Wednesday, July 11, 2012

Acerca del acaparamiento de artículos de consumo

Acerca del acaparamiento de artículos de consumo
Miércoles, Julio 11, 2012 | Por Orlando Freire Santana

LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -El acaparamiento de artículos
de primera necesidad es comidilla diaria entre los cubanos. Las personas
llegan a un establecimiento comercial y adquieren muchos más artículos
que los que necesitan, sobre todo si presumen que ese bien pueda
escasear en el futuro. Lo mismo da que se trate de una frazada de piso,
un jabón de lavar, un rollo de papel sanitario o un simple cepillo para
limpiarse los dientes.

La prensa oficialista la ha emprendido en duros términos contra los
acaparadores, a los que acusa de comprar mercancías en grandes
cantidades para revenderlas a un precio superior, y así especular con
las necesidades de la población. Estos ataques van dirigidos contra los
vendedores ilegales que desafían a policías e inspectores en cualquier
esquina de nuestras ciudades, pero también contra no pocos trabajadores
por cuenta propia autorizados a ejercer la actividad comercial.

Tales diatribas pretenden que las causas del acaparamiento recaigan
sobre la ambición y el egoísmo de personas inescrupulosas. Sin embargo,
ignoran que la verdadera génesis de ese fenómeno es el desajuste en la
relación oferta-demanda, cuando la primera no cubre las expectativas de
la segunda; lo cual, además, genera la desconfianza entre los
consumidores. Porque, por ejemplo, resulta inevitable que cuando
aparezcan nuevamente las frazadas de piso en los establecimientos
comerciales de la isla, muchas personas carguen con una cantidad
apreciable de ellas. Solo así podrán sortear el temor a que este
producto desaparezca otra vez del mercado, y deban de acudir a los más
inimaginables sustitutos para mantener la higiene en sus hogares.

A propósito, de acuerdo con datos suministrados por el periódico Tribuna
de La Habana (edición del domingo 10 de junio), las fábricas de frazadas
de piso instaladas en el país son capaces de producir 7,3 millones de
unidades al año, y la demanda nacional se calcula en el entorno de las
20 millones de unidades. Entonces no es difícil imaginar que el
empecinamiento en la política de sustitución de importaciones, o el
lamentable olvido de algún burócrata de incluir las frazadas en el plan
de compras en el exterior, puedan haber sido los culpables de la
alarmante escasez que hemos padecido de ese producto.

Con respecto a los trabajadores por cuenta propia que adquieren
artículos en establecimientos estatales, y después los revenden a
precios superiores, se precisan dos consideraciones. En primer término,
el hecho de no existir un mercado mayorista para los cuentapropistas los
obliga a comprar en los mismos establecimientos que la población,
creándose de esa forma una presión adicional sobre una oferta
generalmente deprimida.

Por otra parte, no hay que olvidar que los trabajadores por cuenta
propia comercializan sus bienes y servicios de acuerdo con la relación
oferta-demanda. Aquellos que se desenvuelven en una actividad semejante
a la quincallería, venden en ocasiones los mismos productos que el
comercio estatal, pero siempre a precios superiores, que son, a la
postre, los que indica el mercado. Tomemos en cuenta también los altos
impuestos que afrontan los cuentapropistas, así como su convivencia
junto a inspectores y controladores de todo tipo.

Y son estos cuentapropistas los que más críticas reciben últimamente,
acusados de acaparar y extorsionar a los consumidores. Oficialistas de
línea dura proponen que estos trabajadores por cuenta propia sean
multados, sus negocios confiscados, y hasta que se les obligue a
realizar trabajos comunitarios, como la limpieza de parques y calles.

Mas, las evidencias indican que cuando aumenta la oferta desaparecen el
acaparamiento y la especulación. La búsqueda de chivos expiatorios solo
sirve para encubrir la verdadera causa del problema.

http://www.cubanet.org/articulos/acerca-del-acaparamiento-de-articulos-de-consumo/

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