Economía, Turismo, Viviendas
¿Hay algo que funcione bien en Cuba?
Imposible encontrar algo que funcione bien en Cuba, o que mejore
Eugenio Yáñez, Miami | 12/09/2012 11:15 am
La pregunta es muy simple: después de 53 años de castrismo en todas sus
variantes, ¿hay algo que funcione bien en Cuba? No, nada. Ni siquiera la
represión.
No hace falta información secreta de la CIA, ni confidenciales reportes
diplomáticos de la Unión Europea o América Latina. Ni información de
periodistas independientes o disidentes. Ni "filtraciones". Basta la
prensa oficialista, amarilla y sensacionalista a más no poder, pero que
ni aun así puede tapar el sol con una información distorsionada, más
enclenque que el dedo de un castrista mal alimentado.
No se trata de comparar a Cuba con Haití, Burkina Faso o Tonga, como
acostumbran hacer quienes no tienen argumentos para defender la tiranía
totalitaria. Se trata de Cuba, nuestra Cuba, que es de todos los
cubanos, no solamente de sus jerarcas que la han estado destruyendo por
más de medio siglo.
Dejemos a un lado en esa prensa la cantaleta permanente por los cinco
espías convictos que cumplen sanción en Estados Unidos en condiciones
mucho más humanas y decentes que cualquier preso político en la
isla-manicomio, o "el bloqueo", que por mucho que sueñen algunos tontos
en Cuba y Miami nunca será levantado sin nada a cambio, o "la crisis
mundial", en la que algunos países prosperan, a pesar de todo, o "la
sequía" o "los huracanes".
Revisemos, simplemente, esa prensa oficial que no puede publicar nada
sin autorización del Departamento de Orientación Revolucionaria del
Partido, y que cuando media Cuba estaba a oscuras el domingo en la noche
hablaba por Radio Reloj de recetas de cocina, los "logros" de la
revolución, descubrimientos arqueológicos, y las malas noticias que
ocurrían en cualquier parte del mundo, menos en Cuba. Hablaba de
cualquier cosa, menos de la realidad cotidiana de los cubanos de a pie.
¿La producción de alimentos? En descenso. Aumentan algunos renglones
comparados con años anteriores, como el arroz o los frijoles,
priorizados por el régimen, pero disminuyen los demás. ¿Resultado final?
Menos comida para los cubanos.
¿La producción azucarera? Ridícula y con rendimientos por hectárea que
dan pena, teniendo en cuenta que Cuba fue la azucarera del mundo hasta
que le cayó encima la peste castrista.
¿La producción de electricidad? Un desastre. No por el apagón del
domingo en la noche. Un apagón no hace crisis, ni una golondrina hace
verano. La crisis real es el fracaso de la "revolución energética" y los
"grupos electrógenos", inventos de quien tu sabes.
¿El turismo? Cada vez son más los componentes importados que resultan
necesarios para dar los más elementales servicios a los turistas, desde
yuca y vegetales hasta muebles y lencería en las habitaciones. El
ingreso neto en moneda fuerte, en proporción a los ingresos totales, es
cada vez menor.
¿El transporte? No hacen falta estadísticas: basta pararse a esperar una
guagua en cualquier parte del país, a cualquier hora, cualquier día,
para darse cuenta de su verdadero estado. Cincuenta años después de
estar repitiendo lo mismo, el parque de transporte siempre está
destruido, el transporte de carga se realiza básicamente por camiones,
el ferrocarril es subutilizado, la navegación de importación/exportación
y de cabotaje son un mal chiste, y el transporte aéreo es poco más que
privilegio de la nomenklatura.
¿La salud pública? Váyase sin llevar ningún soborno a un cuerpo de
guardia cualquiera, en cualquier lugar, cualquier día, a cualquier hora,
y podrá comprobar las maravillas de la salud pública castrista. Ojalá
nunca tenga que ingresar en ningún hospital sin disponer de sobornos,
para que no tenga que añorar los hospitales de Togo o de Vanuatu.
¿La educación? ¿Posibilidad de asistir a las escuelas sin pagar
directamente por los estudios? Cierto. ¿Posibilidad de avanzar en los
estudios sin ser políticamente "confiable"? Falso. ¿Estudiantes
"apáticos" estudiando relaciones internacionales, filosofía, psicología
o derecho? Imposible. Los que opinen lo contrario podrán desmentirme
inmediatamente, pero no con boberías: así que si no tienen ejemplos
concretos, mejor que se callen.
¿Las viviendas? Con excepción de las que están en "zonas congeladas"
para la camarilla dirigente, o en zonas turísticas, o para los
extranjeros, es riesgoso estar en ellas, pues el peligro de derrumbe
puede ser inminente: casi todas están requeridas de mantenimiento y
pintura, en el mejor de los casos, o de reparaciones capitales y
reconstrucción total en muchos casos.
¿Vestuario y calzado? Para el cubano que no recibe remesas o paquetes
del exterior, o que no compra a quienes venden ropa y zapatos importados
por su cuenta de Ecuador u otros países, ni el vestuario ni el calzado
nuevo existen. "Papá-Estado" ni se preocupa en fingir que los vende en
moneda nacional, y si lo hace los precios son astronómicos.
¿Las comunicaciones? ¿De qué hablamos? ¿De Internet para todos los
cubanos? ¿De teléfonos celulares con precios accesibles para los
usuarios? ¿De personas que llevan quien sabe cuantos años esperando a
que se les instale un teléfono? ¿Del sistema de correos? No hace falta
decir nada: todos los cubanos lo saben.
¿La cultura? La oficial padece constantes penurias, sin recursos ni
facilidades. Y la que no comulga con los enfoques del régimen es
ignorada o reprimida. Los escritores y artistas se dividen en
"respetuosos del régimen" y "enemigos", y en función de eso existen o no
existen.
Sin embargo, habrá quien piense que todo esto que digo es simplemente
mala sangre, que hay cosas que tienen que estar bien o estar mejorando.
Digamos que, quizás, los lineamientos del VI Congreso, que son una
actividad súper-priorizada.
Pues no, tampoco. Todos los días nos enteramos que los contratos entre
empresas son un relajo muy bien organizado; que los planes no tienen
nada que ver con lo que ocurre en los centros de producción, ni se
cumplen; que los inspectores, la policía y la burocracia aplastan a los
cuentapropistas; que la corrupción reina rampante en todo el país; que
los "dirigentes" no atienden a la población ni resuelven los problemas,
ni aun los más elementales, que cada vez se hacen más complejos; que la
reforma migratoria va, pero poco a poco, sin prisa pero sin pausa; que a
nadie les interesan las elecciones del poder popular, porque no se
resuelven los problemas; que la eliminación de la doble moneda ocurrirá
algún día antes del año ¿2100?; que… que… que…
Bueno, pero algo tiene que funcionar bien. ¿Tal vez la represión?
Tampoco: porque cada vez la situación es más difícil y con menos
esperanzas para todos, cada vez son más los cubanos en la Isla que le
van perdiendo el miedo a la dictadura, y cada vez es mayor el miedo de
los represores, porque saben que el final se va acercando
inexorablemente, y que ellos están del bando equivocado. Así que ni eso.
Entonces, ¿hay algo que funcione bien en Cuba? La respuesta es muy
sencilla: ¡nada!
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/hay-algo-que-funcione-bien-en-cuba-280000
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