao, según constató
Efe, y la mayoría de los vecinos no se pueden permitir ni siquiera los
gastos necesarios para acondicionar mínimamente su nuevo hogar. "Yo todo
lo que he podido hacer es pasarle una manita de pintura a las paredes,
que eran todo cemento", cuenta Daylenis Serrano, mujer jubilada que vive
con su marido y su padre enfermo, después de haber pasado 23 años en un
albergue.
Daylenis confiesa que la alegría de tener por fin un hogar quedó
empañada a los tres días de la mudanza, cuando se le atascó todo el
sistema de tuberías y desagües de la casa, que quedó inundada de aguas
residuales. La mujer, que padece asma y ha sufrido dos infartos
cerebrales, afirma que esas condiciones de insalubridad han agravado su
salud: "Desde que vivo aquí no he salido del hospital. Cogí una
infección de garganta y un hongo en el oído producto del polvo que se
levanta por el suelo de cemento", explica.
Otro motivo de malestar entre los vecinos es el régimen de ocupación de
la vivienda, ya que según dicen el Estado les prometió una vivienda en
propiedad, sin embargo se las han asignado en concepto de "arrendamiento
permanente". "Eso quiere decir que la casa nunca será mía y la voy a
tener que pagar hasta que me muera", lamenta Alexis Cruz, un hombre de
70 años que vive con su madre, de 91 años y con una discapacidad física.
la alegría de tener por fin un hogar quedó empañada a los tres días de
la mudanza, cuando se le atascó todo el sistema de tuberías y desagües
de la casa, que quedó inundada de aguas residuales.
Según el testimonio de los vecinos, el precio del alquiler mensual por
una casa de dos habitaciones es de 43 pesos cubanos (1,8 dólares), y de
55 (2,2 dólares) en el caso de una de tres dormitorios. Algunas de estas
familias viven de exiguas pensiones que rondan los 200 o 300 pesos
cubanos (entre 8 y 12 dólares), por lo que el pago de estos costes
implica un esfuerzo titánico para cubrir sus necesidades.
A pesar de las dificultades, la mayoría de los vecinos están satisfechos
de tener por fin un hogar, después de las "pésimas condiciones" en las
que han vivido durante años en las llamadas "comunidades de tránsito",
más conocidas como albergues. Además de las 1.100 viviendas sociales ya
entregadas en La Habana entre 2013 y 2014, el Ministerio de la
Construcción tiene previsto edificar otras 1.480 casas para 2015.
En la concesión de las viviendas se da prioridad a aquellas personas que
llevan residiendo en las "comunidades de tránsito" más de 20 años, a
quienes habitan inmuebles en estado crítico o tienen alguna discapacidad.
El objetivo es que para 2016 no queden en los albergues de tránsito
familias con más de diez años de permanencia.
La vivienda es uno de los principales problemas sociales de Cuba, donde
el fondo habitacional asciende a más de tres millones de inmuebles, de
los que casi un 40 % está en mal estado, mientras el déficit general se
calcula en unas 600.000 casas.
Para paliar la situación, en 2010 el Gobierno abrió la concesión de
licencias de construcción y liberó la venta de materiales, además de
impulsar un plan de créditos y subsidios para reparar edificios el año
pasado.
En noviembre de 2011, se dio luz verde a la compraventa de viviendas
entre particulares, una posibilidad prohibida durante décadas y que ha
sido una de las medidas más populares del plan de reformas emprendido
por Raúl Castro, para "actualizar" el modelo económico socialista de la
isla.
Source: Odisea cubana tras salir de un albergue -
http://www.martinoticias.com/content/cuba-vivienda-albergue-odisea-/80317.html
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