Familia cubana relata sus memorias como desterrados del Escambray
NORA GÁMEZ TORRES NGAMEZTORRES@ELNUEVOHERALD.COM
10/11/2014 4:00 PM  10/11/2014 9:32 PM
"Mi nombre es Felipe Aguilar Medina, soy uno de los que vivieron en el 
pueblo cautivo de Briones Montoto, de los desterrados de Las Villas".
Así comienza la conversación con este hijo de campesinos del Escambray, 
en el centro de Cuba, cuya familia se vio envuelta en medio de una 
guerra civil a principios de los años 60.
"En Cuba hubo una guerra civil. No hay otra palabra para describir lo 
que ocurrió en esa fecha", afirma la historiadora Lillian Guerra, 
profesora de la Universidad de la Florida. Por esos azares de la vida, 
ella es familia de Felipe y también una experta en la historia de los 
primeros años de la Revolución Cubana.
A través de entrevistas y análisis de documentos de la época, Guerra 
relata en su libro Visions of Power: Revolution, Redemption and 
Resistance, cómo el conflicto armado entre los que toman el poder en 
1959 y aquellos que se le opusieron tempranamente—que en su mayoría 
también lucharon para derrocar a Fulgencio Batista—fue, además, un 
conflicto simbólico.
Los opositores que subieron a las lomas del Escambray con la esperanza 
de reeditar lo que había sucedido en la Sierra Maestra, se convirtieron 
en "bandidos" y "contrarrevolucionarios" sobre los que descansaba la 
base misma de la legitimidad "revolucionaria". En ese contexto de 
polarización extrema, no encajaba que campesinos por los que 
supuestamente la Revolución había luchado, "colaboraran" con los "alzados".
Pese a haber llevado a prisión a muchos de ellos, e intentar su 
"reeducación" y rehabilitación", a fines de la década del 60, "el 
gobierno revolucionario decide que hay mucha gente en ese país que a 
pesar de haber nacido con la revolución no son confiables y muchos 
campesinos presos que no habían sido alzados pero los habían apoyado. 
Todos tienen algo en común: problemas ideológicos", explica Guerra.
Entre aquellos que estaban bajo sospecha estaba Néstor Martín Aguilar, 
padre de Felipe. Él y cerca de 10 mil hombres, según las fuentes de 
Guerra, fueron reunidos un día en el estadio de Santa Clara, donde se 
enteraron que los trasladarían forzosamente al otro extremo del país, a 
construir pueblos con nombres de "héroes revolucionarios", como Antonio 
Briones Montoto.
Este hecho sin precedentes quedó grabado en la memoria de Felipe, quien 
tenía solo seis años. El mero recuerdo de estos acontecimientos lo 
emociona casi desde el inicio de la entrevista.
Video:
http://www.youtube.com/watch?v=Mc4Uxtvcj6k
ENH: ¿Qué relación tuvo tu familia con los "alzados" en las Villas?
Mi papá criaba cochinos. Dentro del corral grande, hizo un corralito al 
lado para que los cochinos no se pudieran meter dentro de él, y cuando 
les llevaba comida, llevaba una cubeta con comida para los alzados. 
Cuando él se iba, venían los alzados y recogían la comida.
Cerca de mi casa también había un campamento de milicianos. Para ir ahí, 
él tenía que salir de la casa con una gorra, porque los milicianos se lo 
exigían para no confundirlo con los alzados y darle un tiro. Sin 
embargo, cuando avanzaba [hacia el territorio de los alzados] tenía que 
ponerse un sombrero, porque si entrabas en el territorio aquel con una 
gorra, capaz que pensaran que eras un miliciano y te dieran un tiro. Era 
un trauma hasta para poder alimentar a esas personas.
ENH: ¿Por qué tu papá los ayuda?
Aquel sistema no podía avanzar. A él no tenían como quitarle las 
propiedades por ninguna ley de reforma agraria, porque no tenía una 
barbaridad de tierras. Su mayor tesoro estaba en lo que había luchado, 
en lo que tenía sembrado, las matas de café y en el ganado, que era de 
él. Ya venía un sistema que todo era del estado, todo lo iba recogiendo 
el estado, y la mayoría de los campesinos se dio cuenta y por eso en el 
Escambray se alzaron tantos campesinos.
El Ejército Rebelde hace la limpia en el Escambray porque de esos 
alzados la mitad andaba sin armas. Y mandaron al Ejército completo a 
coger a esos alzados, y ellos sin armas porque las armas nunca llegaron. 
Los campesinos se unieron y les dieron comida pero hasta ahí, no les 
podían dar más nada, las armas las tenía el gobierno.
ENH: ¿Cómo se entera que lo van a trasladar de Las Villas?
Mi papá primero había sido interrogado, pero después, en el año 71 
específicamente, lo citan a una reunión en el pueblo de Cumanayagua. Le 
dijeron que era una reunión para los campesinos. Y mi papá se fue en su 
caballo. Allá les dijeron que la reunión era en Santa Clara y los montan 
en un camión. Cuando llegan a Santa Clara y los bajan del camión, 
estaban rodeados por policías con armas largas.
Un militar se sube en un estrado y les dijo todo lo que quiso. Les dijo 
gusanos, contrarrevolucionarios, que serían trasladados a Pinar del Río 
y que jamás volverían a Las Villas, porque habían colaborado con los 
alzados. Que ellos no merecían estar vivos, sino que debían haberlos 
fusilado. Los montaron en un tren y los mandaron para Sandino, un pueblo 
que está prácticamente en lo último de Pinar del Río.
ENH: ¿Y cómo se enteró tu familia de lo sucedido?
Al día siguiente, fueron a llevar el caballo a la finca donde estaba mi 
mamá y estábamos nosotros, que éramos niños. Yo tenía 6 años. Fueron dos 
militares, con el caballo por las riendas, y cuando llegaron allá le 
dijeron a mi madre: "su esposo ha sido trasladado a Pinar del Río, y 
jamás volverá a verle. A partir de este momento, todos sus bienes quedan 
confiscados por el estado. La cosecha de café que se encuentra en los 
cafetales ya no es de ustedes, no tienen derecho a recogerlo y vendrán 
otros a recogerlo por ustedes. El ganado y demás, será intervenido".
Mi mamá cayó en un ataque de llanto. A partir de ese momento la vida de 
nosotros cambió, porque ya no estaba papi, y ya no teníamos propiedades, 
no teníamos nada.
La casa del campo nos la quitaron; nos quitaron la finca. El poco café 
que recogimos ese año, lo recogimos a escondidas por la noche. El ganado 
se lo llevaron todo. El café nunca lo pagaron. Las matas de café, que al 
precio puesto por el estado eran 25 pesos nada más, tampoco las pagaron.
ENH: ¿Cuándo se reúnen con tu padre?
Cuando él cae en Sandino en calidad de preso, aunque nunca le hicieron 
juicio, cada 45 días le daban un pase para irnos a ver, si se lo ganaba. 
Y cada 45 días autorizaban a dos miembros de la familia a ir a verlo a 
un pueblecito cerca de Sandino. Después, lo trasladan al campamento El 
Negrito, ubicado a 18 kilómetros de Pinar del Río, y empiezan la 
construcción del pueblo cautivo que se llama Antonio Briones Montoto.
En el año 1976, le entregan la llave de uno de los apartamentos que 
ellos mismos habían hecho y nos trasladan para Pinar del Río en un tren. 
Fuimos custodiados por la policía con armas y todo, y hasta para ir al 
baño había que pedir permiso, aunque fueras menor de edad. Todo el mundo 
tenía que estar sentado en el tren y no se podía preguntar nada.
ENH: ¿Qué pasa cuando llegan al pueblo?
Tuvimos que empezar de cero, en una provincia donde a los campesinos de 
la zona les dijeron que quienes le dieran una oportunidad de trabajar en 
la tierra a la gente que vino de Las Villas –porque había campesinos que 
por sembrar y cortar arroz, te daban una parte a ti– les iban a 
decomisar la tierra, como para aislarnos más de todas las posibilidades 
de desarrollo.
Hubo villareños que chapearon aromales [una planta leñosa espinosa] e 
hicieron sus pequeñas finquitas. Y se las quitaron otra vez. Hubo un 
hombre que pidió una tierra que los villarenos habían limpiado, para 
sembrar tabaco, y se la dieron. Después empezaron otras teorías de dar 
tierras, pero ya nadie quería, porque ya esa historia se conoce, ¿volver 
a limpiar para quién? ¿Para que te la vuelvan a quitar? Era un círculo 
cerrado. Por eso hay tanta aroma en Cuba, porque ya nadie cree que tú 
puedes vivir de la tierra sin que te la quiten un día.
ENH: Y cuando les quitaron las tierras, ¿a qué se dedicaron estas 
familias campesinas?
Mi papá se hizo carpintero en Pinar del Río y de eso siguió viviendo, 
ganando 160 y pico de pesos al mes, que en Cuba eso se sabe que no era 
ni dinero, y con cuatro hijos que mantener. Nosotros fuimos creciendo en 
esa incertidumbre, hasta que cada uno fue estudiando lo que pudo.
Yo me hice técnico medio en petróleo, después me quedé sin trabajo. 
Cuando vino el período, como dicen ellos, especial, fui a buscar trabajo 
en el petróleo en Matanzas y ahí me dijeron que no, que yo tenía un 
historial algo complicado y que no había plaza. Otros compañeros de 
Pinar del Río que estudiaron conmigo siguieron trabajando en el 
petróleo, y yo no pude trabajar más en el petróleo.
ENH: ¿Ustedes se sintieron discriminados?
Aparentemente no nos discriminaban. Ellos trataban de tener la política 
en las escuelas de que nosotros no éramos discriminados. Pero tú siempre 
ves la doble intención de las cosas. Si tú y yo somos estudiantes y tú 
tienes 80 y yo tengo 90, ¿por qué tú coges mejor beca que yo? Porque soy 
de la gente de Las Villas. Y así sucedía con todo en la trayectoria de 
la vida, en los trabajos...
ENH: Si te hubieras querido ir del pueblo, ¿lo hubieras podido hacer?
No sé hasta qué punto. Por lo menos al principio no se podía salir, no 
podías hacer nada. Al principio, teníamos que reportar que íbamos de 
visita a Las Villas cada vez que íbamos a salir del pueblo en las 
vacaciones. Esto transcurrió así años y años hasta que luego dieron más 
libertad de movimiento.
Después del año 85, empezaron con otra política. Se hicieron tantos 
reclamos sobre los pueblos cautivos y la gente pidiendo que les pagaran 
lo que les habían quitado...aunque eso nunca pasó. Ya después de esto sí 
era posible moverse. A Las Villas no podíamos regresar, no podíamos 
pensar en regresar porque eso estaba prohibido. A mi mamá y a mi papá se 
lo dijeron, que a Las Villas jamás volverían.
ENH: ¿Cómo toman la decisión de venir para los Estados Unidos?
Es una decisión algo difícil dejar al padre de uno y a mi hermana allá. 
Pero siempre tuvimos la esperanza de podernos ir de Briones. Y habíamos 
aplicado, y nos habían denegado los permisos. Volvimos a aplicar, Dios 
es grande y me dio la oportunidad. Y acá vine con mis hijos y mi esposa, 
a luchar.
Mi papá tiene 90 años, lo aprobaron para venir pero desde que falleció 
mi mamá hace 4 años, ya no tiene la misma fuerza. Él ya dice que 
quisiera quedarse allí para que lo entierren en la misma bóveda de ella.
ENH: Después de tanto tiempo viviendo en Briones Montoto, ¿tu papá 
alguna vez se arrepintió de haber ayudado a los alzados?
Jamás. Actualmente, si alguien va y le habla del Escambray y de todo lo 
que pasó, todavía a mi papá le brillan los ojos. Porque mi papá es una 
gente de campo. Pero bueno, ya el campo se perdió. Todavía quedan 
algunas matas de café, pero ya todo aquello se perdió, y lo único que 
queda es el recuerdo.
Con la colaboración del reportero Abel Fernández.
Puede seguir a Nora Gámez Torres en Twitter por @ngameztorres
Source: Familia cubana relata sus memorias como desterrados del 
Escambray | El Nuevo Herald - 
http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/cuba-es/article2682837.html
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