Saturday, August 22, 2015

Indignación en Cuba por estafas con materiales de la construcción

Indignación en Cuba por estafas con materiales de la construcción
[21-08-2015 16:03:35]
ICLEP

(www.miscelaneasdecuba.net).- Texto: Yoandys Guerrero
Álvarez. Jatibonico, Sancti Spíritus. De problema social sin solución, a
la vista de todos, es catalogada la práctica delictiva de una
institución del estado. En el llamado rastro, entidad cuyo objeto social
es la venta de materiales de construcción, bajo la complicidad del
empleado y la administración, se le roba impunemente al pueblo. "Si
quieres comprar cemento con la medida que lleva cómpralo sellado", dijo
un dependiente.
Un ciudadano, quien denunció el caso el 3 de julio, aseguró a este medio
informativo la estafa de la cual fue víctima. En el lugar existen
cubetas tomadas como unidad de medida, utensilio a través del cual se
comete el atraco. Lo establecido para la venta a la población es 42. kg
por saco, cuyo importe equivale a 84 kg pesos MN.

La queja está referida a los sucesos que se desarrollan en el rastro,
ubicado en circunvalación sur, municipio Jatibonico. El día en cuestión
en que dicho ciudadano, después de adquirir 45 sacos y percibir la
estafa se dirige a comprobar el peso en otro establecimiento (el
conocido Mercadito), constató como resultado que faltaban como promedio
6 kg en cada saco. Esto arroja una diferencia desfalcada equivalente a
270 Kg.

Según testimonio de otra persona afectada que en una ocasión necesitó
comprar cemento, al no estar conforme con la medida con la cual le
despacharon, protestó en voz alta, acto seguido el dependiente le
sobrecargó 3 sacos y le dijo: "No me formes rollo aquí. Mira como está
la cola".

Source: Indignación en Cuba por estafas con materiales de la
construcción - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/55d72fb73a682e0ef8157ebc#.VdhhVfaqqko

Thursday, August 20, 2015

Caimanera, un pueblo zombie

Caimanera, un pueblo zombie
Prohibida la pesca, disminuidas la actividad portuaria y las fuentes de
empleo, acosado por el peligro de la despoblación: el aislado Caimanera
parece abocado a convertirse en un pueblo fantasma.
jueves, agosto 20, 2015 | Roberto Jesús Quiñones Haces

GUANTÁNAMO, Cuba – Caimanera es un municipio con estatus especial. Con
una superficie algo superior a los 360 km2 –115 de ellos ocupados por la
Base Naval estadounidense–, cuenta con una población de alrededor de
diez mil habitantes.

El pueblo, enclavado en la bahía de Guantánamo y a 17 km de esa ciudad,
fue antes de 1959 una comunidad dinámica gracias a la pesca, el
transporte de pasajeros vía marítima, la actividad portuaria, la
producción de sal, las ofertas de empleo de la base militar y el
turismo. Aunque los oficialistas, cuando se refieren a ese período, sólo
mencionan manchas como la prostitución y la mala conducta de los marines.

De aquella Caimanera queda muy poco. En lugar de las hermosas casas de
madera, muchas de ellas edificadas sobre pilotes en el mar, se alzan
varios edificios de prefabricado, monocordes y lacónicos como la vida
actual del poblado. Las viejas construcciones desaparecieron por la
desatención y la escasez de recursos

La pobreza y las consignas son un binomio inseparable aquí. La Base
Naval se ve desde los techos de los edificios. Es como una tentadora
llamada a otro mundo, muy cercano, pero inaccesible por la gran cantidad
de minas y cercados que la rodean.

Un pueblo zombie

En 1985 Caimanera fue declarado municipio especial junto con Boquerón,
otro poblado allende la bahía donde se realiza la actividad portuaria.
Desde entonces a los trabajadores se les paga un 30% por encima del
salario básico y a los lugareños se les vende medio litro de leche
diario si son mayores de siete años, a diferencia del resto de Cuba,
donde a partir de esa edad se comercia a precio de mercado. Además,
reciben una cuota de carne de 115 gramos por persona cada quince días,
otra condición preferencial.

Pero tales beneficios no acallan el creciente descontento de los
caimanerenses, pues desde 1985 el poblado no ha hecho más que retroceder
en cuanto a lo social y económico.

Según informaciones recopiladas por una encuesta que CubaNet aplicó el
pasado mes de julio a 65 caimanerenses, la población disminuye
progresivamente y quedan muy pocas personas entre los 18 y 40 años de
edad, debido a las salidas ilegales del país y las migraciones internas.
Un hombre de 47 años que prefirió el anonimato afirmó que muchos han
escapado hacia la Base, a riesgo de pisar una mina.

Otro caimanerense, un joven de 21 años, refiere que la única opción
recreativa es ver la televisión o sentarse en el parque, porque el cine
teatro hace varios años que está cerrado y las actividades culturales y
recreativas son escasísimas. Jamás los artistas de relevancia nacional
visitan el lugar y los guantanameros lo hacen muy poco. Quizás por eso
53 de los encuestados (81.53%) están insatisfechos con las opciones
culturales y recreativas que ofrece el municipio.

La encuesta también reveló que a pesar de la estimulación salarial hay
poca circulación monetaria, dado que alrededor del 40 por ciento de los
trabajadores vive en Guantánamo. En este momento Caimanera sólo recibe
ingresos por el cobro del servicio del agua, la gastronomía y el
comercio, pues el puerto de Boquerón pertenece a Santiago de Cuba, la
salina a La Habana y la Empresa Pesquera a Granma.

Un hotel vacío y un tren discriminatorio

Construido a finales de la década de los años ochenta, el hotel
Caimanera permanece casi siempre vacío. Incide en el hecho que la zona
está considerada como de alta sensibilidad para la defensa y al poblado
se accede únicamente mediante un pase autorizado por el Ministerio del
Interior.

Los extranjeros tienen que pagar unos diez dólares para dar un incómodo
viaje en tren hasta el poblado. Se sale a las dos de la tarde de
Guantánamo, y los nacionales deben cederles sus asientos.

Al entrevistar a un miembro de la tripulación del tren
Guantánamo-Caimanera, quien pidió preservar su identidad, el empleado
aseguró que esa discriminación ocurre cuando el grupo de turistas es muy
grande. Algo, según él, excepcional. "Cuando algún turista queda de pie,
le pedimos cortésmente a los demás pasajeros [a los cubanos] que cedan
sus asientos pues los turistas pagan diez dólares por visitar el
poblado. Comprenderá usted que por ese precio no deben ir parados",
concluyó.

Un pasajero afirma, en tanto, que para evitar mayores inconvenientes
primero pasan los turistas y después los cubanos. Sin embargo, "a veces
han llegado turistas de forma sorpresiva y los tripulantes del tren y
otras personas vestidas de civil nos hacen entregar los asientos",
asegura el viajero. "Yo no sé por qué transportan a esa gente en este
tren tan malo, con tantas guaguas que tiene el Ministerio de Turismo",
concluye.

Una mujer entrada en años, con mucho misterio, aprovecha que no hay
nadie prestando atención para conversar un poco. "Te voy a dar mi
opinión, pero no pongas mi nombre porque yo voy a buscar leche casi
todos los días y pueden impedírmelo. El problema es que con los turistas
vienen un montón de guías y de gente de la seguridad y ellos también
tienen que sentarse. El pasajero no tiene seguro el asiento hasta que
sale el tren", cuenta.

El negocio como vía de sustento

Luego de la crisis iniciada en los años noventa las posibilidades de
empleo en Caimanera han ido disminuyendo ostensiblemente, lo que ha
provocado la búsqueda de vías alternativas de sobrevivencia de sus
pobladores, entre ellas la venta de la leche que reciben como
"recompensa" de vivir en un "municipio especial".

Siendo un pueblo pesquero, en Caimanera no se venden mariscos ni
pescado. Quienes están autorizados a pescar deben entregar su trabajo a
la cooperativa Gustavo Fraga, para que dicha entidad traslade el acopio
hacia la provincia Granma, donde se elabora el producto y se envía de
vuelta, ya a precios muy altos.

Ello ha provocado la proliferación de los pescadores furtivos que pueden
encargarse además de la comercialización clandestina, si tienen la
suerte de pasar el control policial establecido en el Combinado Lácteo
de Guantánamo.

Pidiendo un permiso de entrada

La oficina para solicitar un pase de entrada a Caimanera queda en la
calle Bartolomé Masó. Sin un solo asiento que ofrecer al público, allí
un funcionario vestido con pantalón verde olivo y camisa oscura decide
quién puede acceder al pueblo.

"¿Qué va a hacer Ud. en Caimanera? ¿A qué organismo pertenece?",
interroga. Al confesarle la intención de tomar unas fotos como
periodista independiente, su respuesta es: "Mire, Caimanera es una gran
unidad militar y exige requisitos especiales para la entrada de visitantes".

Ante la pregunta de cuáles son esos requisitos, su reacción es tajante.

"Usted no los cumple". ¿Por qué? "No tiene autorización de ningún
organismo del estado".

Inclusive, "las reservaciones en el hotel están sujetas a una aprobación
especial de la jefatura del MININT [Ministerio del Interior] y lo de los
turistas no es aparte", señala el mismo personaje, al preguntarle por la
posibilidad de una habitación en el hotel del pueblo si uno fuese
extranjero, en lugar de cubano.

Los caimanerenses y la Base Naval yanqui

Una encuesta a 65 caimanerenses reveló que 62 de ellos (95.38%) estima
que no sería bueno que los norteamericanos devolvieran la Base

Naval. Entre ellos, 49 señalaron que si eso ocurre pueden perder los
beneficios por concepto de "municipio especial", mientras que 57 dijeron
que la devolución de la Base puede provocar un desplazamiento forzoso
ante la posibilidad de que el gobierno cubano la convierta en otra base
militar, o en una zona franca o turística.

El 96.92 % de los encuestados considera bueno que los norteamericanos
vuelvan a ofertar empleos, algo que hasta ahora no ha permitido el
gobierno cubano.

Prohibida la pesca, disminuidas notablemente la actividad portuaria y
las fuentes de empleo, y acosado por el peligro de la despoblación,
Caimanera parece abocado a convertirse en un pueblo fantasma.

Source: Caimanera, un pueblo zombie | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/caimanera-un-pueblo-zombie/