Estadounidenses que viven en Cuba a la expectativa
"Faltan 700.000 viviendas aquí, alguien va a hacer dinero en su
reconstrucción (...)los Estados Unidos quieren ganar dinero y lo harán",
dice, aunque aclara que no es opuesta a esa posibilidad, pero teme que
lo que hace "hermoso" a este país desaparezca.
julio 19, 2015
"Pensé que me iba a morir antes de que sucediera", dice, todavía
incrédula, la octogenaria estadounidense Rena Pérez, de 80 años, en
vísperas de la reanudación oficial de las relaciones diplomáticas entre
Estados Unidos y Cuba, después de más de un medio siglo de
distanciamiento. Llegó hace 56 años con su compañero cubano.
Rena es una de los cientos de estadounidenses que decidieron vivir en la
isla. Hoy, los nuevos pasos diplomáticos de acercamiento los observan
"felices...y preocupados". "Faltan 700.000 viviendas aquí, alguien va a
hacer dinero en su reconstrucción (...)los Estados Unidos quieren ganar
dinero y lo harán", dice, aunque aclara que no es opuesta a esa
posibilidad, pero teme que lo que hace "hermoso" a este país desaparezca.
La misma incertidumbre tiene Pasha Jackon. Este californiano vive en
Cuba desde hace seis años y se beneficia de una beca en la "Escuela
Latinoamericana de Medicina", donde estudia gran parte de los jóvenes
estadounidenses en La Habana. "Sinceramente, no se lo que va a cambiar
la apertura de la embajada. Pero tengo esperanzas", confía este futuro
médico de 32 años. En su criterio, ambos países deben aprender uno del otro.
"Ser pobre en Oakland (California), donde vivo, es estar enfermo",
mientras que "Cuba es un país pobre, pero sin drogas ni otros
problemas". Admite que le encantaría importar el modelo de cobertura
"universal de salud" cubana a su país.
Graham Sowa, otro estudiante norteamericano de medicina en La Habana,
dice estar "encantado de que Estados Unidos finalmente vea a Cuba como
un país independiente" con el que es posible cooperar "en pie de
igualdad." En Cuba desde hace cinco años, espera "ver la bandera
(norteamericana) ondeando al viento, como un símbolo de nuevas
relaciones con nuestro vecino". "Tenemos más en común de lo que
pensamos", afirma. Por ejemplo, dice, a pesar de las dificultades de
acceder a Internet, los cubanos siguen series norteamericanas como
"Juego de tronos" o la vida de las celebridades como el rapero de Nueva
York, Jay-Z.
De igual forma, Pablo Menéndez, guitarrista y compositor venido de
California y que vive en Cuba hace 49 años, interpreta cotidianamente el
rock cubano. "Los políticos van siempre muy lentos. Los artistas se
entienden muy bien", asegura el artista con un arete en la oreja y un
"kufi" (gorro) turco sobre la cabeza. "Estados Unidos y Cuba son dos
polos esenciales de la cultura afro", subraya.
Cuando Pablo escuchó la noticia de la reapertura de las embajadas el
lunes, estaba "feliz", pero piensa que eso no le ayudará mucho a
conseguir una visa norteamericana para su mujer cubana. "Tengo una madre
de 88 años y un padre de 92 años. Me gustaría que mi mujer pudiera
reunirse con ellos, pero los Estados Unidos se negaron ( a conceder la
visa) sin explicación", lamenta el artista, cuya madre, la cantante de
blues Barbara Dane, le transmitió su pasión por la isla. En 1966 ella
fue "la primera artista en desafiar a Estados Unidos y viajar a Cuba. No
sabíamos si podían meterla en prisión", recuerda.
A Conner Gorry, que vive en la isla desde 2002, le gustaría poder viajar
más fácilmente, pero ella tiene sus dudas acerca de los cambios que se
avecinan.
Esta neoyorquina casada con un periodista-bloguero cubano y fundadora
del primer café literario estadounidense de Cuba, se molesta ante la
euforia actual de los medios por el restablecimiento de relaciones. "El
izamiento de nuestra bandera no significa nada para mi, mientras que mi
familia no pueda venir legalmente" a Cuba, dijo en referencia a la
restricción que solo 12 categorías de ciudadanos estadounidenses pueden
viajar a Cuba (artistas, deportistas, académicos, periodistas...).
Además, "no existe un vuelo que me cueste menos de 950 dólares para
(...) Nueva York, mientras que las familias cubanas no tienen la calidad
de vida que merecen a causa del embargo, esto no significa nada",
sostiene esta figura del pequeño mundo de expatriados habanero. En
resumen, "no hay consecuencias concretas", asegura Conner, sentada en su
tranquilo y arbolado café de la calle 23, una de las principales
avenidas del centro de la ciudad.
Source: Estadounidenses que viven en Cuba a la expectativa -
http://www.martinoticias.com/content/cuba-estadounidenses-expectativa-relaciones/99215.html
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