Friday, February 10, 2017

El calvario de "hacerse una casa" en el oriente de Cuba

El calvario de "hacerse una casa" en el oriente de Cuba
09 de febrero de 2017 - 13:02 - Por Jesús Jank Curbelo

Tras el paso del huracán Matthew, muchos habitantes de Maisí quedaron
sin casa. Esta es la historia de Juan, que con 80 años, trata de
levantarle un cuarto a su hija

Este reportaje fue publicado inicialmente en El Estornudo.

e llama Juan, tiene 80 años, y está en Maisí, Guantánamo, a fines de
noviembre, uniendo con soga unos tabiques grandes de madera para hacer
una casa. O "para levantarle un cuarto a mi hija, que desde que pasó (el
huracán) Matthew no tiene dónde estar."

"Y ella no tiene esposo. Ella es solita."

Juan Bautista Pileta Pileta tiene una hija de 58 años, un hijo de 60 que
está con él, levantando la casa, y un nieto de 40 que quería ser un
ingeniero agrónomo, pero ocupó los años cultivando en Maisí.

"A mi tía el Gobierno le aprobó una vivienda porque tuvo destrucción
total. Mientras, le estamos haciendo esto para que tenga donde estar con
sus cosas", dice Adel González Pileta, el nieto de Juan.

"Esta casa tenía como cinco años de construida. Era de estructura
ligera, de fibro (fibrocemento), y todo eso el ciclón lo destruyó. La
madera era una madera mala, de palos blancos: una madera que se
deteriora cuando pasan los años."

—¿Desde cuándo viven aquí ustedes?

—Nosotros somos de aquí. Yo vivo allá, mi hija vive aquí, y mi hijo vive
por allá arriba. Las casas todas están destruidas, ¿no?, pero esta la
destruyó total.

Juan tiene barbas y las manos duras. Y la casa ahora mismo es cuatro
palos puestos en las esquinas de un cuadrado dibujado en el suelo.

Adel: "A la casa mía le destruyó el techo, la viró, le rompió tablas; la
cocina y el piso también. Me dieron tejas negras (asbestocemento)… "

Juan: "Eso es para que nosotros nos camuflajeemos mientras… Porque esto
fue muy grande la destrucción que hubo. Y son muchas las casas. Entonces
están tratando de que uno tenga dónde encubrirse mientras llegan los
demás materiales."

"Aquí quedó una casa que es de placa por allí, y una que hay más allá. Y
más ninguna."

Adel: "Ahora hay viviendas que hay que demolerlas para después poder
enderezarlas, porque no se puede poner un techo sobre una vivienda
destruida."

Llegar aquí es cruzar unos 200 metros de un trillito abierto en una loma.

La carretera que lleva a La Máquina (capital de Maisí) está lejísimo.

—¿Dónde fue que pasaron el ciclón?

Juan: "En una casa de placa por allá. Una casa grande, de cuatro
cuartos. Estábamos sentados todo el mundo."

"Habíamos, no sé… Niños solamente había cuarenta y pico, menores de ocho
años."

"Hombres había tres que estaban en la puerta principal, que estaba
clavada, y tres veces (el ciclón) intentó llevársela. Sí."

Adel: "Habíamos puesto dos vigas para asegurar la puerta, para darle
potencia. Arrancó una de las vigas y hubo que hacerle fuerza, y
acomodarle sillones."

Juan: "Y clavarla."

Adel: "Las rachas de viento que golpeaban allí, si se hubiera tardado
media hora más, se hubieran llevado las persianas y todo. Y el agua
penetraba por debajo de la puerta."

—Dicen que nunca hubo un ciclón tan feo como ese por aquí…

Juan: "No se puede comparar. Ninguno de estos (los hijos) existían
cuando el Lili. Yo sí. Yo viví toda la vida aquí. Y cuando el Lili
nosotros nos parábamos en cualquier alto ahí y se veía el yunque de
Baracoa. No había tantas casas ni tantos techos. Los que había eran de
guano."

"Entonces mi papá y yo hicimos una brigada… porque quedó una casa, y la
de nosotros que la viró. Hicimos la brigada e íbamos desbaratando las
casas y armándolas de nuevo, mi papá y yo."

—Y ahora están haciendo lo mismo…

Juan: "Ahora estamos haciendo lo mismo."

Adel: "Nos estamos ayudando mutuamente ahí. Como el tiempo está tan
cabrón con la llovedera esa, el agua y qué sé yo, todo el mundo está
tratando de abrigarse; tratando las mismas familias de acoplarse ahí, de
ir resolviendo."

Juan: "Ahora estamos a casa de la hija de mi hija, mira, que el ciclón
le llevó también el techo y todo. Lo que hubo fue que acomodarle las
tablas. Ahí habemos siete personas."

Adel: "En la casa de placa estuvimos mientras hubo evacuación, tres días
creo que fueron; pero después cada cual tuvo que venir para su lugar."

Juan: "Comida sí todo el mundo llevó un poco."

Adel: "Y prácticamente había que comérsela cruda, porque la cocina no
estaba dentro de la casa. Era una cocina de madera afuera, y el viento
le tumbó tejas y fue terrible."

Juan: "Y el ciclón se llevó casi todos los chivos. Algunos se salvaron."

Adel: "Las gentes trataron de asegurar sus cosas. Lo material. Pero
muchas viviendas fueron arrancadas completas… El problema más grande
fueron las viviendas."

Juan: "Y la vianda, compay."

Adel: "Los cultivos sí fueron devastados. El café, la vianda, todo fue
abajo. Aquí se cultivaba mucho ñame, plátano, yuca… Ahora estamos
volviendo a sembrar cultivos de ciclo corto para ir sobrellevando más o
menos la situación; y más adelante, cuando haya buena producción, pues
seguir aportando al Gobierno y para nosotros subsistir."

Juan: "Porque el café demora…"

Adel: "La mayoría de los terrenos se han hundido, y la mayoría de los
árboles grandes han destruido las plantaciones."

"La agricultura hay que volverla a hacer. Pero nada, se sale adelante."

—¿Y avanza esto que están haciendo aquí?

Juan: "Esto lo empezamos hoy. A mi hija le dieron una lona y cartón, e
intentamos cubrir el techo y los laterales. Las tablas sí son las que
quedaron de la vivienda, que no se partieron. Las tenemos ahí para
entonces forrar las paredes con las tablas esas y cubrir con la lona.
Los clavos son los mismos que tenía la casa."

Adel: "De momento vamos a hacer un cuarto. Armamos el esqueleto, y
después le ponemos las tablas que quedaron, y terminamos con los
recursos que le han asignado a ella. Pero al techo hay que hacerle un
entable para poner el cartón."

Juan: "Esto lo fuimos aprendiendo de la necesidad, de los problemas. No
hay mejor escuela que la vida. Yo de la vida he aprendido hasta a andar
en un radio."

Adel: "Sí, sí, hay que aprender de todo. No es que será un trabajo
perfecto, pero bueno, hay que aprender."

Juan: "Aquí uno da una idea y otro pone un palo. Porque hacer una casa
es algo grande, ya que esa persona no tiene dónde guardarse. Entonces
para uno es una buena impresión venir, y ponerle un lugar donde se pueda
controlar."

Adel: "Se ve el cambio en la persona cuando ya tiene algo que dice:
bueno, estoy en lo mío. Se ve el cambio de espíritu, el deseo de vivir,
de salir adelante. Y eso llena a uno de tranquilidad."

"Uno no puede estar durmiendo tranquilo sabiendo que hay alguien
mojándose. Y más si es alguien que es cercano a ti."

Juan: "Y lo mismo que hacemos por un familiar lo hacemos por cualquiera."

Juan tiene barbas y las manos duras.

Adel es seco, de cuerpo liviano.

Y esos palos clavados en el suelo después serán el techo de una mujer
que no se va a mojar.

FUENTE: EL ESTORNUDO

Source: El calvario de hacerse una casa en el oriente de Cuba | Cuba -
http://www.diariolasamericas.com/america-latina/el-calvario-hacerse-una-casa-el-oriente-cuba-n4114530

El Gobierno promete 42 millones de dólares en subsidios para arreglar viviendas (o algo así)

El Gobierno promete 42 millones de dólares en subsidios para arreglar
viviendas (o algo así)
DDC | La Habana | 10 de Febrero de 2017 - 11:57 CET.

El Gobierno prometió este jueves entregar en 2017 una ayuda de 1.054
millones de pesos cubanos (alrededor de 42.000.000 dólares) en subsidios
para la compra de materiales de la construcción para arreglar viviendas,
según informó el Ministerio de Finanzas y Precios (MFP), de acuerdo con
el periódico estatal Trabajadores.

En conferencia de prensa la viceministra del MFP, Meisi Bolaños Weis,
dijo que estos gastos se incluyen en el presupuesto del Estado.

El director general de Política Fiscal del MFP, Adalberto Carbonell,
explicó que desde 2016 se comenzó a dar prioridad en el otorgamiento de
este tipo de subsidio a las madres con tres o más hijos menores de 12
años, en los municipios de Maisí (Guantánamo), III Frente (Santiago de
Cuba) y Buey Arriba (Granma), los que según el censo tenían mayor
concentración de estos casos.

"En 2017 ya está la indicación para revisar esa singularidad de las
madres con tres hijos o más en otros municipios del país, a fin de
priorizarlas en el acceso a este subsidio para mejorar o ampliar sus
viviendas", añadió Carbonell.

La viceministra Bolaños reconoció que los plazos de aprobación y entrega
de los subsidios a las familias beneficiadas son largos y tienen que
"reducirse".

Este programa de subsidios comenzó en 2012 y a casi cinco años, muchos
beneficiarios y aspirantes dijeron a DIARIO DE CUBA que el programa "es
otro mecanismo burocrático", y que "quienes toman las decisiones viven
de espaldas a la realidad".

"El subsidio es para construir nada. Yo lo solicité para reparación
total y solo me dieron para reparar baño y cocina, a pesar de que soy
propietaria", lamentó Ania Cabrera, vecina de La Habana Vieja.

El proceso para adquirir un subsidio, que suele tardar como mínimo un
año desde su solicitud, decide además qué puede o no reparar un
ciudadano sin importar el daño que tenga su vivienda.

Varios afectados denunciaron a DDC la "corrupción" en estos procesos y
los problemas en torno a estos subsidios estatales.

La situación de la vivienda en el país es crítica, hay familias que
tienen que improvisar e incluso sobrevivir en sitios readaptados como
vagones de tren.

El Gobierno también impide las reparaciones realizadas por los
propietarios y pone trabas y requisitos cuando no ofrece nada a cambio.
Por ejemplo, en 2016 solo en La Habana las autoridades impusieron 5.471
multas por remodelaciones de exteriores.

Source: El Gobierno promete 42 millones de dólares en subsidios para
arreglar viviendas (o algo así) | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1486724274_28826.html

Wednesday, February 8, 2017

Mejor o peor que antes de 1959?

¿Mejor o peor que antes de 1959?
7 febrero, 2017 11:22 pm por Santiago Emilio Márquez Frías

Manzanillo, Granma, Dr. Santiago Emilio Márquez, (PD) A Aldo de Jesús
Palma Maleta, de 90 años, cuando se le escucha hablar sobre su vida y la
de su familia, enseguida se comprende que está entre las personas que
viven en una pobreza extrema.
Es vecino de la calle Pedro Figueredo #162 entre Sol y Plácido, en
Manzanillo, Granma. La casa, de madera, está en muy mal estado. Está
situada en un promontorio, en una zona frecuentada por muchas personas
ya que cerca existe un agromercado llamado "La Kaba".

Dentro de la casa no hay divisiones. Aunque en otros tiempos había
cuatro cuartos, hoy es una sola habitación. Refiere el anciano que su
casa se fue derrumbando poco a poco, por no tener dinero para arreglarla.

El anciano ha perdido a dos de sus hijos. Le queda uno, de 44 años, que
se alcoholizó y no ha podido recuperarse.

En una esquina del local sucio y mal oliente se encuentran varias hojas
de periódicos que les sirven de colchón al anciano y a su hijo Aldo
Julio Palma Tamayo. En otro rincón, la esposa del anciano, Margarita
Tamayo Pérez, de sesenta y ocho años, duerme en el suelo abrazada a un
flacucho perro.

La fetidez es insoportable, se expande por todo el lugar. Brota de un
hoyo profundo, lleno de heces fecales expuestas al aire libre, por la
falta de servicios sanitarios.

Aldo de Jesús tiene una chequera de ciento noventa y dos pesos (moneda
nacional). De ese monto utiliza cuarenta y cinco pesos para pagar la
comida en el comedor que le asignaron, conocido como "Las Variedades".
Como no puede caminar, alguien -cuando se acuerda- le trae la comida.

Algunas veces el anciano matrimonio se alimenta de lo poco que su hijo
enfermo recoge en los basureros. Y el perro come también.

En ocasiones han pasado varios días sin tener qué comer.

Solo tienen un plato y una cuchara para los tres

Al aire libre lavan con un porrón de agua. Aprovechan cuando llueve para
bañarse. Los tres padecen de escabiosis y pediculosis.

No tienen entrada de agua y tampoco electricidad, se iluminan solo con
la luz solar.

Cada sesenta días son visitados por una trabajadora social del Consejo
Popular No. 4. Les ofrece ropas, vasijas, sabanas, colchón y camas; pero
todo se queda en el ofrecimiento, porque nunca han recibido cosa alguna.

Solo me viene a la mente una pregunta: ¿Estas personas viven mejor o
peor que los pobres de los que habló Fidel Castro en 1953 en su alegato
"La Historia me Absolverá"?
comuni.red.comunitaria@gmail.com; Santiago Emilio Márquez; móvil:
+53523574953
*Red Cubana de Comunicadores Comunitarios

Source: ¿Mejor o peor que antes de 1959? | Primavera Digital -
https://primaveradigital.org/cubaprimaveradigital/mejor-o-peor-que-antes-de-1959/

Moscú dona 1.500.000 dólares para la recuperación tras el paso del huracán Matthew

Moscú dona 1.500.000 dólares para la recuperación tras el paso del
huracán Matthew
DDC | La Habana | 7 de Febrero de 2017 - 21:04 CET.

Moscú donó 1.500.000 dólares como ayuda a la recuperación de los
territorios de Cuba afectados por el huracán Matthew, según divulgó la
embajada de Rusia en La Habana en una nota citada por la oficial Prensa
Latina.

"El Gobierno de la Federación de Rusia decidió cubrir las cuotas
especiales extraordinarias en el Fondo del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el de ese organismo internacional
para la Infancia (UNICEF)", dice el texto al que tuvo acceso el medio
estatal.

Según la fuente, Moscú financiará al PNUD un total de un millón de
dólares para la limpieza de las zonas dañadas y la restauración de la
infraestructura.

Asimismo —añade—, aportará a UNICEF 500.000 dólares para trabajos
vinculados al abastecimiento de agua y requerimientos de higiene pública.

Con destructivos vientos de 220 kilómetros por hora, intensas lluvias y
una velocidad de traslación de apenas 15 kilómetros por hora, Matthew
penetró el 4 de octubre de 2016 por la costa sur de la provincia de
Guantánamo y abandonó las tierras cubanas ocho horas después por un
punto cercano a bahía de Mata, Baracoa, en el extremo noreste del país.

Su paso dejó considerables daños materiales en los municipios de Maisí,
Imías, Baracoa y San Antonio del Sur.

En el norte de las provincias orientales de Guantánamo y Holguín provocó
inundaciones costeras con sobreelevación del nivel del mar de hasta
cuatro metros y olas que rondaron los ocho metros en algunos lugares.

Un puente de hormigón colapsó en el municipio de Imías y debido a la
caída de árboles y postes del tendido eléctrico quedaron interrumpidas
varias carreteras e incomunicadas localidades, además de las
afectaciones a cientos de familias por daños en las estructuras
habitacionales.

Desde el punto de vista ambiental, en San Antonio del Sur quedó
seriamente afectada la Reserva Ecológica Baitiquirí, que forma parte del
proyecto interregional Corredor Biológico del Caribe, al igual que
plantaciones de cacao, coco, café, cultivos varios y áreas ganaderas.

La Defensa Civil cuantificó los estragos causados en más de 63 millones
de dólares.

La cobertura del evento meteorológico estuvo estrictamente controlada
por fuerzas militares y de la Seguridad del Estado cubano, que
continuaron desplegadas tiempo después del paso del meteoro. Varios
periodistas independientes resultaron detenidos para impedirles trabajar
sobre el terreno.

Source: Moscú dona 1.500.000 dólares para la recuperación tras el paso
del huracán Matthew | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1486497879_28755.html

Tuesday, February 7, 2017

Bloqueo castrista, más que embargo estadounidense

Bloqueo castrista, más que embargo estadounidense
"¿Y ahora por qué ley va a paralizar mi construcción?"
Martes, febrero 7, 2017 | Alberto Méndez Castelló

LAS TUNAS, Cuba.- La orden con que el presidente Kennedy impuso el
embargo económico, comercial y financiero al gobierno del difunto Fidel
Castro cumplió 55 años el pasado viernes. Fue, según los castristas,
para "fomentar el descontento popular".

Cabe preguntarse: ¿Funcionarios a las órdenes del general de división
Samuel Rodiles Planas, presidente del Instituto de Planificación Física
de Cuba, también están dedicados a "fomentar el descontento popular" a
cuenta de leyes estadounidenses?

"No tengo nada contra ustedes, simplemente estoy haciendo mi trabajo",
dijo Yaquelín, jefa de Inspección de la Dirección Municipal de
Planificación Física en Puerto Padre, haciéndome preguntar: "¿Quién me
cierra las puertas, el embargo estadounidense o el bloqueo del
militarismo castrista?

Esta jefa no se llama Jaqueline, como la esposa de Kennedy, sino
Yaquelín, como las de la generación Y.

Eso ocurrió el lunes 17 de octubre de 2016. Y la jefa de inspectores se
había marchado sin contestar la pregunta de mi mujer: "¿Por qué no
podemos construir?"

Aunque nuestra construcción está amparada con la debida Licencia de
Obra, la jefa de Inspección había ordenado al inspector acompañante:
"Paraliza la construcción".

Y todavía hoy mi mujer, mi hijo y yo nos preguntamos: "Si poseemos
Licencia de Obra desde 1981 para construir nuestra casa en terreno
particular, inscripto en el Registro de la Propiedad desde 1917, y
poseemos los materiales adquiridos legalmente, ¿por qué no podemos
construir?"

En la prohibición de construir nuestra casa no constan leyes ni
artículos de decretos-leyes infringidos. En los renglones destinados a
las violaciones sólo aparecen rayas llenando espacios vacíos.

Pero esta no era mera decisión arbitraria de la jefa de Inspección
municipal. Setenta y tres días después de paralizada la construcción, al
mediodía del 29 de diciembre, una comitiva de 10 o 12 personas llegó
intempestivamente a bordo de automóviles a nuestra casa, haciéndome
decir: "Con tanta gente aquí, o tendremos una fiesta o un velorio, ¿no?"

Con semblantes fúnebres, mis inesperados visitantes se acomodaron junto
a una estiba de unos cuarenta sacos de cemento apilados en el recibidor,
adquiridos en las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) al precio de
6,60 CUC cada uno.

"¿Ante quién estoy?", pregunté a quién supuse jefe de la comitiva.

"Soy el director provincial de Planificación Física", dijo Norge Rojas Cruz.

"¿A qué honor debo tan encumbrada y numerosa visita?", dije.

"Queremos ver los documentos de la construcción", dijo el director.

El director hojeó mis documentos como un ciego ojea con su bastón, luego
pasó los papeles a su comitiva. Mientras la comitiva escarbaba en mi
Licencia de Obra, como escarbaría una gallina clueca procurándose un
nido, dije al director: "Venga conmigo".

Sentándose en la mecedora que fue de mi padre, junto a mis libros, el
director dijo, "tiene buena biblioteca". Apenas comenzaba mi alegato
cuando alguien de la comitiva vino y en voz baja dijo algo al director y
luego el director me dice:

"Su licencia es como si un médico recetara medicamentos sin método.
¿Cuándo usted comenzó la segunda planta?".

"¿Que cuándo comencé la segunda planta…? ¡Por supuesto, en 1981, con la
cimentación! O, usted cree que fue ahora, con las paredes de ladrillos
que doy inicio arriba… ¿Cuál es su profesión?", pregunté al director.

"Soy ingeniero agropecuario", dijo el director provincial de
Planificación Física en Las Tunas. Enseguida comprendo que entienda una
Licencia de Obra sólo descrita en los planos como un medicamento sin método.

"Usted, el director provincial, es ingeniero agropecuario; la directora
municipal, sólo es técnico medio; y el presidente del Instituto Nacional
de Planificación Física de Cuba, es un general retirado del ejército con
85 años de edad", respondí.

"Por esa razón pedí a la directora municipal de Planificación Física la
presencia de arquitectos; para que comprobaran en qué fase constructiva
se encuentra esta casa, y su correspondencia con lo descrito en los
planos", dijo él.

"Y ya los arquitectos y los funcionarios de Trámites del municipio
dictaminaron a mi favor, incluso, en voto colegiado con funcionarios de
la provincia. Ya la jefa de Tramites me notificó: 'Usted tiene razón, su
Licencia de Obra lo autoriza a construir esas habitaciones en la planta
alta de su casa'".

"Pero usted, director, no acepta el trabajo de sus propios funcionarios
y arquitectos, sabe por qué, porque la paralización de la construcción
de mi casa no es obra de Planificación Física, sino de gente que está
detrás de ustedes, pero que no dan la cara", dije al director, y el
director me respondió: "Para eso estamos nosotros".

"Paraliza la obra y ocúpales los documentos", dijo el director
provincial a Yaquelín, la jefa de inspección municipal.

"¿Por qué artículo lo paralizo?", preguntó la jefa de Inspección
municipal al director. "Por el Decreto-Ley 272, artículo 4.1.2 inciso
C", ordenó el jefe de Inspección provincial, junto al director.

"¿Usted prefiere que ocupe los documentos o los fotocopie?", pregunta la
jefa de inspección municipal.

"No se trata de preferencia: Planificación Física no puede ocuparme
documentos porque hasta este instante no me han notificado ninguna
violación. Fotocopie lo que quiera, de ocupar, nada", digo.

El director provincial y su comitiva abordaron sus automóviles y se
marcharon. En la dirección municipal de Planificación Física, Camilo, un
joven informático, fotocopia uno tras otro mi profuso legajo de
documentos. Concluida la tarea pregunto a Yaquelín:

"¿Y ahora por qué ley va a paralizar mi construcción?"

"Ya usted escuchó al director provincial, por el Decreto-Ley 272,
artículo 4.1.2 inciso C".

Miro sonriendo a la jefa de Inspección diciendo: "Usted sabe que eso es
ilegal. Usted no me puede aplicar ese Decreto-Ley porque yo no lo he
violado."

"Usted tiene razón, yo no puedo aplicarle ese Decreto-Ley", dijo la jefa
de Inspección. Y va y llama por teléfono al director provincial de
Planificación Física, y luego regresa diciendo: "Yo no voy a paralizar
la construcción de su casa".

Y parecería que no había mala fe, sino un mal entendido, si el pasado 12
de enero Anabel Domínguez Aguilera, directora municipal de Planificación
Física, no me hubiera notificado: "Paralización de la obra inicialmente
impuesta desde el 17 de octubre de 2016."

Y dirá el lector: Ahora sí le notificaron la ley que usted ha violado.
Pero se engaña quien así piense, porque luego de 109 días de
paralización hasta el día de hoy, nadie ha podido decir que está
paralizada esta obra por violación de tal o más cual ley.

En Cuba, un país donde el cemento falta, en nuestra casa hay una estiba
de sacos de cementos ya endurecidos como piedras, echados a perder.

Y en Cuba, donde personas con casas destruidas por los ciclones exigen
respuesta a las autoridades, las autoridades no van donde esas personas
porque, más que de recursos, hablando de "socialismo humano" carecen de
moral para llegar en sus automóviles adonde esas personas sin techo.

El director provincial de Planificación Física en Las Tunas, y sólo
citando un ejemplo, no va donde Pascual Cruz, a quien en 2008, a su paso
por el municipio de Puerto Padre, el ciclón Ike derrumbó su casa,
dejando a una familia de cinco personas sin techo.

Haciendo de mal policía, sin poder esgrimir una infracción de ley, el
director provincial de Planificación Física con su consejo de dirección
vino a mi casa, a paralizar una construcción, donde sí hay materiales
para construir, por lo que a 55 años del embargo de Estados Unidos a
Cuba, cabe preguntarse: ¿Qué sufren más los cubanos, el bloqueo
castrista o el embargo de Estados Unidos?

Source: Bloqueo castrista, más que embargo estadounidense | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/bloqueo-castrista-mas-que-embargo-estadounidense/

Monday, February 6, 2017

Vivir en un solar no es tan lindo nada

Vivir en un solar no es tan lindo nada'
Hacinamiento, derrumbes inminentes… una imagen muy distinta de la que ha
intentado vender el régimen
Lunes, febrero 6, 2017 | María Matienzo Puerto

LA HABANA, Cuba.- La estructura de las ciudadelas, cuarterías, casas de
vecindad o de los solares ha variado en La Habana según las necesidades
de vivienda. Antes de 1959 eran edificaciones subdivididas con baños
comunes ubicados por lo general en los barrios marginales de la ciudad;
después pasaron a ser solares también los palacetes abandonados que la
revolución repartió en calidad de usufructo a quienes lo necesitaban.

Hoy una cuartería puede ser cualquier cosa, desde un cine que comenzó
siendo un refugio para evacuados tras el paso de un ciclón, una librería
que fue cedida a damnificados tras un derrumbe, o un almacén de víveres
ocupado por un grupo de necesitados que se colaron ilegalmente.

También existe la variante de familias que han ido creciendo y han
segmentando la casa para ganar en privacidad. En el Vedado, detrás del
Convento de Letrán viven los Caín; en el municipio 10 de Octubre, por
años entre los primeros en sobrepoblación, proliferan las casas
fraccionadas en cuartos con cocinas, baños y salas independientes.

Neptuno 620 antiguamente era una tienda, después pasó a ser una
librería, ahora las paredes —lo mismo de bloques que de madera— se
confunden con lo que queda de vidriera. En la entrada por lo general hay
una manicura con sus clientas. Una de ellas cuenta las vicisitudes de
los vecinos.

"Imagínate que aquí nos han echado hasta maletines con mierda porque el
ambiente es lo peor", y agrega: "Nosotros vivíamos en el 616, y cuando
se cayó, hace 15 años, nos dijeron que nos evacuáramos aquí porque en
cualquier momento nos daban un apartamento en Alamar… y ya ves, hemos
tenido que crearnos nuestras propias condiciones. Aquí quedamos los que
hemos sobrevivido. Unos se han muerto, otros se han ido del país…"

La manicura tiene guarda menos esperanza: "En cualquier momento lo que
vienen es a ponernos una multa porque ya empezamos a cogernos el portal
y con esas leyes de que no se puede cambiar nada en las fachadas, nos la
aplican. ¿Pero qué querían? ¿Que estuviéramos toda la vida así viviendo
como en un corral, todo el mundo mirándonos a la cara?"

En San Lázaro 58 viven, entre otras personas, una señora de sesenta y
tantos años y su madre con demencia senil. Su casa, hecha de todos los
materiales imaginables, está dentro de un parqueo.

"Uy, esto era por un ratico y llevamos 24 años aquí", dice la más joven,
"y sin esperanzas de que cambie la cosa. Bueno, es que ni siquiera nos
han dicho que puede cambiar".

En San Miguel 559, Centro Habana, una adolescente dice no tener
recuerdos de su casa en buen estado. "Hace 16 años que estoy viendo el
techo apuntalado, y me acuerdo cuando el segundo piso se cayó, cuando yo
era niña".

El solar de La California ha sido uno de los más afortunados: Isaac
Delgado lo popularizó, se graban vídeos clips en su patio interior, en
el 96 fue reparado y, de 51 cuartos, pasó a tener 36 apartamentos.

Bárbara, la encargada de proyectos del solar, confiesa: "Lo que nos
queda es solo la fama".

"En el 96 estuvimos seis meses albergados, reconstruimos el solar con
nuestros propios esfuerzos, un grupo de familias se fueron a vivir a
otro lado, y como mejoraron las condiciones de vida, por supuesto que
mejoraron las relaciones", explica. "Ahora no tengo que preocuparme por
el baño colectivo ni por la barbacoa a punto de caerse". Sin embargo, la
tendedera de ropa para algunos es la reja de la entrada y los espacios
comunes son para que los ancianos cojan sol en sillas desvencijadas.

Línea y B es uno de los tantos palacetes del Vedado que perdió hace años
los balcones, las tuberías de desagüe sobresalen de las paredes y está
dividido en 21 cuartos.

"¿Qué diferencia puede haber entre vivir en un solar en el Vedado y otro
en la Habana Vieja o en Luyanó si son 5 libras de arroz y dos
adicionales en cualquier parte de la ciudad?", dice un vecino de Línea y
A, que acostumbra a coger aire en lo que queda de portal. "La revolución
se ha encargado de equilibrarlo todo, pagas 21 dólares por un par de
tenis lo mismo en el Vedado que en el Cotorro, hay lo mismo en el agro
de 26 que en el de la Víbora, lo importante es sentirse bien", y busca
aprobación en la presidente del Comité de Defensa de la Revolución (CDR)
que está pendiente a todo.

La vida en una casa de vecindad no es solo la imagen de solidaridad, de
café compartido con amor entre los vecinos o la complicidad que han
promocionado en no pocas ocasiones por los medios cubanos. También es el
hacinamiento, la promiscuidad de más de veinte apartamentos donde
debiera haber solo uno o dos. A veces lo más duro de la convivencia con
desconocidos —que después de años ya no lo son tanto— son los pequeños
detalles constructivos y de higiene.

"Vivir en un solar no es como lo pinta Buena Fe en sus canciones, ni
parece una telenovela ni es tan lindo nada", dice Javier, que tuvo una
novia en una cuartería famosa del Vedado, la de los Caín. "Lo peor son
los detalles, la música a todo meter, la basura en el pasillo, el
tendido eléctrico que parece tendedera, si se arma una bronca te meten
aunque no quieras", a lo que se puede agregar las soluciones para las
entradas de agua colectiva, los baños construidos donde apenas hay
espacio, las entradas obstruidas por las ampliaciones, las fosas
desbordadas o abiertas, las tendederas de ropa en espacios comunes y la
intimidad que los vecinos hacen colectiva.

Source: 'Vivir en un solar no es tan lindo nada' | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/vivir-en-un-solar-no-es-tan-lindo-nada/

Familia cubana vive hace 25 años en vagón de tren

Vagabundos en Guantánamo - 'El número crece y el Gobierno calla'

Vagabundos en Guantánamo: 'El número crece y el Gobierno calla'
MANUEL ALEJANDRO LEÓN VELÁZQUEZ | Guantánamo | 6 de Febrero de 2017 -
12:08 CET.

El número de vagabundos crece en las calles de Guantánamo y la prensa
oficial calla, se quejan habitantes de la ciudad.

"Cada vez son más y en Gobierno trata de ocultar su existencia", dice
una joven ama de casa. "Hasta los llaman de una forma delicada, personas
deambulantes. No sé a quién quieren engañar", comenta mientras espera
para entrar a la pizzería La Veneciana.

Muchos vagabundos viven en las calles porque no tienen familia a la que
pedir ayuda, otros están visiblemente alcoholizados.

"Mi mamá tiene un rancho que posiblemente esté en peores condiciones que
esto donde me refugio ahora", dice Joel Samillón, quien cree que pasará
el resto de su vida como indigente. "Con ella vive un hermano mío que
está casado y, como a mí no me gusta molestar, me tiré para la calle con
una mochila, a luchar", añade.

"Lavo mi ropa en el río y de paso me baño. Llevo casi dos años durmiendo
donde me coja la noche, aunque generalmente lo hago frente a la estación
de bomberos que está en el centro de la ciudad", indica.

Benigno García Cobas, otro vagabundo, pasa las tarde en el parque José
Martí.

"Duermo en los corredores de la ciudad en busca de abrigo y
subsistencia. Me la paso recogiendo vasitos, laticas de cerveza o
refresco, una botella. Así me busco mi dinerito para comer", señala.

Los vagabundos tienen "casi nula capacidad de acceder a los recursos
básicos para satisfacer sus necesidades elementales como la
subsistencia, protección, afecto, participación, ocio", advierte una
psicóloga bajo condición de mantener el anonimato.

"Estas personas no ejercen sus derechos como seres humanos ni como
ciudadanos y son víctimas de exclusión social, al no poder insertarse en
una serie de procesos (trabajo, salud, familia, educación, ingresos,
entre otros) que les permitirían mejorar su calidad de vida", agrega.

Odalis Urgellés se refugia en las calles y en el alcohol desde la muerte
de su pequeño hijo. Vende lo poco que le queda para sobrevivir. "A veces
tengo que vender una ropa de las que aún conservo para poder
alimentarme", dice esta mujer que asegura haber sido psicóloga.

Comer es justamente uno de los principales problemas para los vagabundos
en un país en constante crisis.

"Hace aproximadamente 19 años que vivo rodando en la calle y hay días
que no almuerzo, como por ejemplo hoy", afirma un hombre de 70 años de edad.

La mayoría de los sin hogar entrevistados coinciden en que los comedores
a precios subsidiados para personas de más de 60 años de edad son un
alivio, "aunque a veces ni para eso tenemos dinero".

Un empleado de unos de estos comedores explica que "el precio de la
comida, por lo general, es de un peso con algunos centavos en moneda
nacional y en ocasiones menos".

El plato que reciben los comensales puede incluir arroz, frijoles,
picadillo y a veces pollo o carne de cerdo, detalla.

"Se le vende comida a quienes designan los trabajadores sociales y a los
autorizados por los delegados de Circunscripciones", precisa y confirma
que es frecuente la afluencia de mendigos.

Pese a la dura vida que llevan, varios de estos vagabundos aseguran que
no reciben ayuda del Gobierno.

"Mira cuantos locos hay por ahí y no le dan ayuda a ninguno. El Estado
jamás me ha brindado ayuda. Te dicen una cosa y es otra. Esto aquí no va
a cambiar nunca y mucha gente sufre en la calle por la situación que se
está viviendo, pero aquí estamos", concluye Odalis Urgellés.

Source: Vagabundos en Guantánamo: 'El número crece y el Gobierno calla'
| Diario de Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1486379325_28635.html

Sunday, February 5, 2017

I Did Not Enter This House Through The Window

"I Did Not Enter This House Through The Window" / 14ymedio, Luz Escobar

Every night when Bisaida Azahares Correa goes to bed and looks at the
ceiling, she is afraid that when the sun comes up she will have leave
the house where she lives with her two children. This dwelling in the
Siboney neighborhood is her only chance of not ending up sleeping on the
street, but its walls are also the source of her major headaches.

The phrase "forced extraction" makes this well-spoken and
straight-talking woman shudder. The first time she read those two words
together was six months after her husband, Dr. Nelson Cabrera Quesada,
left on a medical mission to Saudi Arabia. Since then her life has been
turned upside down.

Life in the converted garage revolves around the impending eviction. A
situation that contrasts with the large mansions and opulent chalets –
where life seems almost bucolic – that surround the modest home of the
family.

A few yards away, the presence of bodyguards betrays the place where
Mariela Castro lives, the daughter of the Cuban president. Nearby is
also the spacious home of Armando Hart, former Minister of Culture. All
are Bisaida's neighbors, but they are not aware of the drama that
defines the life of this almost 50-year-old woman.

The Cuban authorities have recognized that the housing problem is the
primary social need in Cuba. Analysts estimate that the country has a
deficit of 600,000 homes, but in the last decade housing construction
has fallen by 20%.

In the midst of this situation, the so-called "forced removals" of those
who have occupied an abandoned state "shed," a property closed for years
due to the emigration of its owner, or who have erected a house on
vacant land, are frequent. But Bisaida's case is different.

An official notification recently ordered the family to leave the
property because it is owned by the University of Medical Sciences. The
woman vehemently questions that statement. She says that in 2005 she
settled in the house with her husband and their children to care for the
doctor's grandmother.

After the death of the lady, the couple did everything possible to
regularize the situation of the house that had been given to Cabrera
Quesada's grandfather in 1979 when he worked as an administrator in the
department of International Relations at the university. After living
there three years, the teacher won the right to have the property
separated from the institution and turned over to her

The law recognizes that "at the end of a housing claim" after a tenant
lives there for 15 years, "the municipal Housing Directorates issue a
Resolution-Title of Property in favor of the persons with the right and
who agree to pay the total in 180 monthly payments." In this case, the
family says they have settled the debt with the bank.

However, the twists and turns of the bureaucracy made the legal transfer
into the hands of the family impossible. The grandfather ended up
retiring and emigrating to the United States, although his wife remained
as the principal resident of the house until her death. Since then the
family has repeatedly tried to obtain the housing papers, but they have
only received threats.

Among the worst moments Bisaida remembers is the day they showed her
husband a document that declares they are illegal occupants. They were
given fifteen days to leave the house. Although the doctor wrote letters
of complaint "to all levels," the answer to his claim can be summed up
in two intimidating words: "no place."

The woman, who is recovering from breast and uterine cancer, says her
husband "has not had the support of any of the ministries involved in
his case nor of the University."

"All I want is justice, my husband's grandparents lived here for decades
and we've been here twelve years," complains Bisaida. She is not
demanding a gift or violating the law for her own pleasure. She only
wants the house to be passed on as personal property, as stipulated in
Resolution No. V-002/2014 of the Minister of Construction, Regulation of
Linked Homes and Basic Means.

Their situation forces them to live virtually locked up.

"We are afraid to leave," the woman laments. They fear that once outside
the house the authorities will take advantage to block access or place
an official seal on the door.

"I did not enter this house through the window," says Bisaida. She shows
the address that appears on her identity card and that matches letter by
letter with the location of the small garage.

Source: "I Did Not Enter This House Through The Window" / 14ymedio, Luz
Escobar – Translating Cuba -
https://translatingcuba.com/i-did-not-enter-this-house-through-the-window-14ymedio-luz-escobar/