El subsidio de mi padre
mayo 7, 2015
Osmel Almaguer
HAVANA TIMES — En diciembre del año pasado, mi padre solicitó un
subsidio para materiales de construcción en la Dirección Municipal de la
Vivienda (DMV) de La Habana del Este. Zuleidys, la técnica que lo
atendió, le advirtió que no tuviera demasiadas expectativas, que
últimamente habían concedido muy pocos.
Yo, que lo acompañaba, le dije que no perdiera las esperanzas, que no
hay peor gestión que la que no se hace. Sin embargo, algo me decía que
no resolveríamos los problemas constructivos de su casa, y así fue. Hoy,
todavía nadie lo ha visitado, siquiera para hacer la tasación
correspondiente.
En el mes de febrero del año que transcurre Maggie, otra especialista de
la DMV, llamó a mi padre y le comunicó que ella era la encargada de
hacer la tasación del inmueble, pero que necesitaba le garantizáramos un
transporte por lo apartado del lugar.
Este, molesto por el atrevimiento, le dijo la verdad; que nosotros no
tenemos un carro, ni dinero para alquilarlo. Entonces se me ocurrió que
podríamos resolver con la moto del trabajo de mi madre, que no es para
eso, pero todo el mundo lo hace.
Le hablé a Maggie sobre la posibilidad de recogerla en la moto, entonces
dijo que tendría que ser en su casa en Guanabacoa. Ya me pareció más que
petulante su actitud, pero tenía deseos de ayudar a mi padre porque está
envejeciendo, y su casa aún más.
Pactamos para un día antes de mi partida a Ciego de Ávila. Había
planificado todo para que funcionara como un reloj. Sería una cuestión
de la ida por el regreso. Sin embargo, horas antes de la cita, Maggie me
llamó para cancelarla porque se había "complicado".
Al regresar de Ciego de Ávila, la llamé al teléfono fijo que me había
proporcionado. Me salió una señora y me dijo que ya Maggie no vivía
allí. Eso es todo. Ahí acabó. Desde entonces esperamos por su llamada o
la de cualquier otra especialista de la DMV, pero ha sido en vano.
Incluso mi padre se quejó en el Municipio del Partido, pero tampoco esa
queja tuvo repercusión.
El subsidio fue una de las iniciativas implementadas por Raúl Castro
casi inmediatamente después de su entrada al poder. Miles de casas han
sido terminadas de esta manera, con el esfuerzo y parte del capital a
nombre de las personas, mientras que el Estado colabora con el susodicho
subsidio, y así reporta muchas más casas construidas gracias a su mérito.
Sin embargo, como siempre sucede en este país, todo lo que comienza
regular termina siendo hojarasca. Aún el subsidio existe, pero ya muy
pocos se benefician con él. Los encargados de hacer que este mecanismo
funcione, se corrompen o actúan dominados por la desidia.
Source: El subsidio de mi padre - Havana Times en español -
http://www.havanatimes.org/sp/?p=105821
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