Ciudades-establos
Lunes, Agosto 27, 2012 | Por Alberto Méndez Castelló
PUERTO PADRE, Cuba, agosto, www.cubanet.org – Alertamos desde esta
ciudad la pasada semana: "no hay jabón ni detergente, y el agua es
escasa y de dudosa calidad".
Gracias a Dios que, aunque el agua sigue siendo escasa y de dudosa
calidad, esta semana los comercios fueron abastecidos y ya es posible
conseguir jabón de lavar y de tocador a cinco y seis pesos, y detergente
desde 50 centavos en divisas hasta cerca de dos pesos en moneda
convertible (cuc).
A menos de 200 kilómetros tenemos epidemias: cólera al sur, en la vecina
provincia Granma, y dengue al oeste, en Camagüey.
Aunque fuentes oficiales lo niegan, se dice que aquí tenemos al menos un
caso de dengue.
"El paciente fue trasladado al hospital provincial con diagnóstico
reservado", dijo a este cronista una fuente médica.
"No tenemos confirmado que sea dengue, pero bien puede serlo", indicó un
funcionario de Salud Pública.
Si toda el área del Caribe está en alerta ante la aparición de brotes de
dengue, particularmente aquí están dadas las condiciones para la
eclosión de esa pandemia.
Una red de acueductos y alcantarillados con salideros a cada paso
mantienen encharcadas no pocas calles de la ciudad, haciéndolas un
paraíso para los mosquitos.
Es verdad: Existe indolencia ciudadana y proliferan los basureros en
plena calle, a las puertas de las casas. Pero también es cierto que el
gobierno mantiene un deficiente sistema de recogida de basura y ejercita
un pésimo control sobre tan importante tarea.
La basura aquí se recoge en carretones tirados por caballos o por
bueyes, sin las mínimas condiciones higiénicas, desbordados y
descubiertos, que a su paso van regando toda suerte de desperdicios por
las calles.
Solo las dos avenidas principales mantienen una limpieza óptima en este
muladar donde convivimos con ratas, cucarachas, moscas y mosquitos.
Pero no es este solo un problema local. Es una situación de degeneración
cívica agravada por el estado de "sobrevivencia sociopolítica" en que
vivimos a escala nacional.
Es cierto: la indigencia propicia la abulia. Pero si los que perdieron
la voluntad poco o nada hacen por su higiene y por la higiene colectiva,
los emprendedores, los que luchan, también propician –o les han hecho
propiciar- el caos en que vivimos.
En pleno siglo XXI nos transportamos en coches tirados por caballos y,
para redondear nuestras entradas o mejorar la dieta, criamos cerdos,
gallinas, conejos y cuanto animal reporte ganancia o alimento. Así
transformamos la ciudad en "ciudad-establo".
¿Imagina usted una ciudad-establo? Animales encerrados en restringidos
espacios, comederos, bebederos, estiércol, orines, olores menos nobles,
enjambres de moscas y mosquitos, y todo esto conviviendo en una urbe
donde el agua es escasa, el jabón es caro y los insecticidas poco menos
que desconocidos.
No sería rara una pandemia de dengue, de cólera o vaya usted a saber de
cuántas otras epidemias en una ciudad-establo. Raro sería que los
arquitectos de los "establos-ciudades" admitan que en ellas las gentes
contraen epidemias. Sabido es que aún no se ha descubierto una vacuna
contra la hipocresía.
http://www.cubanet.org/articulos/ciudades-establos/
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