Puentes Grandes: Triste postal de un barrio difícil
En la capitalina Avenida 51, las fachadas de las casas y solares son
deslucidas. Pertenecen a un barrio considerado como "conflictivo"
jueves, mayo 21, 2015 | Isis Marquez
LA HABANA, Cuba. -En la Avenida 51, en Puentes Grandes, las fachadas de
las casas y solares son deslucidas, tristes, también extremadamente
agresivas por pertenecer a un barrio considerado como "conflictivo"
debido a la violencia y a los contrastes sociales. Pero, de manera
sorprendente, entre las personas que lo habitan el lugar pareciera deber
su leyenda negra solo a la peligrosidad de sus calles, carentes de
señalizaciones.
Según Pedro Ortega y Lázaro Duarte, custodios de la Papelera cercana a
La Tropical, vivir y trabajar allí es muy peligroso: "Los accidentes
están a la orden del día. No hay señalizaciones claras por las
autoridades viales, por eso los choferes conducen como locos. No hay un
orden establecido, por eso seguirán los muertos".
La mayoría de las viviendas de la zona están muy deterioradas. Josefina
Menéndez, una vendedora de golosinas caseras, nos habla de sus tragedias
personales. Su casa está a punto de caerse: "Lo único que puedo hacer
para vivir es vender coquitos que me devengan hasta 100 pesos diarios [4
dólares]. Aquí te quitan la corriente [eléctrica], el agua… nadie se
hace responsable por nuestras calamidades".
En la curva de 51 está el punto de venta de comestibles "El Gallito",
allí conversamos con Maricela Mejías que, según nos dice, depende de sus
hijos para poder comer. Al varón, aunque trabaja como relojero, no le
alcanza lo que gana con su oficio; la hembra se busca el sustento como
prostituta, "jineteado", y, según nos confiesa la madre, centra sus
esperanzas en casarse con un extranjero que los saque de la miseria.
Siguiendo por la misma avenida, al principio de la calle Rizo o San
Pedro, se encuentra el comedor para los más desamparados del barrio,
allí se ofrece almuerzo y comida a precios que oscilan entre los 15 y
25 centavos de dólar. Según los vecinos del lugar, gracias a ese
servicio sobreviven los mendigos y desahuciados. Pero a solo unos
metros, al final de la calle, se levantan los condominios de los
"mandamás del barrio", como llaman los vecinos pobres a los generales y
coroneles: "a ellos nos les falta nada, los abastecen de todo, ¡frente a
nuestras narices!, es una falta de respeto", exclama un señor en el
Parque Martí.
En la calle San Pedro pudimos conversar con varios jóvenes. Algunos
jugaban al futbol. Yusmiel Ferrer y Adonis López dicen no interesarles
los estudios porque lo que vale es el futbol y buscar cómo ganarse la
vida del modo más fácil. Según ellos mismos confiesan, sus padres están
muy ocupados en proveerles el plato de comida y no tienen tiempo para
educar o velar por sus futuros.
También intercambiamos palabras con un militar que no quiso
identificarse. Solo se limitó a comentarnos sobre su trabajo y de cómo
velaba por la tranquilidad del barrio en los sábados de fiesta en los
Jardines de La Tropical: "Aquí no faltan los 10 carros patrulleros y la
vigilancia. Quisiéramos hacer más por nuestra gente, pero la realidad
[es que] está difícil para todos. Somos un barrio pobre pero seguro".
La reputación de Puentes Grandes, al menos en los últimos años, nunca ha
sido buena, sobre todo como consecuencia de lo que sucede en los
Jardines de La Tropical. En las fiestas nocturnas de este concurrido
lugar reinan el bullicio, el alcohol, la violencia y el consumo de
anfetaminas como la llamada "Bailarina", o el "Ambrosio".
Source: Puentes Grandes: Triste postal de un barrio difícil | Cubanet -
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