20-09-2010.
Eriberto Liranza Romero
Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- El cuadro desolador que presenta el hogar
de Mabel Acosta Nicodo vecina de la Calle Güasimal, # 17, entre
Cervantes y Estrella, reparto Párraga, Arroyo Naranjo, Ciudad Habana-
demuestra que las cosa en Cuba van de mal a peor. Esta habanera que vive
en unos de los barrios marginales de la capital cubana, ha sufrido el
abandono en carne propia y al más alto nivel.
Para ella, ser madre de tres hijos pequeños, soltera, con una madre
enferma que trabaja como auxiliar de limpieza, una abuela de 90 años e
inválida, no son problemas con los que no pueda lidiar; su dolor está en
ver como sus hijos crecen en una "casa", en la que no merecen vivir ni
los cerdos, según nos cuenta, ha visitado desde la sede del gobierno
municipal, hasta el mismísimo Palacio de la Revolución, y nada.
"He ido al Gobierno (Poder Popular), a la U.M.I.V (Unidad Municipal
Inversionista de la Vivienda), Tramites de Albergue y sigo en las mismas
condiciones o mucho peor. Aquí han venido gente de todos lados a
visitarme, prometen materiales, casas, soluciones, pero todo queda en
palabras que luego se olvidan; llevo más de 5 años en estos tramites y
no resuelvo con nadie".
"Fui a ver a Armando Riverón, Vicepresidente del Consejo Popular quien
tiene que ver con la entrega de materiales y me dio una planilla para
que se la llevara a otra "compañera" para que me diera 30 tejas de
fibrocemento; cuando fui, me dijeron que se habían acabado, que esperara
a un nuevo aviso, ese supuesto aviso nunca llegó, será porque no tengo
dinero para sobornarlos".
"Mi madre y yo hemos sido maltratadas por el Presidente de la
Circunscripción, Nicolás Cruz, este "compañero" carece de todos los
modales para tratar a las personas y en ocasiones se escondía para no
atendernos. La mamá de este Delegado vivía en condiciones similares a
las nuestras antes de ocupar el alto cargo que tiene en el gobierno, y
en menos de un año construyó una casa grandísima, yo no entiendo cómo
para él aparecieron los materiales y para muchas madres como yo, nunca
se resuelve nada. Yo sólo quiero lo mejor para mis hijos y que se
respeten sus derechos a una infancia feliz, a mi no me importa que haga
sus negocios porque todo cubano tiene que inventar para poder vivir,
pero lo de este compañero ya es mucho, se vale de su cargo para abusar
del pueblo".
"También fuimos a ver a la compañera que atiende a la población en el
Poder Popular y me dijo que mi problema era con Doris, quien es
Directora de Tramites de Albergues, llevo dos años viéndola y siempre me
ha dicho que no hay capacidad en los albergues y que mi vivienda puede
aguantar dos o tres añitos más, esto me lo dijo hace sólo unos días y
esta casa, desde antes de que mis hijos nacieran, ya estaba inhabitable.
La señora María Cristina Nicodo, madre de Mabel, llena de indignación
por el "peloteo" del cual es víctima su familia, nos dice:
"Ellos me dicen que estamos albergados en nuestra propia casa, que
busquemos papeles de aquí y de allá para resolvernos y no pasa nada,
empezamos cuando mi nieta era una bebé y ya tiene casi 11 años y ni un
albergue decente nos han dado".
"Aquí me robaron todos los efectos eléctricos porque no tenemos
seguridad, fuimos al gobierno para que me dieran gas de balón par poder
cocinar y me dijeron que cocinara con leña en el patio si tenía, o que
me muriera de hambre porque eso era un problema mío".
"El Delegado reconoció que no tenía ninguna posibilidad de ayudarnos y
me mandó que viera a Nicolás Cruz, cuando fui con el Delegado a verlo,
este me dijo que yo siempre tenía problemas, que iba a ver como me
resolvía. Creo que todavía está viendo".
"Si nos quejamos nos dicen gusanas, yo no quiero que me regalen nada, si
no que no digan tantas mentiras y nos engañen como lo han hecho por
tantos años, para ellos somos mejores si seguimos aguantando y callados".
"Mi madre Ángela Alfonso Chi, de 89 años, trabajaba en una de las
"mejores" escuelas del gobierno, la "Vladimir Illis Lenin", la presentan
como un gran logro, pero después de tantos años de trabajo, un día se
cayó y se lesionó gravemente el hígado, la retiraron con una pensión
miserable y nunca más se preocuparon por ella; ahora está postrada en
una cama y no me dan ni una silla de rueda, han venido los de Salud
Pública y me dicen "que el papel tiene que bajar de arriba", yo no se de
donde tiene que bajar, ven que mi mamá se orina y defeca en la cama y
todavía dicen que están valorando el caso".
En todo este panorama devastador, nada me causó tanto dolor como las
inocentes declaraciones de los hijos de Mabel, a quien le permitió que
hablasen de sus deseos ante la cámara, entre la risa y la pena, la niña
de 10 años, Leydis Castellanos Acosta, expresó:
"Cuando vengo de la escuela trato de llegar sola porque me da pena que
mis amiguitos vean cómo vivo, yo quisiera poder tener una casita bonita
que no se moje tanto para no sentir vergüenza de mi casa".
El que si estaba ajeno de todo era el pequeño Omer Castellano Acosta de
9 años, -hermano de Leydis y Deliet Torriente Acosta de tan solo un
año-, pero cuando se le preguntó como se sentía viviendo en esas
condiciones, con pocas palabras y sin culpar a nadie, solo nos hablaba
de querer "vivir en un lugar limpio y seco donde poder jugar".
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=29899
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