Wednesday, September 7, 2011 | Por Joisy García
LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) – Cuentan los vecinos de
la zona del Guatao, que por los años 50 los propietarios del inmueble en
que vivo le llamaban "el chalet", y otras personas lo identificaban como
"la quinta". El terreno donde se edificó la vivienda medía
aproximadamente unos 50 metros de ancho por 100 de largo. Sus
propietarios la habían concebido para el descanso los fines de semana y
llegaban en sus autos tratando de alejarse del estrés que causa el
trabajo y el bullicio que atormenta durante la semana a todos en la ciudad.
La vivienda en que hoy vivimos contaba en aquellos tiempos con un portal
amplio y espacioso, un garaje para el auto, una amplia y fresca sala de
estar, tres cuartos, cocina al mejor estilo de la época, dos baños, dos
terrazas con vistas esplendorosas al campo y una entrada asfaltada en
forma de U, que era controlada por un custodio que trabajaba en una
garita a la entrada de la estancia.
Al triunfar los barbudos de la Sierra, los dueños de la vivienda
abandonaron el país y la casona le fue "asignada" a un teniente de las
nuevas fuerzas armadas. Al poco tiempo de vivirla el militar, comenzaron
los conflictos y problemas del fondo habitacional en el país y algunos
funcionarios pensaron que el nuevo dueño del inmueble se estaba
pareciendo demasiado a la vieja "oligarquía", por lo que le sugirieron
que compartiera la vivienda, para mejorar la imagen, sólo por
determinado tiempo, con otro compañero suyo que también se identificaba
con el proceso revolucionario. El teniente no tuvo más opción que
dividir mediante una pared rústica y una cerca, supuestamente
provisional, la vivienda y la pequeña finca.
El nuevo propietario del ala izquierda, por necesidad familiar, permitió
a su hija y el esposo construir una casa a la derecha de la parte del
terreno que le pertenecía, por lo que hoy en día podemos observar una
construcción, al peor estilo de la era revolucionaria.
La pareja que vivía en la parte derecha se divorció y ante la
imposibilidad de conseguir otra vivienda para uno de ellos, decidieron
dividir a la mitad la mitad que les había tocado del antiguo chalet. Con
el paso de los años, las familias se multiplicaron.
En la antigua casa de descanso, concebida para una familia, hoy viven un
total de 18 personas entre niños, jóvenes y ancianos. De más está decir
que ya no es el hermoso chalet de entonces, sino una fraccionada finca
que aloja una cuartería donde conviven hacinadas diferentes familias.
Lo que queda de esta destartalada casa es quizás una metáfora de lo que
ocurrió con todo nuestro país; una muestra de lo que resultó ser la
sociedad anhelada y soñada en que viviría el fantasmagórico hombre nuevo.
ENLACE: http://www.ecured.cu/index.php/Guatao_(La_Lisa)
http://www.cubanet.org/articulos/el-chalet-que-nos-regalo-la-revolucion/
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