junio 13, 2014
Daisy Valera
HAVANA TIMES—El primer contacto que tuve con la cultura china fue
mediante un amigo de la infancia, Javier. El chinito invitaba a los
niños del barrio a su apartamento y hacia que su abuelo comenzara a leer
periódicos viejos; y claro que la lectura era en chino, de otra forma no
hubiese sido tan divertido la experiencia.
El otro acercamiento fue de tipo gastronómico y resulta casi un
misterio. No imagino cómo logré encontrarme con rollitos de primavera y
maripositas chinas durante los rigores del período especial.
.
Los recuerdos de los restaurantes espirituanos Yangtsé y Shanghái me
arrastraron a visitar el Barrio Chino de La Habana. A finales del 2005
atravesé por primera vez el inmenso pórtico diseñado según la
arquitectura del período Minh, y terminé comiendo espaguetis. El precio
del arroz frito era demasiado para mi bolsillo de estudiante universitaria.
En los últimos años he recorrido decenas de veces el que una vez fue el
mayor y más próspero Barrio Chino de América Latina; hoy es muy difícil
encontrar vestigios de su esplendor de antaño.
Posiblemente lo más distintivo del barrio chino actualmente son las
cubanitas sin ojos rasgados, apretadas dentro de imitaciones de vestidos
tradicionales y acosándote para leerte el menú de los restaurantes.
No queda mucho de los negocios tradicionalmente impulsados en Cuba por
esa comunidad; ni puestos de frituras de frijoles caritas, ni helados de
agua, ni frutas envueltas en papel de celofán, ni tintorerías. Las
fondas han cedido su espacio a restaurantes repletos de comida criolla o
italiana.
La Danza del León, el sonido de una corneta y unos pocos practicantes de
artes marciales redondean lo poco que nos queda de la influencia china.
Ya no podemos asombrarnos, como lo hizo Carpentier, con las destrezas
acrobáticas y la ópera del que llamó "barrio amarillo".
De los miles de chinos que se habían establecieron en Cuba, hoy se
pueden contar menos de 400 ancianos y apenas suman 11 las asociaciones
que siguen en funcionamiento de las 36 existentes en 1959.
El principal éxodo de este grupo poblacional tuvo que ver con la
expropiación de sus negocios por el Estado en 1968. Los chinos,
escaparon de la Revolución Cubana como lo hicieron de la de Mao; se
fueron con su música y su charada a otra parte.
Cada mes de junio se celebra la llegada de los primeros chinos
("culíes") al puerto de La Habana. El pasado día 3 se cumplieron 167
años. El plan de desarrollo Integral de la capital, promovido por la
Oficina de Historiador, intenta revitalizar cultural y
arquitectónicamente el Barrio Chino pero al esfuerzo continúa faltándole
una comun
Source: Barrio amarillo clarito - Havana Times en español -
http://www.havanatimes.org/sp/?p=96585
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