Lunes, Octubre 17, 2011 | Por Jose Antonio Fornaris
LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org – En Cuba, con una población
de alrededor de 12 millones, de acuerdo a estadísticas oficiales existe
un déficit de más de 600 mil viviendas. Otras fuentes indican que en
realidad el déficit habitacional es de más de un millón de unidades.
Desde el pasado año el Estado liberó la venta de materiales de
construcción y permitió, luego de décadas de incomprensible prohibición,
que la población, con esfuerzo propio, paliara en alguna medida la
carencia de casas, y tratara de detener el deterioro de las existentes.
O sea, el gobierno nos dio permiso para arreglar nuestras casas.
Al principio, el suministro de materiales a los sitios de ventas
estatales fue totalmente irregular; pero desde hace tres o cuatro meses,
al parecer ha comenzado a estabilizarse.
Pero veamos los precios a que el Estado nos vende algunos materiales de
construcción esenciales, todos de producción nacional: Una bolsa de
cemento gris de 44 kilogramos, no utilizable para preparar hormigón,
cuesta 112 pesos; una taza de inodoro -el tanque se vende por separado-,
cuesta 650 pesos; un lavamanos -sin herrajes-, se vende por 450; y una
losa esmaltada cuadrada, de 33 centímetros, cuesta 25 pesos.
A eso hay que agregarle el acarreo y la transportación de los
materiales, que el comprador debe agenciarse por su cuenta -ya que el
concepto de "entrega a domicilio" es desconocido en Cuba-, y el costo de
la mano de obra para cualquier trabajo de reparación o construcción.
Con estos precios, se calcula que construir un pequeño baño puede costar
entre 12 y 15 mil pesos. O sea, el equivalente a tres años de salario
íntegro de un cubano, ya que el salario promedio mensual en la isla es
de 408 pesos.
Pero el que parece llevarse el premio en cuanto a precios altos, es el
cemento blanco, que hasta el momento solo se vende en moneda
convertible. En las ferreterías que venden en esa moneda, las bolsitas
de un kilogramo del producto se venden aproximadamente a 50 centavos de
dólar, equivalentes a 10 pesos, en moneda nacional. Por lo tanto una
bolsa de 44 kilogramos de ese cemento vale 440 pesos, es decir, más que
el salario mensual promedio de los cubanos.
En Cuba, un médico especialista gana al mes 573 pesos y un máster en
ciencias naturales gana 720. Al médico no le alcanza su sueldo mensual
para comprar la bolsa de cemento blanco de 44 kilogramos y al master le
alcanzaría para bolsa y media. Construir una modesta casa de seis piezas
puede costar -sin incluir el terreno o espació- unos 150 mil pesos. O
sea, 22 años de salario de nuestro médico especialista.
Es indispensable señalar además que, a diferencia del resto del mundo,
en Cuba todo debe ser pagado en efectivo, ya que no existe mecanismo
alguno de financiación o crédito. Cabe entonces preguntarse: ¿Cuándo,
personas como nuestro médico y nuestro master en ciencias naturales
-profesionales especializados que ganan un salario superior al promedio
nacional- podrán construirse una casa?
El rumor echado a rodar, quizás para atenuar tantas quejas que se
escuchan en muchas partes, es que el precio actual de los materiales de
construcción es para la gente que tiene dinero; que más adelante –no se
dice cuándo- esos precios bajarán de manera notable.
Fidel Castro declaró una vez a un periodista extranjero, que su salario
de 750 pesos mensuales le alcanzaba para todas sus necesidades. Con eso
no podría comprarse dos bolsitas de cemento blanco para reparar Punto
Cero. Lo que gana su hermano, el actual gobernante nunca se ha dicho,
pero al parecer la familia y sus allegados jamás han tenido que
preocuparse por la compra de materiales de construcción para construir o
reparar sus casas.
Parece que sus grandes mansiones las lograron con "la ayuda
desinteresada de la Unión Soviética", como se llamaba aquí a los
cuantiosos subsidios con que la Unión Soviética mantenía a flote la
dictadura cubana, hasta que se produjo la debacle del comunismo.
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