Tuesday, April 9, 2013

Otro estafador anda suelto

Otro estafador anda suelto
Martes, Abril 9, 2013 | Por Alejandro Tur Valladares

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -El matrimonio Ramírez no lo
esperaba. Llegó repentinamente, como esos temporales fuera de estación.
Vestía guayabera, un pantalón de mezclilla, estaba rasurado y hablaba
con fluidez. La sonrisa colgada a los labios y una mano extendida fueron
su tarjeta de presentación:

-Idalberto Álvarez – dijo-.Soy inspector de la Vivienda.

Ramírez y su mujer se apartaron de la entrada y le mandaron a pasar. Ya
dentro de la casa, el visitante sacó un documento de un portafolio
negro, alegando que se trataba de la Licencia de Construcción por cuya
aprobación los ancianos esperaban desde hacía meses. Cabe imaginar la
alegría de los Ramírez.

Mientras los viejos revisaban el documento, el visitante recorrió con la
mirada el inmueble:

-Sí que está mal-, exclamó, y tras unos instantes de silencio, añadió:
-Muy bien, tienen que firmar al pie de la planilla y entregarme 500
pesos. Son para cubrir los trámites que faltan.

Los ancianos tuvieron un instante de duda, pero luego concluyeron que no
debían desconfiar de alguien que era portador de tan buenas nuevas y que
además traía documentos con el cuño de una entidad estatal. El viejo
Ramírez le entregó la cantidad solicitada, y tras un apretón de manos,
surgió la despedida. El visitante les dijo que un mes después debían
pasar por la oficina de Vivienda para recoger una asignación de materiales.

Justo al cumplirse el mes, Ramírez se personó en la oficina de la
Vivienda. Por primera vez no iba solo, la confianza y la ilusión le
acompañaban. Tomó su turno en la recepción y, tras dos horas de espera,
pudo entrevistarse con un funcionario. Bastó un minuto de conversación
para que la verdad emergiera. Los habían estafado.

Nadie en la oficina conocía al falso inspector, ni los trámites seguidos
se correspondían con el procedimiento habitual para la asignación de
licencias de construcción o la entrega de materiales. Pronto Ramírez
sabría que no era la excepción. Otros habían sido timados igual que él.

Historias como la de Ramírez se están haciendo cada vez más recurrentes.
El timo o la estafa es un comportamiento delictivo que desgraciadamente
crece. Para mayor dramatismo, todo parece indicar que los depredadores
escogen a los ancianos como víctimas predilectas.

Las carencias de materiales, el burocratismo absurdo que perdura, la
ausencia de valores de quienes ejercen cargos en la atención al público,
la necesidad del ciudadano de acudir a canales alternativos para
solucionar problemas que instituciones o funcionarios gubernamentales no
tramitan, son ingredientes idóneos para que el mal prospere.

Pero de momento, una realidad se impone: el estafador de los Ramírez
anda suelto. Corresponde a las autoridades actuar con vigor contra estos
taimados para evitar que aprovechen la vulnerabilidad de los ancianos.
Estudiar las causas que potencian el mal e implementar, al margen de
retóricas ideológicas, políticas que apunten a la regeneración del ser
humano, también debiera ser prioritario.

http://www.cubanet.org/articulos/otro-estafador-anda-suelto/

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