La tragedia de los desposeídos en Cuba
WALDO FERNÁNDEZ CUENCA | La Habana | 21 Ene 2016 - 8:59 am.
El palpable deterioro de toda la infraestructura urbanística del país y
la grave escasez de viviendas son la demostración más fehaciente del
fracaso del castrismo luego de casi seis décadas en el poder. Solo hay
que acercarse al drama de miles de albergados debido a la pérdida o
derrumbe de su casa o a aquellos que malviven en edificaciones ruinosas
para entender a la Cuba real, aquella que se aleja de las postales
turísticas y la propaganda gubernamental.
Estas personas, que suman por lo menos miles en la capital del país, se
sienten engañados y frustrados por las autoridades. Apenas tienen
esperanza de recuperar lo poco que tenían o han perdido. Su odisea
apenas se conoce. Por ello nada mejor que oírla de sus propios labios y
sentir como apenas tienen fe en mejorar sus vidas después de tantas
promesas incumplidas.
"Es triste y deprimente cómo personas trabajadoras, humildes, que creen
en esta Revolución, quedan desamparadas ante la misma Revolución. Es
difícil contener mis lágrimas cada vez que encuentro nuevas
edificaciones para militares. Se siente uno menospreciado por ser un
simple civil sin remesas de familiares extranjeros. ¿A dónde esta
situación llevaráa nuestra forma de actuar en la vida?"
Las frases anteriores son un fragmento de una carta escrita, y nunca
entregada a las autoridades, de una cubana albergada en una llamada
"Comunidad de tránsito" ubicada en el reparto capitalino de Bahía, en el
municipio Habana del Este. Su nombre es Maria Esther Hernández. La niñez
de esta mujer estuvo marcada por el abandono de su madre y su estancia
en un hogar para niños sin amparo filial. Al alcanzar la mayoría de
edad, la enviaron para un albergue con la promesa de que allí estaría a
lo máximo cuatro años y ya va por 20 años de espera.
Su relato, como el de otros tantos albergados, lleva el signo de la
frustración y el permanente engaño de las autoridades: "Al principio,
tanto el baño como la cocina eran colectivos", confiesa. "Solo tiempo
después hicieron un pequeño baño y cocina para cada cubículo. Pero aun
así, vivimos en condiciones pésimas. El techo se filtra y las paredes
agarran corriente eléctrica, estos cubículos están hechos sobre un
terreno cenagoso, por lo cual sus cimientos no son firmes y el piso es
de cemento. El piso del baño está hundido y el agua de los tanques está
contaminada."
María Esther Hernández dice que que está cansada de escribir cartas al
Gobierno y, al final, la respuesta es siempre la misma: no hay fondo
habitacional disponible. Debe esperar. La primera oferta de una vivienda
le llegó hace solo unos pocos meses, pero ella acota que "las casas que
te ofrecen están en muy malas condiciones, son viviendas hechas de
pladul, un material muy endeble, y se encuentran en lugares muy
apartados como Guanabacoa o Cotorro. Es salir de Guatemala para entrar
en Guatepeor".
Una respuesta similar da Miriam Rodríguez, quien lleva 11 años albergada
y, cansada de vivir en tan malas condiciones, escribió una misiva al
Consejo de Estado reclamando salir de allí. Sin embargo, "todas son
evasivas", reconoce. "Te dicen que están tramitando tu caso, pero en esa
respuesta se queda. Yo tengo una hija enferma de cáncer y en la posta
medica más cercana casi nunca hay médicos y, como este lugar es muy
apartado, es muy difícil hallar un carro para una urgencia médica. De
hecho en los últimos dos años han fallecido cuatro personas debido a que
no han llegado a tiempo al hospital más cercano. Fuimos a la Plaza de la
Revolución a reclamar solución a nuestro caso y después de eso se
aparecieron las autoridades del municipio Regla y Habana del Este
insinuando que lo que habíamos hecho se podía entender como
contrarrevolución, solo por reclamar una casa."
Según cifras oficiales dadas a conocer en 2014, existen solo en la
capital más de 130.000 personas albergadas, las cuales van a parar a
esos lugares por diferentes motivos: derrumbes, hacinamiento, personas
sin amparo filial, entre otras causas. Allí conviven desde ancianos de
más de 80 años hasta niños que nacen esos albergues en condiciones
verdaderamente infrahumanas.
En similares condiciones al albergue Plaza en Bahía se encuentran
prácticamente todos los inmuebles habilitados para ese fin que hay en la
capital del país. Un recorrido por varios de ellos —como el de "La
Campiña", ubicado en El Cerro o el llamado "VI Congreso", en el barrio
de Lawton— se escuchan quejas similares de todos sus residentes.
Hacinamiento, pésimas condiciones higiénico-sanitarias (sus residentes
conviven entre cucarachas, ratones y aguas albañales) y, sobre todo,
eternas promesas de salir pronto de allí que nunca se cumplen, signan el
panorama de miles de capitalinos desahuciados.
Una estafa total
Un reportaje aparecido en el diario Granma el 13 de noviembre de 2014
hacía ver cómo las casas asignadas a los albergados presentan, en un por
ciento altísimo, un estado muy deficiente de terminación. En muchos
casos el piso de estas viviendas es de cemento, tanto el baño como la
cocina no tienen completo el azulejeado, entre otras muchas deficiencias
señaladas en ese trabajo periodístico. Sin embargo, uno de los edificios
ubicado en la calle Concepción en Lawton, no recogido en este trabajo
periodístico, puede calificarse de estafa, ya que el Gobierno entregó
las viviendas bajo la condición de "nuevo" y "buen estado", y estas
presentan un estado deplorable.
El malestar de los moradores (antiguos albergados) es unánime pues los
inmuebles presentan serios problemas de filtración en casi todas sus
locaciones, lo que ha provocado que en tan solo tres años su deterioro
sea tal que se hayan hecho prácticamente inhabitables. Una de sus
inquilinas, Laura, señala: "En todas las paredes hay filtraciones y
humedad. Estos apartamentos están tasados en 8.000 pesos cubanos y uno
paga mensualmente 60 pesos, pero es una verdadera estafa porque
sencillamente no sirven. Hemos reclamado al Gobierno, pero prestan oídos
sordos. Aquí viven muchas personas mayores, niños, personas con asma y
esta humedad permanente atenta contra su salud. La indiferencia es
total, tanta que no pagamos la electricidad y nadie viene a cobrárnosla".
Desde hace más de cinco meses un derrumbe parcial ocurrido en una
edificación de dos plantas en muy malas condiciones en la calle Tulipán
410, en El Cerro, obligó a dos numerosas familias con niños pequeños y
varios ancianos a abandonar temporalmente el lugar y pernoctar en casa
de unos vecinos.
Desde ese momento, la única solución que le dieron las autoridades fue
un albergue en las afueras de la ciudad, pero ellos se negaron a recibir
esa "ayuda" porque argumentan —no sin razón— que ir para un albergue
significa esperar largos años por una vivienda. De manera que malviven
en la planta baja de dicha edificación en ruinas, sin electricidad y sin
agua corriente.
Una de las afectadas, María del Carmen Salazar, comenta que "lo que
queda de la edificación está lleno de hollín en las paredes porque nos
alumbramos con mechones. Incluso querían quitarnos el suministro de gas
para obligarnos a salir de aquí y dejarnos sin nada, o sea desalojarnos
de una vez y por todas, pues todo parece indicar que a alguien le
interesa el terreno. Esto lo suponemos porque esta propiedad está en la
condición de usufructo gratuito y las personas que obtienen una vivienda
bajo esa condición son dueñas de la casa a los seis meses y un día.
Nosotros llevamos más de 10 años aquí, pero como nuestros expedientes
están perdidos no tenemos la propiedad del inmueble. Es evidente que
desean sacarnos y terminar de demoler lo que queda para dárselo a
alguien con dinero".
Preguntados de si tenían alguna esperanza de resolver su problema,
aunque fuera a largo plazo, se veía el escepticismo en la cara de todos
ellos. Poseen muy pocas esperanzas de mejorar sus vidas o simplemente de
"tener lo mío", como tanto repiten. A causa de ello, han perdido también
el miedo y desean que su odisea se divulgue a los cuatros vientos para
que se conozca realmente la tragedia de los desposeídos en Cuba.
Source: La tragedia de los desposeídos en Cuba | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1453363184_19277.html
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