Thursday, July 28, 2011

Las Delicias de la revolución

Las Delicias de la revolución
Thursday, July 28, 2011 | Por Víctor Manuel Domínguez

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) – El problema de la vivienda en
Cuba ocupa el primer lugar entre las insatisfacciones de la población.
Las leyes impidieron por más de medio siglo construir o comprar una
casa. La escasez del fondo habitacional obliga a miles de familias a
que convivan hasta cuatro generaciones en un mismo hogar.

En un país con 11, 2 millones de habitantes, el déficit de viviendas es
de 600 mil. Además, el 50 por ciento de las construcciones se
encuentran en mal estado, y unos 8, 5 de cada 10 edificios necesitan
reparación, de acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).

Sin embargo, las viviendas confiscadas por el Estado a cientos de miles
de cubanos que han abandonado el país, no están al alcance de quienes
viven mal o no tienen donde vivir. Son destinadas a figuras
gubernamentales y otros caprichos de la revolución.

Por otra parte, la creación de microbrigadas sociales y albergues para
quienes necesitan una vivienda o la perdieron por un derrumbe u otras
causas, en poco ayudan al mejoramiento habitacional.

José Alberto Ramírez es uno de los afectados por esta situación.
Sobreviviente de un derrumbe parcial en el edificio que habitaba en San
José y Campanario, Centro Habana, en1993, fue enviado a un albergue de
tránsito en El Chico, Wajay, en la periferia de la ciudad. Allí ha
pasado las de Caín. Hacinado junto a cientos de personas en una escuela
abandonada, a más de 20 kilómetros del edificio que se derrumbó.

Lleva 18 años esperando por una vivienda. Pero ya perdió las esperanzas.
"Parece –comenta- que ya me hicieron ciudadano del Wajay". Resignado,
duerme junto a su esposa e hijos en un aula dividida por un pizarrón.
Del otro lado del pizarrón, otra familia sueña con un hogar.

Otros están igual, o peor que José Alberto. Como Héctor y Eduardo,
enviados al albergue Las Delicias, en Arroyo Naranjo. En una carta
dirigida al periódico Juventud Rebelde, plantearon su frustración.
Calificados como casos sociales críticos, con expedientes en el
Instituto Municipal de Vivienda, que les asignaría un apartamento cuando
Dios quiera. Llevan 11 años construyendo casas para otros y las de ellos
no aparecen ni en las misas dominicales.

Convocados por el gobierno para que se incorporaran a la reparación de
círculos infantiles, escuelas y otras obras sociales, llegaron a los 60
años en un albergue de tránsito que no conduce a ningún lugar.

Poco podrán hacer. Las llamadas microbrigadas sociales desaparecerán
porque no son rentables. Ahora el gobierno autoriza a construir con
esfuerzo propio, y liberan la venta de materiales; además, anuncian que
se autorizará la compra de viviendas, algo prohibido durante décadas.
Nada de esto va a resolver el caos, si no se emprende la construcción
masiva de viviendas.

Por eso Héctor y Eduardo, sin tiempo, ni casa ni dinero, tendrán que
acostumbrarse a Las Delicias que le ofrece la revolución.

vicmadomingues55@gmail.com

http://www.cubanet.org/articulos/las-delicias-de-la-revolucion/

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