Monday, September 26, 2011

María ya vive en La Habana

María ya vive en La Habana
Monday, September 26, 2011 | Por Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) – En 2008, seis años
después de conocerse a través del último Censo de Población y Vivienda
que más del 40,8 por ciento de los pobladores de la capital habanera
eran inmigrantes del resto del país, el gobierno expulsó de la capital a
más de veinte mil "ilegales". Hoy, según cálculos extraoficiales, se
sabe que la inmigración rural es mucho mayor en La Habana.

María es una campesina casi octogenaria. Nació y vivió donde murió
nuestro Apóstol José Martí, en Dos Ríos, poblado perteneciente al
municipio Jiguaní, provincia Granma. Su historia es igual a la de esos
cientos de miles de inmigrantes del interior de la isla que han
preferido vivir en La Habana a como dé lugar, antes de morir de tristeza
y miseria en olvidados pueblos de campo, que no prosperan.

Ella recuerda como era aquella zona agreste en los años cincuenta, y
dice que ni en las casas más pobres faltaba la leche, el boniato, la
harina de maíz y el puerquito suelto en el patio, sin que existiera el
temor de que alguien pudiera robárselo de madrugada. De muy joven
trabajó en una plantación de algodón, que desapareció con la revolución.

En Dos Ríos, me cuenta María, a pesar de los años transcurridos, nada ha
mejorado con la revolución. Las viviendas construidas en dos barrios
convertidos en comunidades, con sus dos consultorios médicos, una
farmacia y tres escuelas, no ofrecen ningún desarrollo a la zona. Muy
poco o casi nada para medio siglo, durante el cual las familias se
multiplicaron.

María dice:

-La gente está disgustada porque sabe que no hay esperanza alguna de un
futuro mejor. Una de las cosas que más golpea a los pobladores de Dos
Ríos es la necesidad de viviendas, transporte y trabajos que paguen
bien. Allí el transporte es privado y peligroso, porque se trata de
inventos que la gente ha hecho para trasladar grupos de personas, sin
seguridad alguna. El gobierno no ofrece ningún medio de transporte.

Decir que todo está abandonado no es exageración. Por ejemplo, en el río
de la zona, que lleva el mismo nombre, donde de niños nos bañábamos y
disfrutábamos de sus aguas limpias y transparentes, se acumulan los
residuales de unidades porcinas de los municipios santiagueros".

Muchos de sus pobladores quieren irse de allí. Es un lugar triste. Muy
triste. El monumento del Apóstol es lo único que recibe atención. En sus
áreas verdes trabajan los jardineros y se cuidan los árboles de los
alrededores, aunque sólo reciba visitas de Pascuas a San Juan. Pero el
resto, aunque parezca mentira, permanece igual, como si el tiempo se
hubiera detenido en los años sesenta. Tuve la suerte de venir a vivir a
la casa de uno de mis hijos, en El Bajo de Santa Fe, cerca de la
capital. Llevo tres años con él y todavía ni siquiera tenemos libreta de
abastecimiento, contador de la luz y el agua. Somos casi ilegales. Aún
así me siento mejor después de haber abandonado Dos Ríos, y hasta me
hago la idea de que he mejorado de vida. ¡Por lo menos ya vivo en La Habana!

ENLACE: http://www.ecured.cu/index.php/Dos_R%C3%ADos

http://www.cubanet.org/articulos/maria-ya-vive-en-la-habana/

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